River: Manifestaciones entre la vida y la muerte

Serie de TV

“River”

Reino Unido

2015

Sinopsis (Página Oficial):

John River es un detective brillante cuya mente fracturada le atrapa entre los vivos y los muertos.

Crítica Bastarda:

La nueva serie de Abi Morgan (“The Hour”) no duda en revelar rápidamente sus credenciales con un detective torturado por la impactante muerte de su compañera siendo ésta un ‘espectro’ que le acompaña a partir de ese instante. Hay más… más manifestaciones del pasado de ese torturado agente de la ley que van sirviendo para reproducir los claroscuros del mosaico de su psique. “River” trata sobre los fantasmas de tiempos anteriores aunque su componente psicológico anula cualquier vertiente paranormal, eludiendo también ser una versión televisiva de un desorden de personalidad similar a “El perfecto anfitrión” o “Mad Detective”. El personaje que interpreta Nicola Walker ofrece desde ese ‘prólogo’ un original contraste en su banda sonora disco (metáfora de su amor/amistad) a un tono claramente oscuro e incluso macabro, siendo complementado por el rol que ejerce la participación de Eddie Marsan. También existe un discurso sobre la imagen de las personas que permanece en nuestro cerebro, descubriendo River detalles de su compañera y amiga que desconocía, que distorsionan esa ‘foto fija’ que representa la manifestación que le acompaña. Como suele ocurrir en el género, la verdad siempre es dolorosa. Terriblemente reveladora y dura. 

Se agradece, aparte de un soberbio Stellan Skarsgard, que Abi Morgan realice un policíaco distintivo (que no original) y, al mismo tiempo, sobrio y clásico, como si esos elementos que definen la serie fueran claramente una síntesis de la mente y las relaciones que establece todo detective del género. También habita cierta lectura racial y social en el contexto jerárquico de la policía, como si la guionista tratara de elevar un tono claramente político encapsulado en el ecosistema sobre el que se desarrolla la serie. No obstante, “River” trata realmente sobre el control y, al mismo tiempo, acerca de la culpabilidad de los vivos respecto a los muertos que dejaron el mundo en el que habitan. El suicidio de un sospechoso se conforma, además, como un punto de partida para desenterrar los infiernos personales de un personaje que ciertamente profesaba un amor puro y no confeso hacia su compañera asesinada. La serie de BBC va desplegando en su misterio todo tipo de secretos, desarrollando un clímax catártico en el que lavar los pecados y ese pasado del que nada ni nadie puede escapar. Abi Morgan da la impresión de utilizar el caso que obsesiona a su antihéroe como un macguffin para explorar la psique de un detective y todo ese viaje emocional al tratar de escapar de su infierno personal, atándonos a las dudas que nos confiere su punto de vista. “River” también articula su discurso para retratar a la sociedad y sus prejuicios sobre la inmigración o la raza, catapultado la narración al concepto familiar y sus oscuros secretos, como si únicamente la consciente locura (del protagonista) pudiera dar respuestas a la perturbación que nos sirvió de premisa. En ese territorio el último episodio de su primera temporada trata de hilvanar juntas todas las tramas abiertas y previamente expuestas, condenado a River a un dilema fatídico tras descubrir al asesino de Stevie y que impartir justicia puede ser la más dura paradoja para todo detective. La persona que trataba de defender la asesinada fue precisamente aquella que disparó el gatillo… Y ahí River, pese a todo, se encumbra como alguien implacable que trata de exorcizar a todos sus demonios, incluida ese mente torturada que representa ese infierno tan devastador y triste que conforma el pasado… y sus fantasmas.

P.D.: Y el final es la perfecta metáfora de esa locura llamada amor.

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