“American
Horror Story” siempre ha
tenido unas credenciales visibles y para algunos risibles. Su capacidad de
reciclar el género es notoria y al mismo tiempo efectista y funcional. Pero hay
un concepto sobre serie en sí que ha marcado una distinción propia: pese a su
clara vocación de refrito tiene una clara tendencia a sorprender al espectador.
Ya en su primera temporada nos enganchaban sus virales, imágenes y teasers para
reconducir la serie hacía horizontes ocultos. Con la vuelta de tuerca de
convocar una antología, Ryan Murphy ha creado un monstruo mutante reconstruido
sobre cadáveres pero, al mismo tiempo, con porte de supervivencia propia.
Muchas webs han decidido, con todo lo anterior, separar la nueva temporada como
“American Horror Story: Asylum” para disponer de una valoración independiente.
Es momento de adentrarnos en el primer capítulo de esta nueva AHS, este season premiere llamado “Welcome to Briarcliff”. Eso
sí, me planteo si el montaje es obra de Jason Voorhees y su machete… ¿Mucha información
para tan poco tiempo o nueva marca de la casa?
La bienvenida a Briarcliff está marcada por la filtración
previa de estos cinco minutos: de nuevo el presente va a dibujar y marcar el
pasado que tradujo los hechos oscuros que allí se produjeron. Los elementos son
rápidamente dispuestos y la información es dada por esa pareja (Jenna
Dewan-Tatum y Adam Levine) que en plena luna de miel se introduce en
lo que queda del manicomio que será el protagonista permanente. Se trata de su
última parada de doce en un extraño viaje de luna de miel ‘embrujada’, que les
ha conducido al interior de la Mansión Briarcliff: construida en 1908 fue la sala
de tuberculosos más grande de la Costa Este; 46.000 personas murieron aquí… y
lanzaban sus cuerpos a un túnel bajo tierra llamado ‘la caída de la muerte’. La
Iglesia católica compró el misterioso lugar en 1962 y lo convirtió en un
manicomio para criminales desequilibrados. El interno más famoso fue un asesino
en serie llamado Cara Sangrienta. Por supuesto la pareja viene con intenciones
sexuales pero Leo (Levine) al meter su mano en el interior de una de las
celdas para divisar con su móvil el interior, en pleno sexo oral dispuesto por
su reciente mujer, sufre un ligero ‘percance’. Un percance que le amputa su
brazo y que nos lleva a la presentación en unos nuevos títulos de crédito.
Si creíamos que íbamos por delante de los creadores y guionistas de “American Horror Story: Asylum” nos equivocamos. En la presentación pasamos a 1964 y a la historia de Kit Walker, que será Cara Sangrienta. Al contrario de lo que pueda parecer, Walker es un joven pacífico y para nada violento pero los conflictos raciales son patentes. Se fue con Alma a Provincetown y se casaron… pero deben mantenerlo en secreto ya que su mujer es afroamericana y la sociedad de dicha época, más en la América profunda, era incapaz de asimilarlo. Esa misma noche Walker y Alma reciben una ‘luminosa’ visita. Tanto ellos como nosotros pensábamos que se trataba de los personajes introductorios… pero la sorpresa queda patente cuando descubrimos que Walker es abducido. Ciencia y religión van a ir de la mano en la presente temporada: por un lado vamos a tener alienígenas y evil doctors (Dr. Arthur Arden; James Cromwell) y por otra el régimen eclesiástico que ha impuesto al manicomio su ‘directora’, la Hermana Jude (Jessica Lange). ¿Posesiones, abducciones y paranoia? AHS siempre ha sabido jugar con elementos del terror popular norteamericano y no estamos ante una excepción. El hilo conductor de descubrimientos va a ser llevado a cabo por la periodista Lana Winters (Sarah Paulson), cuyo personaje denota que va a tener mucho más peso en “American Horror Story: Asylum”. La llegada de Cara Sangrienta a Briarcliff convulsiona a todos. Walker asesinó a numerosas mujeres quitándoles la piel e incluso utilizándola como máscara… Obviamente Walker siempre se ha defendido indicando que no cometió esos crímenes por voluntad propia y en ese punto podemos dudar de su cordura. Pero el Dr. Arthur Arden, que utiliza a internos para experimentos o mera comida para algo que oculta, rápidamente se hace con él para someterle a pruebas… y descubrir que tenía un implante introducido por los alienígenas en su cuello. Implante robotizado que huye cual cucaracha… y que entiendo que no será la última vez que lo veamos.
Walker descubre rápidamente que la Hermana Jude ha impuesto un régimen del terror, que tienen ninfómana (Chloë Sevigny) e incluso un apoyo en una misteriosa interna (Grace). No falta la ‘secretaria’ estúpida de la Hermana Jude, la Hermana Mary Eunice, que también ‘colabora’ con el evil doctor. El enfrentamiento entre Arthur Arden y Jude es patente y el Monseñor Timothy Howard (Joseph Fiennes) ejerce de balanza. También descubrimos el deseo interior de Jude por su ‘superior’. Para que todo avance, la investigación de la periodista le llevará a descubrir que algo oculto (¿mutantes asesinos?) pasa en Briarcliff y coacciona a la Hermana Mary Eunice para poder conseguir una entrevista ‘nocturna’ y al borde de la ley con Cara Sangrienta. Obviamente el asesino en serie no está en su celda porque el Dr. Arthur está sometiéndole a algunas ‘pruebas’. Eso sí, descubre que algo le ataca desde una celda. Celda que es limpiada por el Doctor para que la Hermana Jude no descubra su ‘secreto’. La rigurosa directora se ve obligada a extorsionar a la novia profesora de Lana Winters para que firme la orden de internamiento y dejarla encerrada en Briarcliff. Como todo indica que la trama en el presente no es un mero mcguffin vemos que Teresa ha realizado un torniquete a su marido Leon y va a buscar ayuda… armada con su linterna. La puerta por la que accedieron está bloqueada y descubre que no está sola: un ser deformado con look de punki en un barrio de toxicómanos con un punzón en su mano se interpone en su camino. Es momento de ponerse en plan scream queen. ¿Será verdad la leyenda de que una vez que se entra en Briarcliff jamás se vuelve a salir? ¿Seguiremos aquí la próxima semana para comprobarlo?
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