Creo que es deber de todo ombligo contar con
mal-amigos: son capaces de encoger, disminuir y evitar que el auto-bombo y ego
crezcan a niveles desmesurados. Al comentar a mis mal-amigos, fans
incondicionales de “The Big Bang Theory”
desde los inicios, que el último capítulo emitido, “The Higgs Boson Observation”, me parecía salvable y que tenía momentos
divertidos… mi ombligo y servidor fuimos puestos nuevamente a prueba. Acusado
de tener el gusto en el orto, vilipendiado como los nuevos capítulos de la
serie y comprobando horrorizado que los argumentos que utilizaba para criticar
la serie de Chuck Lorre y Bill
Prady eran
lanzados ahora contra mi persona. Me sentí como Howard en este capítulo, cuarto de la sexta temporada y titulado “The Re-Entry Minimization”: recién llegado a un ‘nuevo’ planeta. Mientras que la serie que protagoniza Sheldon Cooper sigue
arrasando en número de espectadores y batiendo récords cada semana, no falta la
dosis de crítica en lo que la sitcom se ha convertido. Revisemos la nueva
ración de parejitas de este capítulo.
Comenzamos con noticias: Howard vuelve a la Tierra y
a su hogar mientras que Stuart es oficialmente aceptado dentro del grupo…
incluso por el propio Sheldon gracias a un aumento en el descuento en cómics de
su tienda. Howard vuelve tanto a la serie como a la vida de sus protagonistas
para descubrir que existen numerosos cambios. Como siempre, “The
Big Bang Theory” desaprovecha posibilidades: ¿no hubiera venido al ‘pelo’
un homenaje al “Planeta de los simios”? Bernadette
espera a su marido astronauta y aunque inicialmente Howard piensa que los
medios presentes se hallan para tratarle como a un famoso se debe a la presencia
del humorista y actor Howie Mandel. Howard se queda sorprendido con la única
presencia de su mujer y ésta le revela que dio la orden a los chicos de que hoy
le quería solamente para ella… Mañana, no obstante, le darán una fiesta.
El grupo se encuentra dividido por ‘parejitas’. ¿Qué raro? Amy, Sheldon, Penny y Leonard se preparan para jugar en el apartamento de los chicos y centro habitual de operaciones. Hacen equipos de chicos y chicas para jugar al Pictionary y que los momentos de Sheldon hagan el resto. El capítulo realmente quiere dejar claro que Howard está, cual alienígena, en un planeta que no le reconoce. Bernadette se pone muy sexy para celebrar el regreso de su marido y consumar nuevamente el matrimonio. ¿El problema? Está muy resfriada y en pleno proceso gripal. Finalmente acaba dormida ante el atónito eréctil de su esposo. Howard decide dejar que su mujer descanse y visita a su madre. ¿Por qué no estaba en el aeropuerto? Descubre horrorizado que tiene un affaire con su dentista. Bueno, ex dentista… Para rematar visita a Raj y se sorprende al revelarse un nuevo cambio: Stuart vive con él… como amigos… ¿sin derecho a roce? Raj va a llevar a su ‘novia’ al musical de “Sonrisas y lágrimas”…y Howard declina la invitación de ser un sujetavelas.
El judío astronauta decide visitar como último recurso a sus amigos restantes. La competición entre los equipos de chicos y chicas ha llevado la rivalidad del Pictionary a desafíos y pruebas absurdas donde siempre ganan Amy y Penny. “The Re-Entry Minimization” quiere funcionar poniendo en evidencia a Sheldon en numerosas humillaciones con mención especial para el combate que mantiene con Penny cuerpo a cuerpo. Gana Penny en menos de tres segundos y somete a Sheldon, al estar inmovilizado, a una terapia de besos… a la que se suma rápidamente Amy. La prueba final consiste en ver quién se come más rápidamente una tarta de arándanos. Sheldon y Leonard han perdido durante toda la noche y es momento de ganar en algo… Momento en el que se persona Howard para ser fulminado por su llegada inoportuna. Mientras que Sheldon esnifa un arándano, Howard acaba en una cafetería completamente solo y es invitado por la camarera a un trozo de tarta al reconocerle. ¡Por fin! Al intentar empatizar… es cortado tajantemente. Cosas de comer o no comer tarta: nunca es recomendarle dejarla mucho tiempo en el plato. Espero que capten la indirecta los guionistas salvo que quieran que otros se coman la audiencia a la que han tratado vergonzosamente de endulzar.
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