Si algo quería plasmar “American Horror Story: My Roanoke Nightmare”, por encima de opiniones y controversia, era establecerse como revulsivo dentro de la antología de Ryan Murphy y Brad Falchuk de cara a los datos de audiencia. “Chapter 1” jugó bien sus cartas al decantarse por una estrategia basada en el misterio y la expectación debido a un pretendido hermetismo en su información y marketing. “Chapter 2”, segundo episodio de la sexta temporada de AHS, nos remite a esos planteamientos respecto a desprender a la serie de algunas de sus características para amplificar los mecanismos básicos y primordiales de terror. Mientras que “Scream Queens” se ha focalizado en su segunda entrega por la comedia desatada cercana a la spoof movie, “American Horror Story: My Roanoke Nightmare” ha decidido establecer una temporada de temporadas, conjugando toda clase de elementos y homenajes a todo ese cosmos que nos empezaron a desarrollar en entregas temáticas. En esta ocasión, las intenciones son potenciar una propuesta metaficcional revelando un cruce y choque de dramatización televisiva con el propio espectáculo de FX. Adiós a todo lo demás… Resulta consecuente que “Chapter 2” siga potenciando varios arcos argumentales alrededor de una casa encantada en la que se cometieron terribles crímenes, dosis de found-footage (de la mano del cameo de Denis O'Hare) o un misterioso bosque que esconde una extraña tribu. Tal cal está liderado por un enigmático personaje interpretado por Kathy Bates que va a cometer atrocidades relacionadas con esa presencia con la cabeza de un cerdo muy en la onda de Rubber Man. ¿Qué no has ha ofrecido “Chapter 2”?
Precisamente el episodio arranca dando continuidad a ese cliffhanger que dejó a Shelby Miller perdida en ese frondoso y oscuro bosque en el que se encuentran esas personas un tanto primitivas que no dudaron en quitar la cabellera a un traidor y quemarlo vivo… Sus intenciones son que sirva de ejemplo al resto, poniéndolo esa característica e icónica cabeza de cerdo mientras nos fijamos en los cameos del capítulo como una irreconocible Lady Gaga. “Chapter 2” podría ser perfectamente parte de un season premiere compuesto por dos entregas, ya que retoma los elementos de la apertura de la temporada y se enfoca hacia esos temas que conformaban la presentación. No sé hasta qué punto “American Horror Story: My Roanoke Nightmare” puede molestar a cierta parcela de espectadores al redundar esos ‘dobles’ reales la información ofrecida por la dramatización. Tal vez aquello que nos quieren contar Ryan Murphy y Brad Falchuk es que el actual terror (y, por extensión, formato televisivo) está empañado por lo subrayado, el efectismo similar a los reality shows y los lugares comunes dentro del género. Esa transformación del material hacia toda clase de referencias sirve a la temporada para estructurar sus pretensiones y seguramente dosificar tanto su contenido como futuras vueltas de tuerca. Dudo que sigamos con estas mecánicas durante los diez episodios que componen “American Horror Story: My Roanoke Nightmare”… Algo sorprendente nos espera…
Vayamos a la historia y a ver la tensión de todo aquello que presenció Shelby, descubierta y perseguida para que en su huida vuelva a la casa en propiedad en Carolina del Norte. Pensemos que ese comodín de esos paletos asustando a la pareja acaba siendo ya un cliché para que el matrimonio empiece a vivir toda clase de experiencias dentro de la casa maldita en la que habitan. Y, en “Chapter 2”, van a conocer parte de la oscura mitología del lugar documentada (en plan found-footage) por ese cameo de Denis O'Hare. Otra cuestión es esa especie de sacrificio a lo “Wicker Man” con todos aquellos que han de ser castigados y purificados… en ese gigante asador. Gran parte de los encuentros que vivirán los personajes están enfocados a ese icónico cerdo, con colas vivientes del animal cortadas y clavadas, por ejemplo. No sabemos hasta qué punto aquello que ven los personajes se encuentra en un plano real ya que Bates y su tribu bien pudieran ser simples espectros atrapados en el bosque. La otra parcela la ocupa el desarrollo de una combinación de “El resplandor” y la propia “American Horror Story: Murder House”, reutilizando los elementos ya indicados por Billie Dean Howard (otro de esos personajes que sirven de enlace entre temporadas tal y como vimos en el finale de “American Horror Story: Hotel”:
—Es difícil ahuyentar un espíritu, pero no imposible. El intento más exitoso que conozco pasó cuando América era conocida como el Nuevo Mundo.
• ¿Bromeas? Eso fue hace como 500 años.
—Los espíritus no siguen nuestras leyes físicas. Ni son afectados por el tiempo. Lo único que tienen en común con los vivos es su sufrimiento. Pena. Dolor. Soledad. En 1590, en la costa de lo que conocemos como Carolina del Norte, toda la colonia de Roanoke: 117 hombres, mujeres y niños murieron inexplicablemente. Fueron conocidos como la Colonia Fantasma porque los espíritus perduraron. Embrujaron a las tribus nativas que vivían en esa área. Matando indiscriminadamente. El anciano sabía que tenía que actuar. Lanzó una maldición de destierro. Primero, coleccionó las pertenencias personales de todos los colonos muertos. Después las quemaron. Los fantasmas aparecieron invocados por sus talismanes. Pero antes de que los espíritus pudieran causarles más daño, el anciano terminó la maldición que ahuyentaría a los fantasmas para siempre.
• ¿Cómo?
—Pronunciando una sola palabra. La misma palabra encontrada tallada en un poste en la colonia abandonada. Croatoan.
Deberíamos encajar ahora esa leyenda oscura y siniestra a una realidad y presencia maléfica que todavía persiste en el lugar… O, tal vez, ese anciano ahuyentó simplemente a los espíritus hacia ese bosque que ahora habitan y en el que se encuentran atrapados. Dentro de la casa hay más amenazas en forma de dos enfermeras y una amiga invisible para Flora, la hija de Lee, llamada Priscila (y que no para de decir cómo van a matar a su familia y en qué tipo de orden). Esos clichés sirven también para dotar de una mitología macabra el lugar a través del relato en formato cinta de vídeo del Dr. Elias Cunningham (O'Hare). Miranda y Jane convirtieron el lugar, con ya una marcada presencia demoníaca, en una residencia de personas mayores a las que asesinaron dentro de un desagradable juego de letras. MURDE… es la palabra dibujada en una pared que jamás podrá ser borrada… salvo por el papel pintado que la camufla. Una vez Shelby y Matt descubran toda la historia veremos de nuevo algunos parecidos con ‘Murder House’, ya que económicamente serán víctimas de las artimañas de la inmobiliaria que les ocultó toda esa información. Tampoco sabemos si el Dr. Cunningham sigue vivo o su espíritu está atrapado en el lugar tras ser asesinado por esas presencias que le obligaron a abandonar su propio hogar y vivir en esa oculta bodega exterior. Todo se complica cuando Flora, tal y como nos indicaba el avance, desaparece al tomar Lee una mala decisión al traerla de nuevo a esa peligrosa casa. Que los personajes cometan decisiones estúpidas en “American Horror Story: My Roanoke Nightmare” y que la policía comienza a ignorar a los Miller tras numerosos avisos y reportes que no llevaron a ningún lado, forma parte de ese material de presentación que ahora tendrá que explotar el propio espectáculo. Como curiosidad, todo el material del avance respecto al ‘primer’ contacto de los protagonistas con el enigmático personaje interpretado por Kathy Bates llegará en “Chapter 3”. Esperaremos pues…
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