Páginas Bastardas

sábado, 19 de abril de 2014

Hannibal (2x08) Su-zakana: Muerte, biología… renacer

Con «¿No quieres saber cómo termina esto?» y Yakimono” (2x07), “Hannibal” ha decidido renacer tras la muerte, su propia biología interna y los fantasmas y designios de la cancelación, aunque necesitaba un capítulo para plasmar todas sus ideas y facilitar el cauce hacia la recta final. De esta manera, “Su-zakana” va a ejercer como el propio plato que representa para purificar el sabor que nos ha dejado a los seriéfilos y fans de la serie una emocionante y sobresaliente primera parte de la temporada. Nadie está ajeno a ese mind-game entre el Dr. Lecter y Will Graham y el capítulo debe también introducirnos a un personaje que va a quedar fuera de campo. Se trata de Mason Verger (Michael Pitt) y podemos captar todo el material literario (e incluso cinematográfico) de Thomas Harris y tratar de hallar una coherencia con la secuencia introductoria en Kaiseki” (2x01). Todo forma parte de la probabilidad del vértigo porque esta serie da la impresión de volar en paralelo y satisfacernos mediante un juego de códigos, referencias y guiños con nuestro subconsciente y el imaginario del Dr. Hannibal Lecter. Es momento de hincar el diente a “Su-zakana”, octavo capítulo de la segunda temporada de “Hannibal”.

Como si un acto hubiera concluido, tenemos a Will fuera de prisión y volviendo a terapia con Hannibal mientras éste va a forzar el regreso de su ‘alma gemela’ como asistente del FBI. Vamos a tener un capítulo de carga psicológica muy fuerte y dirigido por Vincenzo Natali. Es cierto que el director de “Cube” y “Cypher” estaba tan perdido como sus personajes en “Nothing” con sus últimas películas (“Splice. Experimento mortal” y “Haunter”). Natali también dirigirá “Naka-Choko” (2x10) y se suma a las credenciales extransesoriales con esa atmósfera tan malsana que tanto nos ha seducido. La partida entre Will y Lecter ha comenzado de nuevo y la secuencia introductoria nos da pistas en ese doble juego que siempre plantea la serie. ¿Cómo atrapar a un ‘pez’ (cazador) que no tiene hambre? Los depredadores siempre son depredadores y su instinto le hará seguir un señuelo ‘vivo’. Da la impresión de que Will ‘atrapará’ a ese depredador que persigue y Jack Crawford lo llevará a tierra mientras, de momento, Hannibal sirve la mesa repleta de irrebatible aroma. ¿Es, por lo tanto, Alana Bloom ese doble señuelo o el arma que utiliza el Dr. Lecter para protegerse del propio Will? Desde luego, todo cambió con el intento de asesinato de Will sobre Hannibal y en este episodio se va a aclarar todo entre ambos personajes y su mind-game. 


Las imágenes de sexo entre Lecter y Alana evitan el anuncio para convertirse en parte de ese teatro que alberga poder, dominación y pasión… sobre todo con esa revelación post-coito: «¿Sabes por qué Will intentó matarme? No lo hizo para vengar la muerte de Beverly Katz. Lo hizo para prevenir la tuya. Te protegía de la única forma que pensaba que le quedaba»… pero en “Hannibal” necesitamos uno de esos casos episódicos que remuevan las psique de todos los personajes principales. Un veterinario encontrará en el interior, al examinar un caballo fallecido que hace poco tiempo dio a luz a un potro muerto, el cuerpo de una mujer con los ojos abiertos y devolviendo la mirada y provocando uno de esos sustos de terror malsano de la serie. No será el último… Veremos que Hannibal está de vuelta dentro del equipo de ‘consultores’ de Crawford y será el propio doctor aquel que requerirá la ayuda de Will para resolver las motivaciones de introducir una mujer muerta dentro de un caballo. Es momento de conocer a Margot Verger (Katharine Isabelle) y a su sádico hermano fuera de campo en una secuencia también extrasensorial con anguilas y lágrimas atrapadas en papeles que acaban servidos en cócteles de martinis. Margot es paciente de Hannibal y tiene el brazo en cabestrillo tras el ataque de su hermano (ante un intento de ¿asesinato? previo de la mujer). Planea una venganza y la moral del psiquiatra queda expuesta en ese malicioso «Hubiera sido más terapéutico si lo hubiera matado» y el ánimo a protegerse sobre su paciente. Es cierto que la serie podría volcarse en los métodos del Dr. Lecter para tratar más a sus pacientes que a sus víctimas aunque, evidentemente, dejara de ser “Hannibal”. De momento, nos quedamos con ese «Si de verdad quieres matara tu hermano, Margot, espera hasta que puedas salirte con la tuya. O encontrar a alguien que lo haga por ti». ¿Será Hannibal ése alguien? 


Llegamos al susto de los sustos al sentir los forenses ‘un latido’ en el corazón de la víctima en rigor mortis. Al abrir su cavidad torácica emerge un pájaro que sobrevuela la habitación y nos provoca que nos tomemos el pulso… para, después, plantearnos ese escenario de un parto dentro de un parto dentro de un parto. Will nos ¿aclarará? que el asesino realmente no es un asesino sino un curandero que estaba dando a la víctima la posibilidad de renacer. La visita a Peter (Jeremy Davies), un ex empleado del establo, que sufrió la coz de un caballo y no puede al parecer tocar y mirar al mismo tiempo. Para Will, Peter no es el asesino pero sabe que el insólito hombre sabe quién es. La mejor secuencia del capítulo, por el contrario y realmente, es aquella que nos revela el seguimiento de la terapia de Will y donde el cambio de eje sobre la posición de Hannibal remarca ese juego, fantasías y cambio de roles entre ambos. El pescador y la complicada presa nos remite a esa escena que abría el episodio en la que no sabemos realmente si el mérito viene por parte del cazador o el cocinero. Al Dr. Lecter le preocupa que vuelva a sufrir otro intento de asesinato por parte de Will y aquel «Ya no quiero matarlo, Dr. Lecter. No ahora que finalmente lo encuentro interesante» despierta esa sádica y perniciosa sonrisa en el semblante de Hannibal. Will exige sinceridad y planta cara al propio Hannibal al que sigue viendo como El Destripador de Chesapeake. «No espero que admitas nada. No puedes. Pero prefiero los pecados de omisión a las mentiras descaradas, Dr. Lecter». Con el tablero posicionado y las disculpas de Brian Zeller a Will, llegamos a la revelación de 16 víctimas del mismo asesino. El perfil es el de una mujer joven, como aquel que encontraron dentro del caballo y realmente ella era la número 16. ¿Quién la desenterró y la metió dentro del caballo? ¿Y si ese sanador no era el asesino… quién es? Pete es el sanador y señala como asesino a su trabajador social, Clark Ingram (Chris Diamantopoulos). Le veremos siendo entrevistado por Alana y a Will, Jack y Lecter tras el espejo unidireccional. Para Will es un psicópata pero no tienen pruebas ni el FBI nada para retenerlo. Todo este caso va a suponer un paralelismo en esa lucha de Will por revelar la identidad y naturaleza de Lecter como asesino en serie ante la ausencia de pruebas, un choque entre ese aspecto de enfermedad con la compostura social y que potencia un desenlace brillante. Peter comprobará que las jaulas de su casa están vacías y el mensaje viene de un martillo ensangrentado empuñado por Clark. Ha matado al caballo que le golpeó brutalmente en la cabeza y su plan pasa por culpar de los crímenes a Peter. ¿Les suena la historia? 


Tendremos uno de esos cortes y elipsis para que Will y Hannibal lleguen a la cuadre viendo a Peter coser el abdomen del caballo que hemos visto muerto. ¿Dónde está Clark Ingram? Peter responde un ‘sí’ cuando Will le pregunta si su trabajador social está en el interior… No es que vayamos a tener un guiño a Caperucita porque el cuento aquí es psicológico y con otros depredadores en juego. Will se llevará a Peter a otro sitio y vemos que el hombre está confundido… ya que no mató a Clark, simplemente quiso que entendiera aquello que sintieron sus víctimas al experimentar la muerte. Veremos que unos dedos aparecen de ese corte cosido y del interior del caballo emerge un Clark cubierto de tripas y prácticamente ahogado. Quid pro quo. Pero otro ‘quid pro quo’ para Will que ve la oportunidad de acabar con un Clark ensangrentado y arrodillado que sigue insistiendo en que es la víctima de la situación. Los paralelismos siguen aflorando del mismo modo que Hannibal los sintió sobre la situación vivida de Margot Verger. Will quiere que coja el martillo y apretar el gatillo de su revólver. La tensión crece y Hannibal es un testigo de excepción a sus intereses que pondrá su pulgar entre el martillo-percutor para evitar que el arma se dispare. Will ha pasado al lado oscuro y Hannibal realmente ha captado a su alma gemela para sumergirla dentro de su naturaleza… de ese río de maldad y asesinatos que corren por su sangre. A la espera de las consecuencias y la próxima sesión de terapia nos quedamos con la cortesía y códigos de ambos en ese mind-game para que pescador y pez acaben confundidos entre la manipulación que ejercen el uno al otro. Ambos se encuentran tan interesantes que la muerte no es una opción sino un renacer como el que ofrece esta sobresaliente serie capítulo a capítulo.

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1 comentario:

  1. impresionante capitulo en mas de un momento me quede con la boca abierta fuller es un genio del terror y del suspenso. tengo q decir ver a hannibal y alana asiendolo me ase querer vomitar sangre

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