Páginas Bastardas

viernes, 19 de abril de 2013

Serie B: ¡Bodrio, y a mucha honra!

“Serie B
España
Director: Richard Vogue
2011

Sinopsis (Página Oficial):

Willie Molina es un actor ya retirado que ha pasado parte de su vida en Hollywood interpretando películas de SERIE B. Su mayor hobbie es la caza, y mientras esta en el monte dispara sin querer contra unas chicas que estaban caminando entre los arbustos, hiriendo a una de ellas. La herida es superficial, pero Willie las invita a pasar el día en su finca. Al llegar a la mansión, las chicas descubren que están ante un hombre muy rico. En realidad, las jóvenes ejercen de gancho en la carretera a hombre ingenuos a los que desvalijan valiéndose de sus encantos. Su protector, Robín, llega a la casa junto a Katy, una nueva chica. Acorralan al viejo actor amordazándole y golpeándole. Las cosas se ponen feas para el hombre... O quién sabe… Quizás para ellos…

Crítica Bastarda:

Sí, es un bodrio —y también un B-eliculón, que conste— pero, al menos, el ejercicio de honestidad con el propio público es admirable. Es cierto que hablar de la Serie B-odrio es un tema demasiado ambiguo y subjetivo a tratar. ¿Por qué a unos nos encanta Ed Wood y a otros Uwe Boll? ¿Por qué unos preferimos “Kárate a muerte en Torremolinos” o “El ataque de los tomates asesinos” —claros alegatos del bodrio auto-consciente— y otros la indiscutible magia de Troll 2” o “R.O.T.O.R.? El misterio lo podrían resolver documentales como “Best Worst Movie” o “American Movie”, aunque Richard Vogue lo tiene claro: pasarse el raccord por el reverso de las bragas de las protagonistas femeninas, recitar los lugares más comunes y vulgares de subgéneros, dinamitar los videoclubs de los ochenta, mofarse de los chirriantes recursos de la Serie B sin someterse a la spoof movie y manteniendo cierta coherencia interna como admirable ejercicio metacinematográfico. ¡Todo un (des)acierto!


¿Sus problemas? Obviamente hacer una película premeditada e intencionalmente con todos los ridículos clichés y absurdos de la Serie B no exonera a la propia película de recibir el mismo tratamiento y duros y sangrientos golpes que el protagonista de “Historia de Ricky”. Tomarse en serio esta cinta es una completa equivocación, aunque la vergüenza ajena y los continuados ataques de risa no hay quien se los quite a la audiencia. He aquí el must-see primaveral obligatorio por dos razones:

1) Necesitamos que recaude más que la última de Isabel Coixet, para que «El Muletilla» pueda trollearla de nuevo. Se acabaron las estafas patrias, las películas de la baba y el comadreo, el bodrio deshonesto. “Serie B” nos debe recordar, por una vez, que somos los mejores haciendo lo peor de nosotros mismos. ¿Bodrio? Sí, y a mucha honra. ¿Peliculón? No, ‘B-eliculón’. Esto es Marca España y lo demás tonterías.

2) No podemos permitir que se vuelva a repetir el caso de “Kibris, la ley del equilibrio”. La que es considerada la quinta peor película de la historia del cine español sigue sin editarse en DVD (o VHS... ¡o en Beta al menos y por joder!) ni ninguna cadena ha tenido valor de emitirla por miedo a terribles represalias. Los pocos espectadores que la vieron y se gastaron doscientas veces el dinero que pagaron por la entrada en un inhumano tratamiento psicológico no saben lo afortunados que fueron.

Un rodaje muy intenso
Puede que el director de “Sueca bisexual necesita semental” y “No me toques el pito que me irrito” no haya conseguido sacarme tantas carcajadas como las recientes El secreto de los 24 escalones o La fría luz del día, pero “Serie B” da lo que promete su cartel con look grindhouse y ese memorable trailer con el inolvidable «And introducing Sonia Monroy» con una clavada ‘e introducción’ anal al mundo del celuloide. Desde un comienzo, que hábilmente combina la destreza de Quentin Tarantino y el sentimentalismo de Michael Bay al leer la biografía de Ana Obregón, llega la lluvia de impactos y estremecimientos al espectador con aroma a video(y-puti)club y una canción de Gisela que hubiera ganado un Oscar si la cantase Adele. «Técnica china, paralización total» o «Give me Ventolin» (en su versión anglosajona) harán revolver nuestros intestinos entre un carrusel de instantáneas para el recuerdo y un chorreo de momentos desopilantes.


And the winner is…

¿Si Chikilicuatre nos representó en Eurovisión y Mariano Rajoy es nuestro presidente del gobierno, por qué no puede estar Sonia Monroy nominada al Goya a la Mejor Actriz Revelación? ¿No es acaso coherencia? Sonia Monroy merece ser nominada al Goya (o Yoya) a la Mejor Actriz Revelación por su excelente interpretación (de sí misma haciendo de sí misma). La Monroy, además, es nuestra estrella femenina actual más internacional. ¡Está arrasando en Hollywood! ¿Penélope Cruz? Si la Pe es tan importante, ¿por qué no estaba en la alfombra roja de los Oscars y la Monroy sí? Sonia Monroy merece por este papel tan desbordante de dotes interpretativas y posturas imposibles para otras actrices de primer nivel una merecida nominación. Es más, aparte de nominarla deberían pronunciar su nombre en la Gala de los Goya y, cuando pise las escaleras, indicar que se ha cometido un terrible error: simplemente le querían devolver el Goya que sale en la película…

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