Páginas Bastardas

sábado, 11 de abril de 2015

Comienza la quinta temporada de ‘Louie’

¡Ha vuelto! ¡Louis C.K. ha vuelto! ¡Louie ha vuelto! Para aquellos que estamos disfrutando de la excelencia de tan sobresaliente show, los ochos capítulos que van a dar forma a la quinta temporada de la comedia de FX se han convertido en prioridad. “Pot Luck” (5x01) da comienzo a lo que podía considerarse un retro-epílogo más que un clímax después de esas entregas previas en las que el comediante pareció tocar techo. Ese eterno loser, que tanto se (auto)ridiculiza-y-degrada, buscó diferentes vías de desarrollo tanto en su tercera como cuarta temporada. Toda esa gran reinvención que no es otra que la coherencia interna al servicio de la serie. Llegamos a la depresión, a la propia crisis existencial. “Louie” siempre ha tratado sobre ese gran e inmenso agujero negro emocional andante condenado a la mala suerte eterna y a subsistir a cataclismos que es incapaz de solucionar. Louis C.K. siempre ha condicionado el destino del personaje que interpreta para utiliza su propia psique como elemento moldeable para generar humor y situaciones tan estrambóticas como cercanas y absurdas. Nos alejamos de esas estructuras más experimentales aunque manteniendo esa constante de formular un cortometraje con vida propia en cada capítulo. Desde que Louie habló con la vicepresidenta de Paramount Pictures en “Halloween/Ellie” (2x10) teníamos claro que él es ese tipo en que su vida cada vez será peor y por más que trate de enderezar el rumbo tomará decisiones equivocadas y su existencia será cada más mala; cometerá más tonterías y empeorará completamente. Repasemos “Pot Luck”, primer capítulo de su quinta temporada y caída del personaje a sus desastrosos y divertidos infiernos. 

Nos olvidamos de Pamela y volvamos a un ‘back to basics’, a las raíces del propio show y recuperamos los títulos de crédito para regresar a esa espiral de círculos concéntricos que representan la vida de Louie. Es un bucle. No hay salida hasta que él mismo o FX pongan fin a esa caída a su propio infierno vital. “Louie” siempre trató sobre la decadencia tanto física como emocional de su protagonista, donde remarcaba un punto de partida en que nada sería lo mismo e iría empeorando. Aunque pudiéramos imaginar que esas dos temporadas trataron de buscar un clímax para revivir a ese cadáver pelirrojo —cada vez más cercano a un homeless— siempre hemos vuelto al mismo punto. “Pot Luck”, nos lleva a un humor directo sobre un cúmulo de errores de nuestro protagonista alentado con buscar una salida —desde esos primeros planos inaugurales— a su respuesta vital: es aburrido. La banda sonora (con un artista callejero y su banjo) marca el rumbo de una historia condenada al absurdo y la tragedia más hilarante. 


Los medios norteamericanos que han visto los primeros cuatro capítulos de esta quinta temporada —y que han quedado encantados— señalan y confirman esa ruptura sobre elementos divisados en las últimas dos entregas. Nada de flashbacks, toca hablar del presente de un personaje que siempre será un inconformista errante y que tendrá que lidiar con su relación con Pamela. “Pot Luck” nos quiera alejar de ese amor y acércanos a la tristeza de ese invierno en que Louie se siente solo y rodeado de mujeres que acaban dominándolo y dejándolo en evidencia, conduciendo su vida a la amargura y melancolía. El capítulo desea ofrecer un cambio de enfoque respecto al pasado más reciente del show, desquitarse de la complejidad emocional y centrarse en crear humor con todo tipo de indecentes y subversivos elementos. Es mejor no contar exactamente las meteduras de Louie en el episodio que le llevan a tocar todo tipo de tabús y, así, plantear que uno puede tener más éxito en un círculo de oración que en una reunión de la clase con arpías dominantes rondando y conspirando contra el patriarcado y la vacunas. El precio a pagar es el pollo frito… y catarsis un buen chorro y meada.


Louie pasa de un «Y es que ya no sé como vivir» a un «Hay cosas que no salen como las habías planeado, ¿vale? Es solo… un accidente». Porque, en realidad, la única manera que entiende para vivir es arrastrar a otros a su espiral de meteduras de patas y situaciones tan absurdas como inapropiadas. Hay un sentimiento de fábula en esa historia de ese primer episodio de su quinta temporada. ¿La venganza se sirve con una corrida en la cara de un feto antes de que nazca del vientre alquilado por una gilipollas dominante integral? ¿Existe una sensación de triunfo velado tras boicotear ese planeado parto en un centro de maternidad exclusivo de un mundo sin vacunas como creencia de esa otra secta? “Pot Luck” muestra sus uñas y sarcasmo en esos otros círculos sociales donde el problema de Louie siempre es el mismo: toda persona que conecta con él acaba atrapada en ese rallado vinilo y espiral de infinita mala suerte. Planteemos que el antihéroe adicto al malentendido y al absurdo está condenado a la soledad, a causar con una meada la reacción de hormonas más calamitosa de la televisión del 2015. Y nosotros estamos allí para disfrutarlo y, por supuesto, reírnos de sus inteligentes y planificadas desgracias.

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