“Vampire Academy”
Director: Mark Waters
EEUU
2014
Sinopsis (Página Oficial):
Rose (Zoey Deutch) y Lissa (Lucy Fry) son como la mayoría de chicas adolescentes: les gustan los chicos, ir de compras al centro comercial y se sienten incomprendidas. Pero hay una gran diferencia entre ellas y el resto: Lissa es una princesa vampira, perteneciente a la línea de sangre Moroi, mientras que Rose es la guardiana encargada de protegerla. Tras escapar de la Academia St. Vladimir, las mejores amigas son capturadas y forzadas a volver a la escuela, donde Rose queda bajo la estricta supervisión de su estoico mentor, Dimitri (Danila Kozlovsky). Su castigo se va volviendo más y más desafiante cuando se da cuenta que su atracción por Dimitri va en aumento. Mientras tanto, Lissa lucha para equilibrar su rol de princesa con quien realmente es en su interior, todo mientras se enfrenta a mortales enemigos decididos a destruir su línea de sangre real.
Nos encontramos ante una de las películas más desaprovechada del año, donde salvar algo revela cierta incoherencia e hipocresía. ¿Si apuntillas los fallos de la sagas ‘Crepúsculo’ y ‘Harry Potter’ no te hace quedar mal y como el fruto-culo aplaudir e indicar algo positivo de “Vampire Academy”? Con un pésimo montaje, un guión previsible, superficial y cursi a niveles vomitivos, la cinta es aburrida hasta la muerte en vida… pero la cuestión es que sus infinitas limitaciones hacen florecer un film con un tono auto-consciente e incluso gracioso en los márgenes de su ironía. El problema, no obstante, es otro: la película ha sido un absoluto fracaso. Poco importan las malas críticas de fans y/o haters sino el tránsito de los espectadores por las salas de cine. Algunos señalarán que después del fiasco de “Hermosas criaturas” queda claro que Zoey Deutch es la gafe aunque la pregunta pudiera ser otra: ¿y por qué no una serie de The CW para garantizar un mejor futuro de esas sagas literarias condenadas a perderse en los fiascos de taquilla en sus primeras entregas?
Que en EEUU no hicieran pase de prensa ratificaba en cierta medida el desastre que se produjo. Hallar en sí las deficiencias de la cinta de Mark S. Waters pasan por contar los bostezos del propio espectador que sufrió el propio designio de las protagonistas: secuestradas al comienzo de la película para someterse a un carrusel supuestamente de horror que únicamente es capaz de provocar vergüenza ajena. El soniquete es el mismo: es un cruce de (todo lo peor de) ‘Crepúsculo’ y ‘Harry Potter’ y, posicionados en tan fatídico hechizo, únicamente nos queda subyugarnos al tedio permanente, al prolongado martirio de un recital de institutos con todos sus clichés. Los lugares comunes quedan enmarcados en ese ataúd de vampiros ‘buenos’ y sus protectores teniendo la amenaza de aquellos chupasangres que se encadenaron al lado oscuro. Hay poco más, aunque “Vampire Academy” quiere redimirse a su tono burlesco y humor que coagula entre su ausencia de hemoglobina. Considero, por el contrario, a la cinta del director de “Ojalá fuera cierto” un vehículo perfecto para un análisis en una escuela de cine: ¿qué cambiarías para que funcione y no sea tan vergonzosamente previsible? Y es que en el libreto de Daniel Waters se intuyen en los primeros minutos las tramas y los villanos, los giros y la solución de cada uno de los conflictos. Y en esos terrenos queda poco lugar y espacio para la sátira o el guiño referencial en un cosmos académico marcado por la divinidad y la popularidad, por los chicos malos y los matones incapaces de salir del molde imprimido. El estereotipo y el cliché son la nueva sangre cinematográfica más superficial y endulzada con visible (y risible) edulcorante artificial. Hemos quedado atrapados, del mismo modo que los personajes que interpretan Zoey Deutch y Lucy Fry, en una adaptación de una saga literaria para adolescentes donde las hormonas nublan el juicio y evaporan las neuronas. No hay salida ni posibilidad de variación. Estamos condenados a esa vida (y muerte) eterna. ¿Es el FIN o los espectadores estamos sentenciados a alimentarnos violentamente del FAIL?
Desconozco si los fans de los libros sacarán sus colmillos ante tanta ‘real’ tontería. Desconozco si el espectador de ‘a pie’ se desdoblará para lanzar sus garras ante un ese mondo Cornetto: Moroi, Strigoi, y Dhampir. Desconozco si la crítica hizo sangre por combinar en la misma película las palabras ‘magia’ y ‘vampiros’. Desconozco si cualquier persona con dos dedos de frente gritará que está ante una película de institutos (de toda la vida) con vampiros estilizados y postmodernos (de toda la vida). Desconozco si la frase «es una película para divertirse» puede colar a estas alturas. Lo que no desconozco y sí puedo afirmar que el mundo, vampírico o no, sin internet es una mielda de tres pares de cojons. Un universo aburridísimo… como, al fin y al cabo, esta película.
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