Páginas Bastardas

miércoles, 5 de mayo de 2010

Por testigo

Siempre habían dicho que las despedidas eran frías pero lo de ayer se tornó en una broma macabra.


Despedida y cierre. Efectivamente. ¿Fin de una etapa? Posiblemente. Muchos no sabrán la historia y tampoco es necesario. Sinceramente. Pero para los que quieran seguir descubriéndola sigan leyendo. Naturalmente.



Recuerdo por todo aquello por lo que sufrí y ahora todo es en vano. Es verdad que uno se pone melodramático con lo que tiene a mano. Los hay que lo harán con cualquier menester o entretenimiento y el mío era y ha sido seguir el equipo de mi localidad y ser socio desde que ascendió por primera vez en su historia a la máxima categoría. Cierto es que por cuestiones laborales (duplicidad corporal) tuve que dejar de serlo y no es por ser pedante, prepotente, egocéntrico y arrogante, como determina mi signo zodiacal, pero el equipo estuvo a punto de descender a segunda división. Antes del último encuentro decisivo frente al Racing (el karma les ha deparado para el final de esta temporada lo que sufrimos otros y de lo que se mofaron) y en ese punto de inflexión personal me coloqué debajo del Lazo Azul en un anochecer anaranjado (coloreado del Cinemascope en blanco y negro para más señas) y solté a los cuatro vientos con mi puño en alto a lo Scarlet O´Hara:


«A Pelé y Maradona pongo por testigos...que no lograran aplastarme, viviré por encima de todo esto, y cuando haya terminado nunca volveré a saber lo que es no ser socio del Geta. NO, ni yo ni ninguno de los míos. Aunque tenga que estafar, que ser ladrón o asesino (sobre todo en el Munchkin). ¡A Pelé y Maradona pongo por testigos que jamás volveré pasar de abonarme!»


Tampoco es por ser de nuevo ególatra pero el Getafe, sí el Getafe, no bajó y este año tampoco. Pero como si de una maldición se tratara vuelve a aparecer en mi vida la duplicidad corpórea-laboral y efectivamente, posiblemente, sinceramente y naturalmente el año que viene no seguiré siendo socio.


El partido de ayer frente a un necesitado Sporting se efectuó en un escenario repleto de ironía para tratarse de mi despedida. Si para hacerme socio tuve que insolarme y permanecer al lorenzo durante un día entero para esta despedida el invierno había retornado en un gélido y aterrador escenario. Ni siquiera el sol podía calentar las glaciales temperaturas que causaran titiriteras y bajas en el descanso. Yo tuve miedo de hincar los dientes al bocata por si se rompían, astillaban o estallaban. Las mantas se pusieron a la orden del día. Había una que se puso la manta a los cinco minutos y empezó a subir poco a poco. A los diez
ya parecía un mono beduino (que no babuino) y al final del encuentro acabó como un T-1000 pasado por nitrógeno liquido.



Había que ver poco del terreno del juego para lo que estaba en juego, valga la redundancia. El partido fue lamentable porque el
Sporting no daba ni una al ataque y el Getafe tampoco a derechas con una torpísima defensa y portero autista. Salvo Peter Lion que lo intentaba sin censar (en la selección) y sin cesar (en el terreno) el equipo de Michel estuvo inoperante y su mayor acercamiento fue un gol anulado por fuera de juego. El Sporting perdonó y perdonó y de rebote marcó. El autor fue De las Cuevas, claro homenaje a la Edad de Hielo y al hombre del norte de la península.


Con el pescado vendido y sin caldos en los puestos de comida rápida el frígido temporal arrendó en los huesos de los asistentes hasta tal punto que el sexo masculino se encogió tanto que ‘el hombre con rayos X en los ojos’ hubiese dicho que en el Coliseum el 95% de los 10.000 asistentes eran mujeres sin tetas. La segunda parte sirvió para que el equipo local achuchase y Soldado mojase con un espléndido gol de chilena que ya quisiera Messi o CR9 para chupar portadas de los diarios deportivos.



Pese al larguero del discutible y discutido Adrián y una nueva ocasión de Soldado, de cabeza, blocada por Juan Pablo el Getafe mostró un inusitado nerviosismo pese al mostrarle el video-marcador con los goles del Almería el camino. El Sporting tan valiente como ineficaz acabó sumido en el patetismo de la defensa y portero getafense: ni siquiera los regalos en forma de pésimas cesiones y momentos extraídos de “El show de Benny Hill”, por su apología del humor chabacano, consiguieron ser transformados por un equipo que está donde tiene que estar por no marcar lo que tiene que marcar. El Getafe, pese a la debacle, sigue soñando con Europa y un servidor con verle en la grada si loterías y apuestas del estado me lo permite.


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