Páginas Bastardas

domingo, 6 de agosto de 2017

Atómica (Atomic Blonde): La juventud de Espeonza Aguirre al descubierto

“Atómica (Atomic Blonde)”
Título original: “Atomic Blonde (The Coldest City)”
Director: David Leitch
EEUU
2017

Sinopsis (Página Oficial):

“Atómica” es la historia de Lorraine Broughton, una espía de alto nivel del MI6, que se traslada a Berlín tras la caída del muro para acabar con una red de espionaje que asesinó a un agente encubierto por razones misteriosas. El equipo lo completa un casting excepcional, encabezado por la ganadora del Oscar Charlize Theron, demostrando ser una experta en artes marciales como nunca se había visto y que vuelve a la acción tras Mad Max: Furia en la carretera, James McAvoy (“Múltiple”), el ganador de un Globo de Oro y un Emmy John Goodman (“El gran Lebowski”), Toby Jones (El topo) y la actriz franco-argelina Sophia Boutella (Kingsman: servicio secreto). Tras dirigir John Wick, el experto en cine de acción David Leitch. Con “Atómica” presenta un excitante mundo de espías a través de una colorida banda sonora y un estilo visual muy cercano al mundo del cómic. Kurt Johnstad (“300”) firma el guion de esta adaptación de la novela gráfica titulada ‘La ciudad más fría’ (Planeta Cómic), escrita por Antony Johnston e ilustrada por Sam Hart. Lorraine Broughton (Charlize Theron) es la agente del servicio secreto de inteligencia británica considerada como la joya de la corona. Lorraine es enviada a Berlín a recopilar información sobre el extraño asesinato de otro agente encubierto. Ella es espionaje, sensualidad y fiereza en partes iguales y está dispuesta a utilizar cualquiera de sus habilidades para mantenerse viva en esta misión imposible.

Crítica Bastarda:

Hola, soy Espeonza Aguirre y voy a hablaros sobre una faceta de mi pasado y alargada juventud que había sido enterrada por los ‘fucking soviets’ y sus aliados filoetarras y bolivarianos. Antes de convertirme en condesa todo el mundo ha de saber que gracias a mi persona no solamente comencé a descubrir el caso Gürtel sino que, además, siempre luché desde mi más temprana edad reptiliana contra los comunistas pestilentes. Siempre he combatido y seguiré haciéndolo contra esa lacra. Y es que gracias a mi labor como espía en cuadrupedia el Muro de Berlín fue derrumbado y los ‘fucking soviets’ derrotados. ¡ESA ES LA VERDAD! Esta historia oculta en el pasado evidentemente nunca les fue contada y contiene los denominados destripes o ‘spoilers’. AVISADOS QUEDAN. 


Empecemos. En 1989 antes de que el Muro de Berlín fuera hecho papilla, gracias a mis esfuerzos contra los protopodemitas y sociatas usurpadores, realizaba mis actividades de encubierto en Londres mientras formaba parte del Partido Liberal en mis madriles de toda la vida. Los sindicatos y esos insectos y execrables desperdicios humanos ya caerán… como el muro de Berlín. Yo me ocuparé de ello… personalmente. Lo anterior no viene mucho a cuento pero soy Espeonza Aguirre y digo y hago lo que quiero y cómo quiero. Todos soñamos con un mundo en el que terminen los subsidios, las subvenciones y las mamandurrias y yo puse mi granito de arena (o de 155 km de hormigón armado) antes de la década de los noventa para conseguirlo. Tengo que confesarles nuevamente que yo era, en mis tiempos libres, una espía que surgió del frío y se bañaba desnuda en hielo todas las mañanas. También le daba a la botella pero lo hacía de un modo tan sofisticado que nadie me llamaba folclórica borracha ni nada por el estilo. En aquella época me fue encomendada una misión para recuperar una lista en poder de un agente de la KGB. El muy hijo-de-fruta-soviet-de-mierda quería hacerse rico con la misma. ¡Y menos mal (zona de prespoiler)! Y a Berlín fui yo, a luchar contra los padres intelectuales de esos jacobinos de la Revolución francesa que tomarían tiempo más tarde Madrid bajo una actitud camorrista y pendenciera. Todo con banda sonora tope-guay ochentera con New Order, David Bowie, Public Enemy, The Clash, Siouxsie and the Banshees o Depeche Mode entre muchos otros. Tope-guay. Para que luego digan que no soy moderna y liberal. FUCKING SOVIETS! ¡VOSOTROS SÍ QUE SOIS ANACRÓNICOS! ¡TOTALITARISTAS!


Ese indeseable ser ‘soviet’, Yuri Bakhtin, robo la lista que estaba en el peluco de uno de mis tantos ex. Yo siempre he tenido una vida oculta en cuadrupedia, no conocen ni la mitad. Obviamente aquí había cuestiones personales en juego porque yo estaba en la lista (ups, spoiler) y no quería que algunos violentos acosadores utilizarán las tácticas de los peores totalitarismos del siglo pasado contra mi persona. ¡HIJOS DE FRUTA! FUCKING SOVIETS! De este modo, me embarque rumbo a Berlín a descubrir y asesinar a Satchel, un doble agente que estaba en la lista y que había pasado inteligencia a los ‘soviets’ y se iba a por las tardes tomar el té con la Reina de Inglaterra al palacio de Buckingham. Desde que llegué a la ciudad, tomada parcialmente por los protopodemitas y filoetarras, fue víctima de un escrache al salir del aeropuerto. Menos mal que una es una rubia atómica y sabe salir de cualquier clase de apuro… incluso cuando no tiene el volante en sus manos y piensa que está protagonizando una de “A todo gas”


Tras varios incidentes con la ‘polizei’ y una vez establecida, me dispuse a investigar la muerte de Gasciogne y contacté con David Percival. O sea, Charles Xavier pasado por el filtro de Sinéad O'Connor. Nadie me lo puso fácil allí y menos mal que me echó una mano (en mi entrepierna) Delphine Lasalle, una agente francesa muy cándida que quería ser estrella de rock y acabó siendo la espía que me acuchó en un bar de copas tope-guay. Sobran las palabras francesas de lo que hicimos. Está en la película así que paguen la entrada. ¡NO SEAN SOVIETS! Delphine hacía fotos a todo el mundo en plan paparazzi y yo estaba encantada de posar para mi romance francés con francés. Ciertamente mi relación con la franchuta sería clave para resolver el caso y destapar las malas artes de la perra soplona maquiavélica de Charles Xavier. 


En mis intentos de evitar a las hordas soviets-bolivarianas tuvo la desagradable y traumática experiencia de ver “Stalker” de Andrei Tarkovsky en un cine cutre y gris de la zona soviet. Casi muero viendo esa BAZOFIA RUSA en el sentido literal… Yo siempre he creído en la libertad pero si prohíben sus películas el mundo sería un lugar mejor en el que no serían necesarios el café o la cocaína. 


Créanme que me esforcé de sobremanera para proteger a Spyglass, el tipo que tenía memorizada la lista de marras. Créanme. El problema es que el gañan era un poco tróspido y monguer al no revelar la información de los tipos que podían matarlo a los propios tipos que querían matarlo. ¿Se me entiende? La cruda realidad es que la cacho perra de Charles Xavier me trolleó junto a los de la KGB. Estos tiparracos eran mucho peores que el ‘hijoputa’ de mi archienemigo político. ÉSE cuyo apellido empieza por G de GRAN HIJOPUTA. ¿Se me entiende? Pero, en fin, una es rubia atómica por algo y sobrevive a un plano secuencia de hostias y persecuciones por doquier. Gracias David Leitch por hacerme sudar la gota gorda y echar sangre por todos los orificios de mi cuerpo durante esos 859 minutos que duró la tortura para que un par de pajilleros en la sala de cine aplaudieran mientras eyaculaban en sus calzoncillos. ¡GRACIAS, HIJO DE FRUTA DE DAVID LEITCH!


Ahora llegan las curvas. Después de vengarme de Percival, por matar a mi amor lésbico (luego dicen que no defiendo los derechos LGTB), me dispuse a cubrir mis propias huellas para salir airosa de todo este batiburrillo argumental de traiciones y recuperar mi vida. ¿Mi vida? Sí, yo era (¡redobles, por favor!) Satchel. Oui, c'est moi. Y, pese a toda la mierda alrededor mía, nada me salpicó salvo unos moratones para venderme como víctima del asunto ante mis superiores y hacer creer al mundo entero que Percival era Satchel y no la mierda de perra soplona que era en realidad. Creo que la redacción de todo mi relato no está demasiado bien pero así funciona la supervivencia en los interrogatorios o en sede judicial. Tengo que decir que en mi misión aprendí muchas cosas para aplicar en mi posterior vida política como agente reptiliana encubierta y sigo sobreviviendo gracias a mis experiencias como rubia atómica en la Guerra Fría.


La verdad de la buena es que (¡que suenen más redobles!) era una agente en cuadrupedia que influenció a la creación de Keyser Söze en “Sospechosos habituales” y que se pasa cualquier interrogatorio por la pepita del potorro de Catherine Tramell. Por un lado, filtraba información falsa a los ‘fucking soviets’ y ellos me daban oro del ‘güeno’ con el que dar chopped-pork a este totalitarismo de mierda. Por otro, me infiltré como agente de MI6 cuando, en realidad, era una proto Carrie Mathison bajo el mando de una versión cutre (y chupapollas) de Saul Berenson. ¡TOMA YA! Pero, para remate total, tenía siempre conmigo el carné de Alianza Popular en mi refajo. ¡TOMA YA! ¡TOMA YA! ¡TOMA YA! ERA (Y SOY) LA FRUTA AMA. ¡SUPERADLO! La película no es que haga justicia a todo esto y tengo que decir que yo soy más rubia que la calva de Charlize Theron y no necesito peluca para parecer la lideresa (que soy) de la Organización Interplanetaria de Comercio. De hecho, les le puesto mis fotomontajes de la película para que noten la diferencia entre la ficción y la realidad. Y dicen apropiadamente que la realidad siempre supera a la ficción. Así que si lo dicen y no son unos soviets de mierda sabrán apreciarlo. Gracias por su atención y perdonen las deficiencias del relato pero es el truco para decir que donde dije digo, digo ‘hijoputa’.

P.D.: Los fotomontajes promocionales los ha hecho el bastardo que regenta este bloj cutre y exonero al mismo de cualquier responsabilidad hasta que le metan en chirona, claro. Y yo diga que no sé nada. HAHAHAHAAHAHA. ¡ME DESORINO!

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