Historias (Bastardas) Extraordinarias: Escuela embrujada: Agárrame esos fantasmas + Terremoto + Salvados por la campana = BODRIO

“Escuela embrujada”

Título original: “Haunted High (Ghostquake)”

Director: Jeffery Scott Lando

EEUU

2012

Sinopsis (Página Oficial):

La Academia Holloman es un instituto privado en el que un chico debe enfrentarse al director del centro, que resulta ser un demonio.

Crítica Bastarda:

Considerada una de las mayores defecaciones cinematográficas del siglo XXI, “Escuela embrujada” aterrizó en Syfy Channel un año antes que “Sharknado” aunque, sin embargo, revelaba esa obsesión de unir los desastres naturales a otro tipo de subgénero ‘trash’. En esta ocasión, los fantasmas son capaces de generar terremotos y la Academia Holloman se va a transformar en un recital de lugares comunes para goce y disfrute del cine cutre. O eso era la teoría… El film de Jeffery Scott Lando es terriblemente mediocre y se ha ganado a pulso su condición de bodrio monumental. La razón es que se ha etiquetado a la infecta propuesta como un cruce imposible de “Agárrame esos fantasmas”, “Terremoto” y “Salvados por la campana”. Entre sus mediocres efectos visuales y las interpretaciones lamentables de todos sus actores, “Ghostquake” cumple de sobra con una premisa apestosa sobre el regreso espectral del antiguo director de la Academia —junto a su novia demoníaca— para hacerse con el control del mundo gracias a su nieto, actual estudiante en posesión de unas monedas malditas y satánicas en herencia. Narrar la chapuza, entre sus absurdos diarreicos argumentales, resulta tan innecesario como inútil. Insistir en el que el universo entero no pierda el tiempo con semejante bazofia, es algo ya recurrente. ¡Para eso ya existen este tipo de blogs! La cuestión es que “Escuela embrujada” es lo que es: un engendro de mediocridad desde su tráiler en el que el único posible disfrute es destruir una copia del DVD con una apisonadora… una y otra vez.

Entre las muertes de los personajes —siguiendo el ritual del subgénero de terror— y guiándonos por la bochornosa baja calidad del producto, el problema de “Escuela embrujada” es que no aporta nada (absolutamente nada) al catálogo de muertes existentes y persiste un intento de (auto)censura en recrear las penitencias de esas víctimas en inodoros o a manos de todo tipo de objetos ‘escolares’. Que veamos al actual director del centro atrapado el vitrina de trofeos (en el sentido reflectante de la realidad), castigos socarrones o ranas asesinas junto a desfibriladores candentes, no va a hacernos cambiar en demasía de opinión. No falta libro maldito y un arco argumental propio respecto al personaje de Trejo (el conserje de la escuela secundaria) para dotar de sentido esa historia de espíritus oscuros vengativos y anillos demoníacos con los que frenar a esas maléficas amenazas. Pensemos en que todo ha de quedar en esos recursos baratos del subgénero de institutos y Jeffery Scott Lando poco o nada sabe aprovechar ese cruce de tonos y posibilidades. Precisamente, uno de los momentos más inenarrables de la cinta sucede como parte de su clímax final y contradice la falta de originalidad previa. ¿Por qué una película con una premisa tan delirante es tan sumamente aburrida y prescindible? Ni siquiera la trama friki de Shawn C. Phillips consigue amenizar un conjunto que solamente recobra el interés en su secuencia final…

[AVISO SPOILERS] Danforth conseguirá poseer a su nieto y tratará de acabar con la novia de Quentin. Vamos a tener la manida secuencia en la que se van a recurrir a los sentimientos de la pareja a modo de lapsus en la posesión pero, sin embargo, “Escuela embrujada” nos regala una inclasificable escena al ser Ortiz (Trejo) aquel que surja en modo fantasmal para sacar el espíritu de Danforth (en el sentido literal) del cuerpo de Quentin. La destrucción de esas monedas satánicas será clave para que Danforth sea derrotado de un modo que el subgénero merecía gracias a la aportación de Trejo. No obstante, unas imágenes valen que 1000 palabras en un guion escrito es papel higiénico barato y lleno de diarrea: