Wilfred (4x06) Patterns: Patrones

“La verdad está fuera de todos los patrones fijos.

Bruce Lee

En su primera temporada nos dieron los 13 siguientes pasos:

Felicidad, confianza, temor, aceptación, respeto, conciencia, orgullo, ira, compasión, aislamiento, duda, sacrificio e identidad.

En su segunda temporada nos dieron otros 13 nuevos:

Progreso, dejarlo estar, dignidad, culpa, ahora, control, evasión, verdad, servicio, honestidad, preguntas, resentimiento y secretos.

En su tercera temporada nos dieron otros 13 más:

Incertidumbre, confort, sospecha, sinceridad, vergüenza, engaño, intuición, perspectiva, confrontación, distancia, estancamiento, heroísmo y lamentos.

Y, ahora, en su cuarta y última temporada:

Primer episodio “Amends”, enmienda; segundo “Consequences”, consecuencias; tercero “Loyalty”, lealtad; cuarto “Answers”, respuestas; quinto “Forward”, adelante y sexto “Patterns”, patrones.

¿Wilfred es Mataman o Krungel? ¿La felicidad o perdición? ¿No era un poco de ambas posibilidades a tono con el color de su pelaje? Esta última temporada de “Wilfred” está dando todas las respuestas pertinentes a la mitología de la serie dejando a Ryan en ese abismo en el que no sabremos hasta el último episodio si acabará saltando hacia un arcoíris o un acantilado sin fondo ni final. “Patterns”, sexto capítulo que nos acerca al cierre de la dramedia de FX, persiste en la idea de rememorar a todo y todos los implicados en el camino que ha ido recorriendo la serie desde junio de 2011 e incluso guiños hacia su ficción originaria australiana. Toca cita de Bruce Lee y conocer esa verdad que está fuera de todos los patrones fijos. ¿Cuál será? Tampoco es que los guionistas de “Wilfred” vayan a ofrecer la gran revelación pero sí están conformando una temporada con miguitas informativas para ir gestando una evolución gracias a homenajes referenciales a su propio universo. ¿Qué nos espera en “Patterns” aparte de confirmar quién es Mataman y Krungel en ese ‘juego final’?

Genevieve (Julie Hagerty), la secretaria durante 30 años del padre de Ryan, era aquella ‘socia’ que se encargaba de los pagos del chantaje a ese supuesto miembro de la secta del Rebaño del Pastor Gris. Fingía visitar a su tío para hacer las entregas en una papelera de la playa y Ryan sigue sus pasos… y al supuesto criminal fanático repleto de respuestas. Ryan descubrirá, por el contrario, a Bruce disfrazado de viejo pero no nos encontramos ante Dwight Yoakam sino con el rostro y presencia de William Baldwin. Dejan claro que se trata de una ‘eliminación de toxinas’ y Bruce, evidentemente, está para jugar… a una de esas perrunas, extraños y peligrosas travesuras. Ryan no quiere jugar a ese ‘juego final’ pero acabará formando parte de ese mind-game directo hacia su psique entre Bruce y Wilfred. La relación Wilfred/Jenna/Ryan es el triángulo central emocional detrás de la línea argumental de misterio. Wilfred quiere que Ryan y Jena acaben juntos tras el fracaso matrimonial con Drew por parte de su dueña. Jenna da la impresión de estar dispuesta a dar una oportunidad a la amistad (‘recontactar’ y lo que surja) de aquel ‘vecino’ que siempre estuvo allí para ayudarla mientras le exonera de toda responsabilidad por ese beso que ella mismo le dio… y sus consecuencias. Pero, ¿qué opina Ryan al respecto? ¿Y Wilfred de ser ese paño de lágrimas y cojín de lamentos? El perro quiere huir de tanto empalago y tampoco es que tenga demasiados sitios donde escapar con Ryan marcando un espacio entre ambos. Es inevitable la confrontación y más si Bruce está dispuesto a jugar… 

La cuestión es que Bruce nos va revelando muchos detalles de que se comporta como un perro y finalmente hallamos la revelación ante ese batalla de ingenio en la un juego como ‘La luz de la luna cayendo por las plumas de la garza’ consiste en comerse un post-it más rápido que el oponente. Otro de los misterios de la serie será resuelto y hallaremos la ‘verdad’ sobre Bruce y por qué podía interactuar con Wilfred. Bruce es un perro con forma de humano disfrazado de perro pero que se disfrazaba completamente de humano. ¿Se me entiende? Más simple: Bruce es Krungel y ha estado engañando todo el rato a Ryan para conducirle el desvarío final. ¿Y eso que dijeron que no se podían distinguir el uno del otro hacia referencia a un cristal repleto de babas de perro? En realidad, Bruce/Krungel se disfrazó del señor mayor que existe en la vida real y que es aquel que se encargaba de chantajear a Henry. Ryan le localizará gracias a GPS de Wilfred e intentará quitarle una peluca que es real (aunque se noten sus kilos de látex). Herido, el misterioso anciano saldrá del lugar navaja en mano y dejando claro que conoce la locura de su madre. ¿Y cómo continuamos desde aquí? ¿Krungel planeó tanto su aparición como desaparición para provocar que Ryan se enfrentara a un viejo que pudiera matarle? ¿Se trataba de dejar al protagonista tan descolocado como a los espectador? ¿Tendremos cameo a la vista de Mary Steenburgen para dar sentido al sinsentido final? “Patterns” tiene moraleja afín a la cita de Bruce Lee:

"Juré que no me vería envuelto entre tus juegos con Bruce. Y es exactamente lo que ha pasado. Cometo las mismas estupideces una y otra vez. Y me pregunto por qué estoy igual que como empecé.

Wilfred tiene claro que el primer paso para detener un mal patrón es reconocerlo y tal vez sea el motivo por el que Ryan evita a Jenna y su influjo. ¿La felicidad de Ryan se encuentra alejado de su vecina o está condenado a formar ese triángulo con su (Dios) perro? De momento, que alguien explique a Wilfred el tema del dinero… que sigue perdido después de cuatro temporadas.

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