Páginas Bastardas

jueves, 17 de diciembre de 2015

American Horror Story. Hotel (5x10) She Gets Revenge: Morir, vivir…


Entre She Wants Revenge” (5x09) y “She Gets Revenge”, décimo episodio de “American Horror Story: Hotel”, se ha confirmado más la falta de impacto —y concreción— que de ideas por parte de los productores y guionistas de la antología de FX. Sobre el papel, los planteamientos con los que cuentan Brad Falchuk y Ryan Murphy son sumamente interesantes y su golpe de efecto con Lady Gaga para sustituir a Jessica Lange ha sido acertado. Otra cuestión es que sepamos vagamente aquello que realmente nos quieren contar dentro de la nueva temporada del universo AHS y que los resultados estén dejando la sensación de ser una nueva oportunidad perdida tras American Horror Story: Freak Show”. Y es que más que hablar de un ya confirmado declive, divisado posiblemente en Coven, nos encontramos ante una propuesta que ha sintetizado el amor y la maternidad entre hoteles encantados, fantasmas, vampiros y asesinos en serie de un modo que nunca ha logrado compactar correctamente ese amasijo de referencias aderezadas con una gran banda sonora. “She Gets Revenge”, por el contrario, pudiera ser la respuesta a la salvación de una entrega ciertamente irregular, ya que vamos a disponer de algún giro de guión un tanto loco y necesitado para llamar la atención al otro lado de la pantalla. El riesgo precisamente llega como despedida del show en 2015 y su parón invernal despertará más expectación de cara a su regreso. Repasemos “She Gets Revenge” y quién obtiene venganza y por qué. 

La Condesa ha calculado su venganza… si es que puede llamarse así. Sus intenciones son reencontrarse con el amor perdido tras un siglo de separación y deshacerse de todas esas anclas emocionales a su alrededor. Su marido la traicionó… aunque ella lo hizo doblemente, antes y después de esa deslealtad de su esposo para apartar aquello que más amaba… en el mismo hotel donde quedó condenada a vagar… por toda la eternidad. Pero, ¿de verdad que ‘ella’ es el sujeto al que hace mención el título del capítulo? Existe un fuego cruzado y el concepto fusionado de ese par de discursos vigentes a lo largo y ancho de la temporada: el (verdadero) amor y la maternidad. Y es que Donovan no ha dicho su última palabra y una secuencia de montaje paralelo explora la conexión entre el hijo de Iris y su ‘otra’ madre y amor de su vida. Mientras que Donovan asalta la habitación del motel donde se aloja Rodolfo Valentino, la Condesa ha invitado a Natacha Rambova para que ambas bailen su último tango… En sus respectivas secuencias, tanto Donovan como Elizabeth se benefician del poder del progreso y las armas de fuego frente a las blancas presentadas por sus antagonistas. Desconozco si aquello que deseaban plantear aquí los escritores era ese concepto fusionado a la idea de que ambos amantes son tal para cual, copias y almas gemelas. No obstante, “American Horror Story: Hotel” muestra aquí su mejor y peor versión, esa controvertida mezcolanza de luces y sombras. “She Gets Revenge”, al igual que los episodios anteriores, nos arrastra a esa gran debilidad del show: los grandes villanos que se confunden con los héroes de la historia. ¿Es Ramona Royale el mayor peligro? ¿La Condesa? ¿Ambos personajes han demostrado algo? ¿Lo acabará siendo ese fantasmal Will Drake o James March tiene la última ‘llamarada’ del asunto? Aquello que nos queda claro es que esta temporada se solapa a Murder House’, detonando en la reunión familiar una catarsis generada por la transformación. Alex Lowe ahora es una vampiresa como su hijo y John es un asesino en serie condenado a distanciarse tanto del Hotel Cortez como de su mentor y ‘amor’ (Sally). El ex matrimonio de la impresión de volver a querer conciliar su actual presente con su pasado, ser unos monstruos que también pueden amar y justificar su transformación. John, además, tendrá que ayudar a su esposa para convencer a esa horda de niños vampiros para regresar con ellos al Hotel Cortez… y que acaben siendo la comida de Ramona en esa guarida del lobo… o ‘casa’ de la bruja. ¿Les faltó alguna clase de referencia a los guionistas respecto a un cuento gótico o simplemente nos vale el asunto con la sardónica frase de Angela Bassett? Alex, John y Holden vuelven a estar juntos y abandonan el Hotel Cortez para recomponer su familia ante los chillidos histéricos del despecho desamor que sufre Sally. Las explicaciones a Scarlett serán el futuro, el peligro que corre la ex toxicómana por The Addiction Demon es el presente. ¿Está en peligro la protagonista interpretada por Sarah Paulson o volvemos a la vertiente más previsible de la serie? Puede que el material no sea del todo potente ya que contamos con que John tendrá que desvelar a su familia que es el Asesino de los Diez Mandamientos con todo lo que conlleva. La diferencia es que ahora mismo todos son monstruos exceptuando a Scarlett. Además de dejarnos ‘caer’ que al psicópata le falta una víctima para completar y finaliza la gran obra demoníaca de James March. 


La cuestión es el punto de giro final y esa combinación de elementos diversos con la un tanto discordante banda sonora de Drake. ‘Hotline Bling’ puede suponer parte de esa ruptura entre lo viejo y lo nuevo, como si Donovan fuera aquello que exactamente necesitaba la Condesa y no retomar un anacrónico amor fuera de toda época. Y, de repente, surgen con Liz Taylor e Iris en un momento inclasificablemente tarantiniano para iniciar un fusilamiento tras la historia de amor (maternal y sexual) vampírico. Esa jugada argumental viene planificada desde esos ancianos que deciden poner fin a sus existencias en el Hotel Cortez, inseparables en la vida, con un legado (cuatro hijos y nueve nietos) y ahora enfrentados a la separación por un cáncer. Ambos deciden quitarse la vida después de saborear una botella de champán y dejar un nuevo estampado de sesos en los muros de su habitación. Ese acto provoca una cadena de sucesos al contemplar Liz la salida a esa marca de la muerte que supone seguir al lado de la Condesa. Están condenados porque ella es la reina de los condenados… y también la madre de los monstruos. “She Gets Revenge” es un capítulo para poner en orden todas las tramas y arcos argumentales abiertos, como si la necesidad de los guionistas fuera integrar y recopilar todo lo planteado antes de iniciar la propulsión a la recta final. Liz se reencontrará con su hijo y tendrá una posibilidad de futuro, un atisbo de esperanza para ser aceptado por ese mundo tan separado y del que él mismo se distanció en el pasado. Una de las credenciales del show para esta entrega han sido las referencias literarias aportadas en su mayor proporción y parte por Liz. No sé hasta qué punto existe una conexión entre ‘La dama de las camelias’ de Alejandro Dumas salvo para gestar y amoldar esa capa de jugosas referencias culturales que siempre han brillados sobre la carcasa de la excelente producción del espectáculo. Sería injusto criticar la forma de tan brillan y excelsa percepción audiovisual que siempre ha triturado homenajes y conexiones de toda índole. La cuestión es el fondo y saber si éste existe. 


Puede que la percepción y tono de esta temporada no sea el indicado. Mientras Scream Queens ha parodiado al slasher manteniendo muchos riesgos y siempre un equilibrio en esa combinación de “Mean Girls” y Scream, “American Horror Story: Hotel” ha funcionado mejor sobre la comedia negra… como esos productos de limpieza con los que Hazel es sobornada y una multitud de diálogos con doble sentido a lo largo de la temporada. De nuevo, el concepto del progreso y el pasado. Son clichés en el fondo… pero forman un mejor fondo que esa seriedad sobre un concepto manoseado y un tanto absurdo. Con Iris y Liz disparando a diestro y siniestro llegamos a esa revolución interna del show y a la propia reivindicación de los personajes secundarios respecto a la de los protagonistas. ‘Hotline Bling’ marca también esa digresión de elementos dispares y distantes, como si “American Horror Story: Hotel” tomara por fin consciencia de ser un monstruo de Frankenstein mientras Donovan y la Condesa hallan por fin el sentido a sus lágrimas y desamores, su condena a permanecer el uno con el otro por toda la eternidad… si los ex maridos lo permiten. Esa culminación de la reivindicación de la maternidad es extraña y arriesgada, con Liz e Iris ejerciendo como ‘madres’ todopoderosas, que no quieren dejar ninguna clase de cabo suelto o asunto pendiente, dejando claro que no todo aquel que muere en Hotel Cortez regresa como fantasma. Aquí lo que cuentan son los mejores pómulos y sabemos que tanto la Condesa como Donovan no tienen sus días contados… aunque no sepamos decir si todos acabarán encerrados en la misma prisión en la que permanece Ramona Royale o si ésta, por fin, se va a desatar de sus cadenas para plasmar su definitiva venganza. Y, por cierto, ¿quién realmente la obtuvo en este episodio? Puede que el concepto sea otro totalmente opuesto y que, en realidad, “American Horror Story: Hotel” trata sobre la redención personal abandonado el pasado y enfrentándose al futuro. Iris y Liz dan la impresión de haber culminado el conflicto del show: saber quién es la mayor madre (o abuela) de todos, el mayor ‘monstruo’ de ‘monstruos’. El cliffhanger que despide a “She Gets Revenge” desde luego articula una extraña metamorfosis, como si “Thelma y Louise” se encontrara con Transparenty “Pulp Fiction” de la mano de “El resplandor”. Y he ahí la piedra angular que no ha explotado del todo esta temporada: el miedo al perder el ridículo, como Donovan saboreando su amor y venganza bailando (?) al ritmo de ‘Hotline Bling’ de Drake.

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