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viernes, 22 de mayo de 2015

Louie (5x07) The Road. Part 1: Motel 86


Llegamos a la recta final de la quinta temporada de “Louie” sin que sepamos si será el final del camino o la continuación de otro. Precisamente Louis C.K. ha decidido cerrar esta entrega con su protagonista partiendo a un viaje sin que necesariamente haya cerrado los arcos argumentales, tan abiertos como la propia vida, alrededor de sus hijas, familia y amores. Louie se ha quedado solo y en la carretera, haciendo su trabajo y pudiéramos analizarlo como un ‘grumpy cat’ que únicamente sonríe en el escenario. ¿Por qué ese distanciamiento entre aquello que ama y el mundo y día a día que lo rodea? “The Road: Part 1” es el séptimo capítulo de la quinta temporada de “Louie” y dará continuación al season 5 finale y segunda parte. Nos vamos de viaje y es hora de hacer la maleta, contando la ropa interior que será amontonada, que nos irá dejando cierta sensación de que Louie odia esa parte y faceta de su vida (y trabajo). A sus 47 años ya es un viejo del oficio y pudiéramos conectar con esa reunión (mucho) tiempo atrás con un directivo de CBS, para proponerle la posibilidad de presentar ‘The Late Show’ ante la inminente jubilación de David Letterman: «Estás dando vueltas en torno al fracaso en una órbita cada vez más inestable». ¿La estructura de la magníficaA propósito de Llewyn Davis? ¿Veremos colapsar esa órbita en “The Road: Part 1” y “The Road: Part 2” o podrá escapar de ese vinilo que forma su propia vida?

La misma semana que se jubiló David Letterman y que Don Draper completó su viaje iniciático para reencontrarse con su mejor versión y poner punto final a Mad Men, Louie ha optado por ser más de sí mismo… que no más de lo mismo. Y es que si Louis C.K. decidiera cerrar su show con la misma coherencia que Matthew Weiner nos mostraría a Louie masturbándose y finalmente eyaculando sobre la pantalla… y nuestra cara. Ese viaje circular, dando vueltas en torno al fracaso se llama la propia vida de un comediante que perdió esa oportunidad de su vida, para sustituir a Letterman, y ahora sigue haciendo lo mismo hasta que un día colapse. Su llegada al Motel 86 representa el fracaso en su vida y esa contradicción que le enfrenta a un ser que no sabemos si es ‘cool’ o no, si ya solamente nos queda él y él sobre el escenario. Hay poco más, sólo trabajo y trabajo. En esa relación y no relación con el mundo que le rodea y su bienintencionado chófer —que busca una cita con alguien famoso— nos muestra por qué se comporta así: la ‘carretera’ ha dejado de ser una aventura para él, es un trabajo y un cuarto de baño que quiere utilizar como tal. No va a hacer amigos aunque tampoco vaya de diva, simplemente es cómo ha sabido gestionar y focalizar ese odio a una faceta profesional que necesita para mantener cierto nivel de ingresos. Pero “The Road: Part 1” va abrir otras vías. 


Nosotros viajamos con él pero su incapacidad de comunicarse con el mundo posiblemente sea el motivo por el que no encuentra la felicidad salvo cuando pone sus pies sobre un escenario y coge el micrófono. Louie se siente incómodo con el mundo pero ese mundo alienado, en cierta medida, le mostrará aquello que él hace como gesto, espejo y moraleja. De moteles de mala muerte, de plantas bajas donde otro hombre inundó el suelo de lefa tras alguna paja, de confusiones y malentendidos. Louie viaja para hacer dinero, no para hacer amigos. Pero el resto del mundo parece adorar a ese ‘grumpy cat’ y comediante, llevando bien alto y orgulloso el cartel que le vincula con el conocido personaje. Louie desea apartarse de ese ‘absurdo’ mundo pero una niña perdida en el aeropuerto le invita a conocer otro camino que desconocía. ¿Sabía usted que hay personas que se dedican en la pista a quitar las balas que reciben los aviones? ¿Qué la gente que necesita ayuda, está muriéndose o tiene miedo embarca primero? “Louie” se recrea en ese delirio de lo irracional para revelar que la realidad tiene otros igualmente de vitales y más satisfactorios. “The Road: Part 1” es uno de esos episodio-cortometraje en el que se producen constantes réplicas tanto de su pasado — en esa conexión cuando ‘perdió’ a su hija en el Metro— como de ese inmediato y reciente desencuentro con su chófer. La funcionalidad de la historia es que el protagonista encuentre en otro viaje que existen todavía muchas aventuras por recorrer y descubrir, que necesita a ese mundo que parece ignorar y al que contesta con el silencio o malhumor. Todo el mundo trabaja y todo el mundo desea hacer más amena su existencia. Louie no es tan especial. O lo que es lo mismo, lo cotidiano sigue siendo el mayor de los acontecimientos. Importa la perspectiva, dejar ese pasado y maleta e iniciar una renovación. Sabíamos que no había perdido nada pero toca renovarse o morir sin calzoncillos de repuesto. O mejor dicho, renovarse mejor que malvivir. La lefa reseca en el suelo es opcional.

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3 comentarios:

  1. Oye Maldito Bastardo hoy se cumplen 10 años de tu primera crítica en filmaffinity a Star Wars.

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  2. No hay nada como Louie en televisión, tanta naturalidad que emociona no solo divierte. La cuarta fue de lo mejor que ví, y en esta estoy enganchado.

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    1. Ya se nos acaba Jorge... :(

      Por cierto, has pasado ya el contador de SPAM en el blog bastardo.
      Los nuevos enlaces serán eliminados.
      Espero que lo entiendas. Esto es un blog sin ánimo de lucro. ;)

      Un saludo.

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