Páginas Bastardas

sábado, 3 de noviembre de 2012

30 Rock (7x05) There's no ‘I’ in America: Obama vs. Romney

El huracán Sandy ha pasado por EEUU dejando en paños menores a muchas producciones que se encuentran en pleno rodaje en grandes ciudades como Nueva York. Recordemos que la mítica metrópolis norteamericana es el escaparte de ficciones como Elementary”, “Person of Interest”, “Smash”, 666 Park Avenue”, “Mad Men”… y también “30 Rock”. No es que la tormenta vaya a traer la calma a la despedida de la serie de Tina Fey pero estamos observando que el huracán político que se está desplegando sobre EEUU está siendo uno de los motores de humor y parodia de la serie que se desarrolla en Rockefeller Plaza. “There's no ‘I’ in America”, quinto capítulo de la séptima y última temporada de “30 Rock”, es la inmediata continuación de Unwindulax”. ¿Estamos preparados para presenciar el futuro de Estados Unidos?

Y es que esta vez el capítulo, emitido un día antes por cambios en la parrilla de la NBC originados por la visita de Sunday, contiene un fuerte carga paródica pero al mismo tiempo nostálgica sobre el futuro-pasado de una nación y contraste de supuestos cambios con la pasada victoria de Obama. Para llevarlo a cabo vamos a tener una serie de diferencias entre Pete Hornberger, la primera votación de Kenneth Parcell y ese choque entre Liz Lemon y Jack Donaghy por conseguir el ‘voto’ de Jenna Maroney. Respecto a Kenneth Parcell encontramos la emoción de la virginal y beata criatura por emitir su primer voto al evaporarse la prohibición del difunto reverendo por considerarlo un acto pecaminoso. La votación es sobre una iniciativa municipal para iniciar las reparaciones necesarias a una histórica torre del reloj… Los pros y contras hacen que Kenneth se líe hasta que Tracy le informa que el sino americano, iniciado por Colón, es tomar decisiones sin saber lo que se está haciendo realmente. Observamos que el voto por correo en la aldea de Kenneth es por mensajería aérea gracias a un águila.


Mientras tanto, veremos cómo Pete realiza un discurso sobre la esperanza de cambio en el país en esa mágica noche de elecciones allá por 2008 y un beso que recibió de la vigilante de seguridad. Oh, el beso de la linda María… que se perdió en esa noche y que ahora trata de rememorar ante la imposibilidad presente. Realmente esa noche todo parecía posible pero nada cambió. Y es que el juego de dobles y ausencias nos trae a un ‘Peter Horn’ al que todo le va bien… y se queda con la chica.


Nos quedamos con Jack y Liz tratando de ganarse a Jenna para que dé el vuelco electoral gracias a la simpatía que le tienen los votantes del norte de Florida, el pene de EEUU. Jenna monta un debate entre ambos para escuchar sus puntos de vista. Mientras que Liz realiza el discurso emocional y anímico sobre lo bueno y lo malo, Jack se muestra manipulador y mentirosos para convencerla mediante el absurdo. El discurso político conservador suele ser engañar a la gente para que vote en contra de sus propios intereses, y luego venderles en un abrir y cerrar de ojos… Frases bonitas, simbólicas, patrióticas, rimbombantes y, realmente y finalmente, sin sentido ninguno. Como contraste tenemos las ideas de los progresistas que se quedan en eso: en simples ideas difícilmente plasmables en la realidad. Así es la política y así son los votantes  Liz nos recuerda las grandes cosas que ha cambiado Obama… O sea, nada. Jenna tiene una prioridad: alguien que respete al feto humano y reconozca su valor como el del voluminizador de pelo. Jack convence a la rubia y se vende a Mike Romney. Con todo perdido, Liz utiliza armas sucias para dar un vuelco electoral con la ayuda de Tracy y las redes sociales mientras que el propio Jack se da cuenta de que los valores de Jenna (y los del propio y rico-rico-rico Romney) no son los más acordes para los niños norteamericanos. A menos, claro, que uno quiera que sus padres dejen de ahorrar para la universidad y coloquen a las pequeñas implantes mamarios para ser famosas… Que Obama va a ganar las elecciones es una crónica de una muerte anunciada por propios y extraños… aunque nada haya cambiado y nada vaya a cambiar. Al menos, el humor incisivo perdido por la desaparición de “30 Rock”…

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