Páginas Bastardas

lunes, 14 de abril de 2014

Comienza la séptima y última temporada de Mad Men

“Time Zones”, primer capítulo de la séptima temporada de “Mad Men”, marca el principio del fin de la premiada y alabada serie de AMC. Del mismo modo que sucedió con “Breaking Bad”, el adiós de Don Draper va a ser dividido en dos entregas y su creador, Matthew Weiner, no parece darnos pistas sobre las encrucijadas emocionales y crisis existenciales que viven los personajes. Si en In Care Of” (6x13), season 6 finale, sabíamos que California iba a tener tanta presencia como Nueva York, “Time Zones” va a jugar con los elementos fantasiosos en su presentación para insistir posteriormente en aquello que esconde la fachada. Estamos a finales de los 60 y da la impresión de inmovilidad en los protagonistas con Sterling Cooper & Partners fusionada y fracturada en SC&P por la propia salida (y exilio) de Draper y coincidiendo con la creación de unas oficinas en Los Ángeles para ser ocupadas por Pete y Ted. ¿Cómo se resolverá todo? O mejor dicho, ¿cómo dejarán satisfechos a los seguidores de una de las serie estrellas de la edad de oro de la televisión del Siglo XXI? Es momento de aterrizar en “Time Zones”.

Peggy sigue siendo rechazada en un mundo de hombres y su vida personal un completo desastre. Algo parecido pudiera sucederle a Roger Sterling que sigue sin encontrar un lugar en ese quebrantado cosmos y nos deja el remanente de los desvaríos y excesos de la burguesía a finales de los 60 y principios de los 70. Joan Harris también parece atrapada en el tiempo junto con el resto de personajes, haciéndose valer tanto como mujer como por madre para desligarse de esa imagen de secretaria elevada a icono. En el season 7 premiere no vamos a tener nada de Betty o Sally dentro de los márgenes del último adiós y, pese a contar con otro bloque de capítulos para 2015, “Mad Men” sigue marcando sus credenciales junto a la espiral descendente que marca el destino de Draper desde sus créditos hasta presumible fin. Sin Don trabajando en publicidad nos interesaba conocer su estado así como el de Megan en California. Enero de 1969 es el punto de inicio de “Time Zones” y Nixon también hace acto de presencia en su discurso inaugural como una introducción que parece dirigirse, a través de Fred Rumsen, a la propia audiencia para perfilar la serie como un anuncio. Freddy ahora es un freelance que es capaz de impresionar hasta a la mismísima Peggy con un comercial de relojes Accutron y le vemos completamente recuperado de esas imágenes que quedan en el subconsciente de los seguidores de la serie presenciando cómo se meaba en sus propios pantalones. Siempre hay esperanza, parece decirnos su personaje… aunque, ¿la encontrarán el resto de protagonistas?


No ha pasado demasiado tiempo desde el cierre de la sexta temporada y el viaje a California de Don nos confirma que sigue junto a Megan pero en costas separadas. La tensión se encuentra allí y los detalles (ahora es ella quien ‘conduce’ su vida) siguen dando breves puñaladas al alma de Don Draper. Ya no hay un espacio para él: ni en la vida personal de otros, ni en su trabajo. Las alegorías de Don atrapado en su propio infierno van a ser ostensibles con los paralelismos de esas dos amantes (la real, su mujer; y la imposible, en el avión) como prismas del habitual juego de guión que nos plantea la serie. Que las ventanas del balcón de su apartamento neoyorkino no puedan cerrarse deja claro a ese personaje atrapado entre dos ciudades, dos vidas. La vuelta de Ted a Nueva York generará cierta tensión con Peggy, mientras ésta lidia con el nuevo ‘Don’ (Lou Avery) dándose cuenta de que sigue siendo humillada / repudiada por los hombres… incluso por un niño o su propio cuñado. Consumida y sin vida personal tras apuñalar accidentalmente a su novio, a Peggy no le va mejor que al propio Don, ambos tan iguales como actualmente distanciados. Todo lo mal parado y cabreado que vemos a Ken y su parche se contrapondrá a ese Pete Campbell que parece haberse reinventado en California a golpe de polo Lacoste y bronceado natural. ¿Quién esa nueva rubia llamada Bonnie (Jessy Schram) que devora a los hombres con la mirada? Apostamos a que la conoceremos más a lo largo de la despedida de “Mad Men”.


No sé si ver Roger Sterling desnudo en cierta medida contradice el espíritu de melodrama estilizado propio de la serie o, posiblemente, ejerza de la evolución tanto de la ficción como de la época donde ha quedado integrada. Su vida ahora son cuerpos de hombres y mujeres desparramados por su habitación tras una orgía y el encuentro con su hija Margaret para ‘perdonarle’ por todos sus errores pasados y exuberancias presentes, le sigue dejando marca. La vuelta a la cama con su nueva amante y amor libre va a dejar a Roger mirando al techo, hastiado incluso de sí mismo y meditando de cara a un futuro alejado también de Joan. La madre de su hijo tendrá que seguir reafirmando su inteligencia por encima de las apariencias ante hombres que la consideran una mujer objeto. Su trama junto a Wayne Barnes, nuevo director de marketing de Butler Footwear, va a quitar algo de estrés a Ken Cosgrove y a nuestro sonriente Bob Benson fuera de plano en Detroit. Wayne será puesto en su sitio y Ken pondrá su pendiente de vuelta. 


Sabemos que Don es el centro de “Mad Men” y en su encuentro con su mujer en California conoceremos a su agente, que la carrera de actriz de Megan puede deparar un papel para una serie de NBC y que la compra de un nuevo televisor por parte de Don sigue (de)construyendo su relación que en cierta medida funciona como un culebrón en los que participa la actriz. Desde su noche de sexo y la hipocresía de utilizar el ¿inexistente?trabajo como válvula de escape tendremos los paralelismos en esa ¿hitchcockiana? mujer, interpretada por Neve Campbell, que les convertirá en dos extraños en un… avión. Realmente la historia sobre esa viuda y las cenizas de su esposo tiene mucha más potencia que Sylvia Rosen y la lectura de ‘El infierno’ de Dante. Con el hechizo roto llega la decepción, también la de Don consigo mismo… y esa excusa que anteponía a todo. El trabajo es invisible… o tal vez no. Vemos la investidura del presidente Nixon en su apartamento y que realmente Freddy trabaja para Don… o, mejor dicho, Don ‘trabaja’ a través de Fred. Nunca se ha ido aunque le veamos incapaz de cerrar la ventana de su balcón. Siempre tratará de estar allí, como la propia serie. Algo falla… Del ‘Infierno’ y calor californiano hemos pasado al lado gélido ¿de la vida o de la muerte? Suena ‘You Keep Me Hanging On’ de Vanilla Fudge y observamos a un palpitante Don Draper que tal vez nos hable del largo adiós de esa defunción llamada existencia. Sigue ahí entre esos dos mundos y ventanas, sobreviviendo a sí mismo e invitándonos a proseguir con las últimas páginas de “Mad Men” como si saborearamos el mejor vino hecho serie. La botella se acaba pero nunca su sabor.

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4 comentarios:

  1. Me encanta Mad Men y sobre todo me encanta Joan. Estupendo que estén de vuelta. Ayer precisamente le dediqué un post en a este personaje en mi blog. Os lo dejo por si tenéis curiosidad ;)

    http://seriesanatomy.blogspot.com.es/2014/04/person-of-interest-joan-harris.html

    Saludos!

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  4. Me encanta tu blog, lo leo cada día al terminar el capítulo, ¡enhorabuena! Es estupendo.

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