Director: Donald Rice
Reino Unido
2012
Sinopsis (Página Oficial):
En una fría mañana de diciembre en 1932, la futura novia Dolly (Felicity Jones) se esconde en su dormitorio mientras sus muchos miembros de la familia llegan a la boda con toda la alegría, el caos y agravios que acompañan a estas ocasiones. Pero los problemas pronto aparece con la llegada de Joseph (Luke Treadaway), amante de Dolly del último y anterior verano que produce la exasperación de su madre (Elizabeth McGovern), expulsando los sentimientos de Dolly en el caos. Con trajes de lujo y un hermoso campo británico, “Cheerful Weather for the Wedding” es una alegría de principio a fin en la gran tradición de la comedia dramática inglesa, llena de humor desenfadado y un romance tórrido. Basada en la aclamada novela de Julia Strachey.
El problema de “Cheerful Weather for the Wedding”, considerada una de las peores películas por público y crítica de 2012, es que se trata de una (anti)película británica de época como antítesis de algo que pudiéramos imaginar. Todo, en resumen, es demasiado ‘anti’. Insiste en sus flashbacks de entorno (y contorno) escrotal Instragram, utiliza elementos tan ridículos como esos propios personajes y, en realidad, viene a contarnos algo que no puede ocultar ni su forma ni fondo: lo ‘british’ es simple postureo. Y, por favor, que saquen ya una ley que diga que las secuencias con beso en una tarde lluvia deberían estar prohibidas (o poner un título y aviso previo en la parte inferior de la pantalla para que otros nos fuéramos a vomitar el excusado). Y es que el film de Donald Rice es una tormenta teatral barata situando a todos los personajes en los preparativos de una boda donde ni los petardos de un mocoso (petardo) nos pueden despertar. Toda la intriga romántica, los añadidos cómicos y los evidentes flashbacks nos llevan a solicitar huir de allí a los diez minutos de ese engendro adornado en puro formol.
En cualquier país serio esta película supondría una movilización de millones de personajes saliendo a la calles para quemar las novelas de novela Julia Strachey. Los británicos, por el contrario, son afines a su flema y reservaron su escupitajo en la taza del váter más cercano. Dicen que es una afilada sátira cómica de la alta sociedad pero se trata de un oportunista para hacerse con el público de “Downton Abbey” bajo un forma digna de un teatrillo perpetrado por Jose Luis Moreno. Lamentablemente para “Cheerful Weather for the Wedding”, el film sólo consiguió pedradas y bombas de confeti como parte de su excremencia poética y cinematográfica.
Olvidable de principio a fin, este tiempo alegre para la boda más soporífera de la presente década, el film se construye sobre su ‘chitchat’ y su formol ‘british’. Quiere tener la clase y de la sofisticación de la alta sociedad pero acaba conteniendo la misma que La Veneno en el cielo estreñida y plantando un pino. Entre el esnobismo enlatado —con risitas detallistas y sueños mojados de verano— aparecen cientos de personajes ingenuos y tontos hasta la nausea. Felicity Jones y Luke Treadaway son esa extraña pareja que trata de ser la guinda de un pastel cinematográfico. La primera tiene ahora suficiente tirón gracias a su nominación al Oscar (y cuantiosos premios) por “La teoría del todo” junto a su protagonismo en “Rogue One: Una historia de Star Wars” y el segundo ha sido el Dr. Victor Frankenstein en “Penny Dreadful”. La sensación, no obstante, es la que propicia Elizabeth McGovern: tratar de hacer algo digno en un producto impostadamente anacrónico sin alma. Ideal para regalar a unos amigos que piensen casarse ya que gracias a esta película cogerán la indirecta y cancelarán la boda… o pondrán veneno en el pastel y copa de vino a lo “Game of Thrones”. La cuestión, al fin y al cabo, es escapar sin importar el precio a pagar.
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