Es complicado analizar la octava temporada de ‘Big Bang’ sin utilizar el insulto, el desprecio y/o el rechazo y olvido. Con 23 capítulos emitidos y a la espera de su season 8 finale, podemos quedarnos con lo bueno o simplemente resumir todo en un corte de pelo y madurez de nuestra ex camarera del Cheesecake Factory entre esos bebés atrapados en una guardería existencial. Poco o nada más salvo esa tortuga de “The Colonization Application” (8x17) que alegóricamente retrataba la evolución del show y las relaciones de nuestros nerds. 23 episodios y seguimos sin avanzar… ¿nada? Salvo el cameo de Billy Bob Thornton en “The Misinterpretation Agitation” (8x07), las instantáneas finales de “The Prom Equivalency” (8x08) o la aparición estelar (y troll) de Stephen Hawking en “The Troll Manifestation” (8x14) el bagaje más que preocupante es aburrido y patético. “The Anxiety Optimization” (8x13) y “The Intimacy Acceleration” (8x16) pudieran ser los episodios más completos de una temporada para el olvido que seguramente cause el ninguneo del show en los próximos Emmys tal y como pasó en los Globos de Oro. “The Maternal Combustion”, vigesimotercer episodio de la octava temporada de “The Big Bang Theory”, confirma la decadencia de la exitosa sitcom únicamente mantenida por el nazismo de sus más radicales seguidores. Repasemos el encuentro la Dra. Beverly Hofstadter y Mary Cooper.
“The Maternal Combustion” va a reunir después de casi ocho temporadas a las madres de Sheldon Cooper y Leonard Hofstadter. ¡En la misma habitación! La premisa puede con el resultado y hay muy poco qué rascar en un encuentro que sabemos va a acabar en discusión y, finalmente, catarsis. ¿Se equivocaron esas madres de esos genios en educar a sus hijos o sus diferentes posicionamientos finalmente sirvieron a ese interés para la ciencia? O, simplemente, dio lo mismo visto lo visto. Gracias al artículo conjunto de los doctores Cooper y Hofstadter la sitcom ha encontrado diferentes excusas para crear algunos argumentos episódicos. Hemos tenido desde discusiones en internet con trolls hasta viajes y ahora un premio y la visita de sus mamás para apoyarlos a tal efecto. Beverly y Mary son personajes completamente antagónicos y, pese a que sus retoños advierten del posicionamiento ideológico y religioso de ambas, todo está condenado a una gran confrontación. Recordemos, una de ellas es brillante mientras que la otra es dulce y sencilla. Ciencia Vs. Religión, Freud Vs. Dios, en resumidas cuentas. Precisamente no hay nada mejor que una brillante psiquiatra para analizar ese juego de parejitas y bebés donde el único personaje adulto y con cerebro ha acabado siendo Penny. «Has estado saliendo y cortando con esta mujer durante siete años y comprometido un año. Me pregunto si hay algún problema». Más que un problema hay una serie alargada innecesariamente hasta el infinito y un millón de dólares por cabeza y episodio.
Bernadette Rostenkowski va a tener que poner orden en ese nuevo hogar sin gritos que valgan. Howard, Stuart y Raj se han ‘apollancado’ en la casa de la difunta Sra. Wolowitz e incluso promulgan con el nudismo sin pantalón que recubra esos calzones amarillos por delante y marrones por detrás. Es hora de que hagan algo útil y colaboren con la limpieza de esa mansión judía. No hay nada meritorio que rescatar en ese cúmulo de despropósitos salvo ese homenaje musical final a ‘Annie’ y su ‘It's a hard knock life’. Quién iba a decirnos que “The Big Bang Theroy” iba a acabar siendo una sitcom familiar sin ideas y con premisas sacadas de una comedia del pleistoceno. Hasta ese sketch sobre el suelo pegajoso que protagoniza Howard se siente como de una serie de televisión de los años 50…
Salvo descubrir que el anillo de compromiso de Penny fue comprado en un sitio por internet que recicla puntas de brocas de diamante y que lo único ‘auténtico’ era la caja de Tiffany's, hay demasiados olvidos. ¿Dónde está Amy? ¿Y Emily pinta algo en esta serie o es postureo para completar a Raj? La evolución de la trama es predecible y sin muchas ideas: las madres discuten, sus hijos también, Penny en medio. Sheldon se comporta como una cría de elefante marino acaparando deliberadamente toda la atención de la madre de Leonard e incluso con su progenitora en el mismo lugar. Esa ‘sobrelactancia’ nos lleva al retrato de un doble mamón y los celos del no-mamón… Y todos sabemos que los celos llevan a lado oscuro… hasta que una conversación entre Sheldon y Beverly provoque la recapacitación de la psiquiatra. La estrategia cambia y el amor de una madre sesuda, que utilizó a sus retoños como ratas de laboratorio, también puede alterarse. Fin de la cita, fin del capítulo, fin de ese abrazo tan forzado y escasamente satisfactorio para esta temporada que vende amor incondicional y únicamente funciona para sus más fanáticos feligreses. “The Maternal Combustion” solamente sirve para lanzar un chiste anti-ateos respecto al Arca de Noé. ¿Con qué alimentaban a los leones? Pues con los cuerpos que flotaban de los pecadores ahogados, por supuesto. Si eso es lo mejor (y más gracioso) que puede hacer ‘Big Bang’ que llegue un diluvio y se lleve todo y a todos… sin arca salvadora que valga.
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