Páginas Bastardas

viernes, 15 de julio de 2016

Stranger Things: Sobre la nostalgia como material para (re)construir los sueños de la infancia

Serie de TV
“Stranger Things”
EEUU
2016

Sinopsis (Página Oficial):

A raíz de la desaparición de un niño, un pueblo desvela un misterio relacionado con experimentos secretos, fuerzas sobrenaturales aterradoras y una niña muy extraña.

Crítica Bastarda:

No se le puede acusar a Netflix aprovecharse de la nostalgia y ceñirse a una campaña hábil de marketing para generar la máxima expectación y ‘hype’ posible, despertando un interés inusual para una serie veraniega. Una de las fijaciones del canal de streaming, además, ha sido exhumar clásicos televisivos y someterlos a la actualidad a modo de reverencia sobre esos fósiles que no merecían muchas veces seguir enterrados. La curiosidad ya eclosionó desde que surgió en la red las primeras imágenes de una carta de amor a todo el género sobrenatural y fantástico de los 80 con un reparto encabezado por Winona Ryder y se desveló una sinopsis que nos hablaba de experimentos clasificados del gobierno, fuerzas sobrenaturales, una extraña desaparición de un niño como motor de arranque y la inclusión de una extraña niña, que esconde muchos secretos, que también nos remitía al espíritu impuesto por esa trilogía de clips de M83 (‘Midnight City’, ‘Reunion’ y ‘Wait’). Si bien J.J. Abrams en Super 8 quiso rendir tributo a Steven Spielberg, “Stranger Things” desea llegar mucho más lejos metiendo en su trituradora de referencias tanto a Stephen King como a R.L. Stine —junto a ‘Dragones y mazmorras’, ‘Star Wars’, E.T., el extraterrestre, “Poltergeist: fenómenos extraños”, “La cosa (El enigma de otro mundo)”, “Exploradores”, “Akira” o “Los Goonies” entre muchas otras— para potenciar una atmósfera de misterio apropiada y sugerente. Y así llegamos a “Stranger Things” como nuevo bastión del reino Netflix para ganarse de nuevo al público y crítica tras algunos proyectos que no cumplieron con las expectativas más allá de integrarse en la búsqueda de ciertos targets potenciales para la supervivencia del portal de entretenimiento. Es interesante que la propuesta vaya directamente al grano desde sus primeras secuencias y el formato de la serie también permita explorar los puntos de vista de todos los personajes, entrelazando los arcos argumentales tanto de niños como de adolescentes o adultos para dar sentido a un gran todo repleto de magia y nostalgia. 


“Stranger Things” es un viaje a los 80 desde nuestro prisma actual, donde la violencia gráfica ha sido sustituida por la estilización audiovisual y los recursos de guion, teniendo ciertos ramalazos de terror que no desentonen dentro del cosmos spielbergiano que utiliza como referencia y pilar. La serie creada por Matt Duffer y Ross Duffer también desea recrearse sobre esa discrepancia que habita en todo homenaje o referencia. Y es que no es lo mismo ‘El Hobbit’ que el ‘Señor de los Anillos’, como si ese cuento ideado para divertir a los hijos pequeños de Tolkien pudiera confundirse con aspectos más adultos y oscuros. El escenario puede ser en apariencia el mismo, pero el tono es difuso. Dentro de ese territorio muchas veces vamos a ver personajes haciendo cosas que no son correctas y que acentúan sus conflictos e imperfecciones. En los márgenes de toda esa ambigüedad, “Stranger Things” se desarrolla en Indiana en 1983 marcando en la desaparición de Will Byers el punto de partida para ir integrando todo un arsenal de referencias y conexiones con esa década soñada. Volvemos a esos ecos de familias fracturadas y al tono de aventuras adolescentes con toques de terror sobrenatural entre numerosos enigmas y secretos junto a una banda sonora inquietante generada por sintetizadores. Como si fuera el órgano de una iglesia en la que nos hallamos congregados, en esa amalgama de elementos no falta un ‘Bosque Negro’, bicicletas y una extraña criatura sedienta de sangre que se ha escapado de una instalación secreta del Departamento de Energía. “Stranger Things” se esfuerza por equilibrar ese concepto de realismo aterrador con fricciones sobrenaturales mediante una pulpa que también bebe de Wes Craven o John Carpenter. La exhumación se pudiera sintetizar en esa extraña niña con poderes, llamada Once (11), que combina fragilidad y vulnerabilidad con un tono enigmático y la posibilidad de lanzarse hacia ráfagas fantásticas y sobrenaturales conceptuadas en un amasijo del cultura pop de la década que homenajea. 


Uno de los grandes méritos de “Stranger Things” es que consigue ser muy absorbente y adictiva en sus primeros episodios, dando respuestas a cuentagotas y gestionando una cadena de acontecimientos asombrosos a través del lenguaje audiovisual de los 80 con momentos oscuros y ‘eléctricos’ para alcanzar, así, esa armonía entre sus elementos nostálgicos lidiando con bastantes clichés que sirvan incluso a modo de homenaje. Las cuestiones primordiales en el universo que plantean Matt Duffer y Ross Duffer no se toman su tiempo, dilatando el asunto, ya que necesita acelerar su material para integrarse a esos ocho episodios que estructuran su temporada. Al cierre de “Capítulo tres: Luces navideñas” tenemos varios puntos de giro que nos posicionan ante varios focos dramáticos, centrados a los desesperados intentos de la madre de Will, interpretada por Winona Ryder, por dar con el paradero de su hijo sin que todos a su alrededor la traten como a una loca. También esa trama infantil, posicionada en los amigos de Will y la misteriosa Once, junto a la investigación policial, el arco argumental científico y conspiratorio, sumando a Nancy lidiando con la desaparición de su amiga y sus nuevas y malas compañía. Todo lo anterior sirve a los escritores para potenciar los muchos misterios y enigmas planteados, resolviendo sus planteamientos con nuevas preguntas. Puede que “Stranger Things” no cumpla del todo esas grandes expectativas por culpa de todo ese ‘hype’ montado a su alrededor aunque plantea los problemas de comunicación generacionales y las fracturas de un mundo poco abierto a abrir su mente a la evolución científica y tecnológica. He ahí el germen de esa década en la que lo análogo daba paso a lo (proto)digital y, tal vez, ese sentimiento de nostalgia como material para (re)construir los sueños de la infancia contente a todos aquellos que hemos encontrado en la serie de Netflix lo que exactamente estábamos buscando. Si algo nos ha quedado claro, de momento y por el cuarto episodio, es que la pobre Joyce (Winona Ryder) no gana para teléfonos… (y yo también me pondría muy loca y enfadada al respecto).


Continuará… 

ACTUALIZACIÓN (AVISO SPOILERS)

Todo comienza a avanzar rápidamente desde que se encuentra el cuerpo del delito… Y es que al cierre de “Capítulo Cuatro: El cadáver” nos queda claro que el cuerpo de Will Byers es falso y que se encuentra en un extraño lugar o dimensión junto a esa ‘cosa’ que también se llevó a Barbara. En “Capítulo cinco: La pulga y el acróbata” el sheriff local se infiltra en las instalaciones del Departamento de Energía y encuentra esa especie de portal que no desentonaría demasiado en el universo de ‘Alien’ o “La niebla”, aunque es capturado y enviado de vuelta (literalmente) a su hogar provocando que caiga en un estado de paranoia absoluto… pero halla un micrófono que confirma sus sospechas. Mientras tanto, nuestros chicos protagonistas encuentran todas las respuestas en ‘Dungeons & Dragons’. Del mismo modo que existe un Valle de las Tinieblas la conclusión es que Will está en una dimensión alternativa y muchos de los personajes principales se reúnen en su funeral sabiendo que es una farsa y que deben iniciar su propia búsqueda. La ciencia también dará respuestas a Mike, Dustin y Lucas para tratar de hallar el portal… pese a que a Once sepa que no quiere regresar bajo ningún concepto a tal lugar… Y es que en el presente capítulo ya comenzamos a tener respuestas sobre las misiones a las que sometía el Dr. Martin Brenner (Matthew Modine) a la prima de Carrie White y, en un intento de utilizar sus poderes psíquicos para poder espiar a los rusos, Once descubrió a esa criatura… El contexto desea remitirnos a la Guerra Fría y aquello a lo que está dispuesto a llegar el gobierno estadounidense para combatir a sus enemigos, siendo el conflicto de Once y Brenner esa extraña y enfermiza vinculación que los une como padre e hija. Hasta que Once no vea al 'evil doctor' como un monstruo malvado no podrá poner límites a sus propios actos. En cierto modo, el pasado y esos flashbacks dan respuestas a los personajes en el presente, como si indagaran sobre el tiempo y trataran de hallar la solución a los enigmas. Once evidentemente abrió el portal al despertar a esa bestia por interés de Brenner en tratar de descubrir los secretos de esa dimensión alternativa, haciéndonos volver al universo del autor de “Ojos de fuego” y “Carrie”. Aparte de infinidad de pósteres y fragmentos televisivos en vídeo doméstico, en “Capítulo seis: El monstruo” llegamos al anticlímax y también las propia referencias expuestas. ¿Han leído a Stephen King? Peleas callejeras, intrigas de patio de colegio, niños gritos ‘on fire’ e investigaciones bastardas hasta conceptuar un punto de giro en el que Dr. Martin Brenner y sus hombres armados se dirigen a casa de Mike. Es hora de que “E.T., el extraterrestre” se mezcle con “Misión: imposible” en “Capítulo siete: La bañera”, donde consiguen replicar el experimento al que sometían a Once para aumentar sus poderes, y nuestros ‘exploradores’ queden nuevamente reunidos junto a todos los personajes para preparar un plan común frente a sus dos principales amenazas. El ‘Demogorgon’ ha de ser derrotado y utilizar a Brenner y su equipo se convierte en una prioridad para Joyce y el sheriff Hopper pero, por el contrario, nada va a resultar sencillo…


En “Capítulo ocho: Del revés” se vislumbra las intenciones de Matt Duffer y Ross Duffer por confeccionar en “Stranger Things” una triple película ochentera que entrecruza sus líneas argumentales. Por un lado tenemos los intentos de Nancy y Jonathan por derrotar al monstruo en casa de Joyce siguiendo el legado de “Pesadilla en Elm Street”. Steve Harrington hará acto de presencia para cambiar el tono hacia la comedia de terror y que los adolescentes completen su venganza y herir a la bestia. Por otra parte, Joyce y el sheriff Hopper, tras ser interrogados, son utilizados como cobayas por Brenner al explorar la dimensión alternativa (el mundo del revés) para encontrar a un Will que sabíamos había sido descubierto por la criatura. Al parecer, la atmósfera del lugar resulta tóxica y podemos entender el maltrecho estado de salud del pequeño incluso sin haber comer ni beber apropiadamente esos días en ese mundo adverso. Will será hallado en un estado similar a una de las víctimas de un xenoformo y Hopper deberá superar sus conflictos respecto a la pérdida de su hija en una secuencia dramática y emotiva. Joyce verá cómo su hijo finalmente es salvado mientras que el arco definitorio acaba siendo aquel que viven Mike, Dustin, Lucas y Once en la escuela donde permanecían ocultos. Brenner llegará allí con sus hombres armados y Once deberá emplear todas sus fuerzas para acabar con la amenaza de un modo sangriento, atrayendo al ‘Demogorgon’ al lugar y quedando muy debilitada en el proceso. También comprobamos que Matt Duffer y Ross Duffer no desean dar del todo continuidad a esta temporada como tal, dejando cierto halo de que pudiéramos hallarnos ante una antología. Y es que la idea es que la criatura acabe con Brenner y todos sus hombres y los chicos tengan que revivir su partida de rol inaugural ante una bestia que amenaza con devorarlos. Será Once aquella que se sacrifique y decida acabar con lo que ella misma empezó y desató por error, desapareciendo (literalmente) junto a la criatura. No obstante, las intenciones son rendir culto a la cultura popular de los 80 y su cinematografía dejando varias líneas abiertas al respecto. La conspiración gubernamental no es expuesta ya que presumiblemente el sheriff Hopper hizo un pacto con el diablo (para que no volaran el lugar por los aires). Once tampoco parece que esté muerta al dejar entrever Hopper con una visita al ‘Bosque Negro’ para dejar comida que haya decidido quedarse en la otra dimensión… de momento. Y, por parte, de esas familias recompuestas, veremos que cierto tono melancólico en la decisión final de Nancy siguiendo el propio legado familiar al quedarse con un cambiado Steve Harrington y regalar una nueva cámara a Jonathan. Tal vez la intención de ese final sea regresar al principio para instaurar un sentimiento circular, como si el homenaje tomara consciencia de sus resortes y efectos. Matt Duffer y Ross Duffer desean también manosear el género y esos finales abiertos sin que sepamos si Will realmente escupió en el lavabo de su baño una larva que pudiera traer de vuelta al ‘Demogorgon’ o se trata de una mera pesadilla por parte de un niño muy imaginativo. No esperen demasiadas respuestas respecto a la funcionalidad de esa criatura que, al parecer, permanecía hibernando en esa dimensión paralela hasta que Once despertó a la bestia y que tenía el poder de atravesar su universo generando portales. De este modo, la manera satisfactoria de disfrutar de “Stranger Things” pasa por ese ejercicio de evocación entre innumerables conexiones y referencias hacia una década soñada. Gracias a la serie de Netflix hemos vuelto a estar allí… viajando en el tiempo y el espacio… aunque sea por unas horas…


De todos modos, esta serie nos ha dejado el momento más trágico de la seriefilia de 2016 cuando los malos-malosos se llevan el ‘Dungeons & Dragons’ tuneado (para no pagar derechos de autor) de nuestros protagonistas. No hay dolor en el mundo para describir tal injusticia y abominación. No lo hay.

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4 comentarios:

  1. Genial análisis.

    Sólo una puntilla: El juego "Dungeon!" es un juego de tablero de esa época (que ha sido reeditado varias veces), no un intento de no camuflar D&D.

    Como siempre, genial trabajo.

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    Respuestas
    1. Hola Proxegenetyc!

      Sí, sí, el juego es real pero yo te digo que ha sido para no pagar pasta a D&D. :P

      Gracias por el comentario (y contenido) y saludos bastardos.

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  2. Excelente serie! Sip apela de manera descarada a nuestra nostalgia pero saben mezclar todos los elementos y al final el que sale ganando es el espectador.. Punto para Netflix

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  3. TERRIBLE SERIE, ALTAMENTE RECOMENDABLE, Y SI TENES TREINTA Y PICO TE DA JUSTO EN LA NOSTALGIA!

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