Páginas Bastardas

sábado, 11 de marzo de 2017

Fleabag: Shame

Serie de TV
“Fleabag”
Reino Unido
2016

Sinopsis (Página Oficial):

“Fleabag” es un escaparte hilarante y conmovedor que nos enseña la mente de una mujer seca, inteligente, sexual, enojada, afligida por el dolor, mientras se lanza a la vida moderna en Londres. La dramaturga galardonada Phoebe Waller-Bridge escribe y protagoniza “Fleabag”, metiéndose en la piel de una mujer sin filtros tratando de sanar que rechaza a cualquier persona que intente ayudarla y mantiene su chulería todo el tiempo.

Crítica Bastarda:
Tengo que pensar en los que me puedo follar. No me obsesiona el sexo, es que no puedo dejar de pensar en ello. El acto en sí, la vergüenza en sí. El drama en sí. El momento en el que descubres que alguien desea tu cuerpo.
Tal vez los espectadores hemos quedado atrapados en etiquetas y comparaciones para enfrentarnos a cada nueva ficción (televisiva o no) que aparece ante nuestros ojos. En el caso de la adaptación teatral para la pequeña pantalla de Phoebe Waller-Bridge la tentación es referirse a “Fleabag” como la nueva grosera, ácida y desinhibida Bridget Jones mientras que, al mismo tiempo, se pudiera apuntar a las virtudes de la nueva (?) comedia inglesa (Catastrophe) para tratar sin tapujos ciertas cuestiones sexuales o formular tramas netamente trilladas y desgastadas por espectáculos previos. La serie de BBC 3 considero que se aleja de cualquier formalidad y marca para burlarse de esos tópicos que tantas veces han retratado a (anti)heroínas y el feminismo televisivo. Olvídese de Carrie Bradshaw o Hannah Horvath porque Fleabag (Waller-Bridge) desea arrastraros a lo Frank Underwood a su turbulenta vida sexual y emocional retratada por un tono sucio e incluso angustioso. Y es que el conflicto de nuestro personaje nos va a ser netamente esquivo en los seis capítulos que componen su primera temporada, como si esa vuelta de tuerca que se produce en su desenlace revelase la auténtica naturaleza del drama de la protagonista y nos hiciera replantearnos todas las atrevidas piezas y debates éticos previos de una crónica de una confesión anunciada. Es posible que Fleabag desee romper la cuarta pared pero, por el contrario, sea incapaz de exteriorizar sus traumas o que sintamos el origen de esa soledad y dolor que recubren una revisión disfuncional del sexo (y su propia existencia). No hay lugar, por lo tanto, para sentir compasión ante un recital de defectos y perversiones, de límites del humor y exabruptos.


Es posible que “Fleabag” revele el egoísmo y hedonismo que enmarcan a la sociedad contemporánea actual, más preocupada de proteger y encapsular su placer propio mientras se rige por un cínico sentido del exhibicionismo. Esa dicotomía, para ocultar el interior y llamar la atención desde su caparazón, nos adentra en una comedia que funciona por utilizar la depravación y los sentimientos más básicos para articular una crisis existencial que parte de una trágica experiencia para la protagonista. Es seguro que nuestra antiheroína al apartarse descaradamente de la senda del feminismo haya conseguido lo contrario. ¿O quién no cambiaría cinco años de su vida por conseguir el llamado cuerpo perfecto? Vivimos en una sociedad materialista y Phoebe Waller-Bridge es consciente de la sátira que plantea mientras trata de desentrañar, entre toneladas de ironía e incorrección política, ese gran secreto y conflicto que nos oculta su personaje. La comedia con tintes dramáticos y absurdos de BBC Three, que se puede disfrutar en Amazon Prime Video, se esculpe en sus locuras y se recrea en la vertiente más miserable y mezquina del ser humano. Fleabag da la impresión de recorrer un camino oscuro para dar sentido a la muerte de su mejor amiga y descubrir que su existencia consiste en joder (en cualquier sentido de la palabra) a todos los seres a su alrededor. Prácticamente, el sexo se ha convertido en un eje sobre el que la creadora de la ‘dramedia’ trata de conceptuar ese retrato sobre la soledad del ser humano y la sensación de esconder el alma hasta desaparecer sobre esa carcasa y cuerpo, que es lo único que nos queda. Todo gira sobre follarse a sí mismo y follarse a otros, sobre vivir al día hasta que ese cuerpo, que otras personas desean, se marchite y ya nada carezca de sentido. Sobre tal discurso Waller-Bridge se acerca a los planteamientos de Shamede Steve McQueen y plasma el sexo como una entidad que refleja el vacío existencial de la sociedad al creer que el placer puede alejarnos del dolor y, contrariamente, nos acerca al mismo. Es interesante que “Fleabag” desee completarse con la separación de la protagonista de la audiencia y la complicidad de la cuarta pared, siendo la confesión hacia otra persona aquello que en realidad necesitaba la antiheroína para conectar con ese mundo con el que sólo podía comunicarse a través del sexo y la tortura impuesta. Desquitándose de toda clase de tabús, la propuesta alterna el fetichismo con el cinismo y el talento de Waller-Bridge recreándose, en especial, en las contradicciones de su personaje y en la capacidad de arrastrarnos dentro de ese cuerpo que lo es todo y, al mismo tiempo, no es nada.

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