Páginas Bastardas

lunes, 6 de julio de 2015

True Detective (2x03) Maybe Tomorrow: De morir, resucitar y tener que vivir de nuevo


El cierre de Night Finds You” (2x02) nos dejó ciertamente conmocionados y condicionados ante el inmediato futuro de la segunda temporada de “True Detective”. No es una entrega sencilla, ni va a resultar fácil su digestión. En “Maybe Tomorrow”, tercer capítulo, nos confirman que ese poderoso cliffhanger a lo Joseph Stefano y Alfred Hitchcock en “Psicosis” no era más que uno de los múltiples desvíos que va a llevar a cabo Nic Pizzolatto para reinvertar su antología. Se trata de morir y resucitar de nuevo como Ray Velcoro, volver a disponer de una segunda oportunidad para posiblemente perderla… ya que el regreso siempre será sobre esa vida repleta de sombras y fantasmas de la que los personajes no pueden escapar. Tampoco ayuda a una rápida digestión la estructura compuesta por cuatro personajes que estiran de su propia cuerda narrativa en direcciones opuestas. Cada uno tiene sus propios intereses y agendas pero también hay elementos a su alrededor que pudieran ser determinantes dentro de un juego de pistas y despistes. Un claro ejemplo pudiera ser ese supuesto ‘loser’ interpretado por W. Earl Brown, que va a revelarnos que está dentro del equipo para investigar al resto. El espectador necesita perspectiva, más amplitud y ésta no llegará hasta que hayamos deglutido los ocho episodios, hasta que no visualicemos el motivo y concepto de esas cuatro tensiones argumentales tras el cierre de “Omega Station” (2x08). De momento, la concepción nos remite a un noir bajo un tejido industrial con elementos lynchanos y oníricos, con el sexo y la abstención como marca de ese glamour, delirios, contaminación, drogas y crímenes que se respiran en la ficticia Vinci. Prueba de ello pudiera ser la visita de Ani y Paul a la mansión del alcalde Austin Chessani, como si no hubiera tener que salir del suelo estadounidense para toparse con una revisión de Tyrantde FX que bien nos pudiera remitir a las posesiones de lujo de Juan Antonio Roca y ese gusto por lo kitsch, cambiando Marbella por Bel Air. Su propia familia tampoco tiene desperdicio y la violenta reacción de ese alcalde alcohólico, retratado también en su propio hogar, pudiera remitirnos a una resaca tras El lobo de Wall Street. Queda claro que la metafísica de la anterior temporada ha dado pasado a la psicológica y a un tono satírico respecto a la mentira y sus reflejos, posicionados en esa puesta en escena repleta de elementos y guiños cinematográficos que nos remiten a los excesos de la sociedad contemporánea. Repasemos “Maybe Tomorrow” y ese discurso de personajes que huyen de su pasado y han quedado atrapados en el mismo.

“Maybe Tomorrow” arranca con una secuencia que bien pudiera pertenecer a “Twin Peaks”, con una mala imitación de Elvis Presley sobre un escenario onírico y nuestro apático y auto-destructivo antihéroe por excelencia, Ray Velcoro, frente al que luego descubriremos que es su propio padre. Pizzolatto quiere poner a su personaje en la balanza de la vida y la muerte, darle golpes continuados tanto para hacerle reaccionar como para posicionarlo ante un escarpado y mortal precipicio existencial. ¿Quiere vivir o quiere morir? ¿Está ya muerto y condenado a permanecer empapado en su propia orina? ¿Tiene alguna posibilidad de lidiar con esa vida en la que su ex esposa sigue insistiendo en la custodia completa y comprar incluso su silencio? ¿En la que está siendo investigado a distintos niveles por los fiscales y policías del estado? El resto de protagonistas también quiere agarrarse a ese ascenso vital en una encaramada montaña, remitiéndonos a esa secuencia de un rodaje de una producción hollywoodiense respecto a un escenario post-apocalíptico. Vayamos al ‘milagro’. Vimos que Ray fue atacado por un ‘hombre pájaro’ armado por una escopeta pero utilizó balas de goma para romperle algunas costillas y dejarlo inconsciente. ¿Por qué? Queda claro que existe el olor de la venganza en ese asesinato al que se sumará otro en este episodio, que todo queda sintetizado en esa conversación que el propio Ray mantiene con un fotógrafo de plató, set y rodaje: da lo mismo las toneladas de mierda argumental o que la civilización colapse, la venganza siempre acaba siendo el motor y eje de la narración y de cualquier historia que ceda a la acción. También considero que las referencias cinematográficas en este episodio no son coincidencias. Disponer de “Brigada 21” con Kirk Douglas en ese encuentro de Ray con su padre (Fred Ward) es un claro contraste de la evolución y la decadencia de la profesión policial, donde la única épica ha acabado textualmente en la basura sin metáfora que valga. Que Paul Woodrugh pase por un gran póster y mural de El Francotirador de Clint Eastwood tampoco resulta casual teniendo en cuenta la secuencia previa y su reencuentro con un viejo compañero del ejército y posible amante (?). ¿Se trata de romper mitos respecto a la radiografía norteamericana? ¿Qué el detective clásico del noir se pase a fumar un ‘e-cigarette’, sea mujer y deje un rastro de hombres cual colillas después de consumirlos y quemarlos? ¿Es el asesino miembro de la industria hollywoodiense con la que se codeaba Caspere en esas fiestas repletas de excesos y prostitutas? 


“Maybe Tomorrow” deja en evidencia que esta segunda temporada de “True Detective” pasa por la redención y resurrección de Ray, atrapado en sus malas decisiones pasadas, lidiando con sus asuntos turbios e investigaciones de la policía estatal, tratando de hacer lo correcto a partir de este punto e incluso salvando la vida de Ani Bezzerides para intentar alcanzar la cima de ese precipicio que desea escalar y eludir definitvamente. Ani tampoco es un ejemplo de ética ni de rigor profesional, atrapada en las propias decisiones de sus superiores que incluso insinúan que puede ‘prostituirse’ para que su carrera avance. Su ruptura con aquella que era su pareja está realizada sobre la humillación y su posicionamiento de odio al hombre pero desconocemos si es una simple máscara para sobrevivir a ese complicado y extraño mundo. Ani, pese a los intereses de sus jefes y ese otro relato paralelo sobre la burocracia, sí da la impresión de querer resolver el crimen que investiga, de hacer las preguntas correctas e ir a los sitios indicados. 


Frank es el retrato de la impotencia pero también de la violencia con la que el ser humano puede sobrevivir. Se trata de un personaje atrapado en una dicotomía respecto a cómo ha logrado construir su imperio. Pasó de ser un mafioso a un hombre de negocios y, ahora, con todo desmoronándose a su alrededor ha llegado su hora para volver a vestirse de gánster y poner a la ciudad en su sitio, descubriendo quién asesinó a Caspere por los métodos y cauces del crimen organizado. Creo que ha quedado bastante claro desde el pasado capítulo que él es una de esas futuribles víctimas del asesino de esta temporada de “True Detective” y posible destino final. Seguramente ha labrado tantos enemigos en su ascenso que una vieja venganza sea el origen del misterio. Esas manchas que divisaba en su techo se ciernen sobre sus propios ojos pero nos remitían a ese pasado traumático de oscuridad y ratas, de su capacidad para acabar con cualquier amenaza que ose tocarlo… Frank es consciente de la mentira en la que vive, de ese papel maché que le rodea, de ese hombre de negocios que quiso ser para escapar de su pasado criminal. Las cosas han salido mal y Frank retornó a su rol primogénito, a ese gánster capaz de dar una paliza y sacar los dientes de aquel que intente humillarlo o no seguir sus órdenes. Otro asunto es su propia condición de puertas para adentro en su acristalado palacio, con sus intentos de ser padre mediante otra especie de ‘mentira’ en una clínica de fertilidad. 


No sabemos si Paul esconde también en parte ese discurso sobre la represión sexual y la mentira, sobre ese escape respecto al pasado de todos los protagonistas (menos Ray), si vive atrapado en ese drama policial que él mismo interpreta o si su impotencia se debe a que no desea ceder a unos instintos homosexuales en un tema ya recurrente dentro de la serie. Cada vez que está rodeado de vicio y tentación, bebe. Puede que tal vez simplemente se dedique a hacer su trabajo, que esté investigando del mismo modo que Ani y seamos nosotros —el espectador ‘voyeur’— aquel que dictamine el significado del contexto. Pizzolatto está utilizando a Paul como una guía dentro de la narración: él fue aquel que descubrió el cadáver de Ben Caspere y, del mismo modo que reflejaba la mirada de Ani, sabe que las prostitutas y chaperos son la clave. La intención, además, es que ese enfrentamiento al tema sexual se amolde a los conflictos de los personajes. Paul —a través del testimonio y ayuda de un ‘escort’— consigue adentrarse en ese club llamado Lux Infinitum e incluso tiene un encuentro ‘físico’ con Frank Semyon, pero ciertamente es otro chapero aquel que parece recalcar el propio drama del personaje: el uso de drogas para tener relaciones sexuales con mujeres. Aquello que sí sabemos es que su manera de enfrentarse al mundo suele ser bastante suicida desde que le vimos conducir su moto a toda velocidad, sin casco y sin luces… En este capítulo va sin cinturón e incide en la crítica de Ray sobre ese ‘e-cigarette’ de Ani. Ambos encuentran en la caja de seguridad de Caspere preciados documentos e incluso diamantes presumiblemente destinados a Tasha, esa ‘prostituta’ de la que se enamoró y le seguramente le condenó. Da la impresión de que Caspere creó el Grupo Catalast como pantalla para atraer fondos y dilapidar cientos de miles de dólares en sus caprichos sexuales y parafilias. Amén de ese estilo de vida. “Maybe Tomorrow” decide finalizar con ese cadillac, robado de un rodaje y estudio que transportó su cuerpo, completamente en llamas y con un nuevo sospechoso luciendo una extraña máscara de estilo japonés a la fuga. Alguien está completando su venganza personal e incluso tomando pruebas como la cámara y el disco duro de la casa de depravación insonorizada de Caspere… pero, por el contrario, no desea matar a esos detectives que investigan el caso, como si el final fuera revelar la verdad y que ésta se descubriera. O tal vez el asesino tenga su propio código ético, sepa a quién tiene asesinar y dejar con vida y simplemente desee acabar con aquellos que le hicieron algo que todavía queda por determinar. Uno de los socios de Frank (Stan) fue asesinado… y su imperio comienza a caer, sus aliados o compañeros de negocios ya no parecen estar de su lado. ¿Osip Agronov (Timothy V. Murphy), ese peligroso hombre mitad anaconda y mitad tiburón blanco, es uno de los posibles sospechosos de esa conspiración para liquidar a esa mafia liderada por Caspere y Frank que quería succionar a Vinci con su proyecto ferroviario y de terrenos? Como dice el propio Frank al finalizar del capítulo: tal vez mañana… nos expliquen más de ese misterio que cada vez se retuerce y se hace más complicado. Es un mundo extraño (y lynchano), nos ha quedado claro.

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2 comentarios:

  1. SPOILER CONTENIDO DEL TERCER CAPITULO- PARA LOS QUE SE OFENDEN CON NADA-
    Y el tipo que realiza fotos a Paul y su ex-compañero/amante (más a Paul)¿? justo cuando se pelean?

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    1. Se supone que les está siguiendo para conseguir trapos sucios. Si se pelean mejor para él. :P

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