Páginas Bastardas

lunes, 16 de octubre de 2017

Mindhunter: Psycho Killer

Serie de TV
“Mindhunter”
EEUU
2017

Sinopsis (Página Oficial):

A finales de los 70, dos agentes del FBI ampliaron las fronteras de la criminología estudiando la psicología del asesinato y acercándose peligrosamente a monstruos reales.

Crítica Bastarda:

¿Cómo vamos a adelantarnos a los locos si no sabemos cómo piensan?

Entendamos “Mindhunter” como si fuera The Knick cambiando el subgénero alrededor de los dramas hospitalarios por el thriller policial dedicado a asesinos en serie. Precisamente en la propuesta de Netflix veremos cómo el término es acuñado por el FBI a finales de los setenta y principios de los ochenta. Eran tiempos en los que EEUU había conocido a Charles Manson y el virus que había inoculado en la sociedad se expandía sin remisión. Las fuerzas del estado eran incapaces de adaptarse con sus métodos criminológicos a una oleada de crímenes difíciles de asimilar. Y llegamos a nuestro (anti)héroe como prólogo y síntesis de que los procedimientos establecidos solamente conducen a una espiral de violencia sinsentido y resbaladiza. «¿Cómo vamos a adelantarnos a los locos si no sabemos cómo piensan?». Basada en el libro ‘Mind Hunter: Inside FBI's Elite Serial Crime Unit de Mark’, la nueva producción del gigante del streaming supone un retrato sobre los orígenes y la inspiración del tema tratado por John E. Douglas y Mark Olshaker es visible en muchas películas y series que han conformado el espectro cultura de varias generaciones. Ahora es tiempo de viajar a esos orígenes en los que también quisieron indagar Steven Soderbergh y Clive Owen en otro subgénero consumido por la televisión. ¿Quedaba algo por rascar después de Dexter”, Hannibal”, “The Fall” y constantes procedimentales? “Mindhunter”, por lo tanto, supone toda una novedad por acercarse a la creación de la Unidad de Ciencia del Comportamiento del FBI. Financiados por la administración de ayuda a las fuerzas de seguridad y el Instituto Nacional de Justicia nuestra pareja protagonista va a entrevistar a condenados por crímenes violentos para clasificar su comportamiento y crear un manual de perfiles que sirvan al resto de fuerzas de ley. El problema es que ese trabajo no es en absoluto impermeable y oculta la intoxicación de esa implícita enfermedad que comenzó a expandir en el pueblo estadounidense un demonio que se apellidaba Manson. ¿Podrán salvarse Holden Ford y Bill Tench o ambos están ya perdidos en una espiral directa a afectarles en su vida personal irremisiblemente?


Los diez episodios que componen la primera notable temporada de “Mindhunter” ofrecen algunas soluciones brillantes respecto a un tema que creíamos agotado en el talento desplegado en la reciente joya de Bryan Fuller. Holden bien pudiera ser una revisión Will Graham y sus intentos de comprender esas mentes criminales vayan filtrando una oscuridad interior que desconocía. En la serie de Netflix se intenta hallar el nexo de ambigüedad que una los orígenes a la implícita psicología de los monstruos y aquellos que los persiguen, sin que podamos traspasar muchas veces el relato de la verdadera naturaleza que los propicia. Tal y como nos avanza Edmund Kemper existen más asesinos en serie que, simplemente, no serán nunca descubiertos por el FBI hasta que ellos mismos deseen entregarse. Repetirán una y otra vez sus violentos asesinatos como una espiral de la que ellos mismos no pueden escapar y aquí surge la figura de Debbie Mitford ese tono psicológico necesario en los análisis de esas entrevistas con monstruos como Jerry Brudos y otros que todavía están por llegar… Ese material sirve a nuestros agentes para poner en práctica sus descubrimientos pero se darán cuenta de que todo es demasiado complicado. O bien la burocracia y el sistema judicial no se corresponde con elementos psicológicos divisados como circunstanciales o, por el contrario, la complejidad de detectar un futuro crimen puede destruir complemente la vida de una persona que se desconocía si iba a delinquir o no. Si ni siquiera podemos entender muchas veces qué piensa una persona normal y la consideramos indescifrable, ¿cómo otros van a poder saber qué piensan los locos? 


Ni siquiera a veces podemos penetrar en la mente de nuestros protagonistas aunque la propuesta de Joe Penhall accede generalmente en su vida personal como parte de su red dramática pero, sin embargo, revela que ellos mismos esconden secretos inconfesables. ¿Qué implicaciones tiene escuchar esas cintas y confesiones de asesinos en serie que cometieron auténticas atrocidades cuando se hallaban en libertad? Podemos pensar que todo tiene precio y parte del desarrollo de esta primera temporada es ver las heridas que ha abierto todo ese proceso en la psique de nuestros protagonistas y el propio trabajo que van desarrollado. Abrirse, además, ante un asesino en serie dentro de un juego de confesiones tiene otra clase de consecuencias y el espectáculo también se vuelca en un plano de intrigas e investigaciones dentro del FBI. David Fincher es productor ejecutivo junto a Charlize Theron y se nota la huella del cineasta en la esencia de la obra, dirigiendo algunos episodios significativos. Aquí subyace “Zodiac” bajo otra mirada y perspectiva cambiada ya que, por encima de una espiral directa a la perdición, “Mindhunter” se ciñe al formato televisivo para reconstruirlo a su antojo. Esas vías del procedimental son conducidas como ecos de esos encuentros con las mentes criminales, ofreciendo soluciones a casos que no podrían ser resueltos bajo una psicología criminal y perfiles previos. Los tiempos han cambiado y a los creadores poco o nada les importa esa carcasa de ciencia forense o detalles analizados en bases de datos con un entorno digital e informatizado. Aquí existe una clara intención de dirigirnos a la naturaleza humana de los monstruos y sus víctimas y, al mismo tiempo, las implicaciones psicológicas de adentrarse en un camino oscuro. Que nadie espere un ritmo rápido o frenético porque los tiempos son otros más hipnóticos y constantes, como si estuviéramos frente a un cuento oscuro y frío que supusiera un cadáver exquisito en la morgue esperando ser diseccionado para su estudio. Toda esa atracción desconcertante también desea trazar otro tipo de lectura más macabra al otro lado de la pantalla. ¿Por qué la sociedad venera y perpetúa a sus propios monstruos y las transcripciones televisivas y cinematográficas que se realizan de los mismos? ¿Funciona “Mindhunter” como un espejo para escudriñar nuestra psique a través del tiempo? ¿Cómo hemos quedo afectados nosotros mismos? ¿Acaso hemos quedado perturbados? Quizás ya seamos entidades cercanas a esos monstruos y psycho killers en potencia y ese virus que expandió Charles Manson, décadas atrás, haya quedado propagado en las generaciones presentes y venideras. ¿Hay salvación o solamente queda tiempo para recordar cómo hemos llegado aquí? 

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