Páginas Bastardas

jueves, 11 de octubre de 2012

“La voz” sigue dando el cante

El cuarto programa de “La Voz” —rozando los 5.700.000 espectadores y casi un 36% de share— sigue dando el do de pecho a nivel mediático. A juzgar por la cuota de pantalla de anteriores entregas, se confirma como el gran programa ‘revelación’ de este otoño. El talent show de Mediaset ha encontrado el perfecto formato para recuperarse después de los fiascos pilarubiorizados de OT y Todo el mundo es bueno”. Precisamente esta semana se ha conocido la polémica que ha existido entre Nicki Minaj y Mariah Carey, miembros del jurado de “American Idol”. La cadena va a jugar con el posible despido de la intérprete de ‘Super Bass’ para aumentar la audiencia de cara a las emisiones en directo y la lucha de ombligos —y lo que está arriba de los ombligos— de ambas divas. ¿El motivo? Los talents como “La voz” están ganando mucho terreno por la interacción, protagonismo y autobombo de los jurados. En la versión norteamericana cuentan con coaches de la talla de Christina Aguilera, CeeLo Green o Adam Levine. Tal vez el fenómeno de llenar y sacar las pelusillas de los ombligos de conocidos artistas haya provocado que los nuevos formatos tiendan hacía el ristomejidísmo o lo que parodiaba 30 Rock en el arranque de su sexta temporada, donde no se dudaba en ridiculizar y humillar públicamente a niños artistas. Era una parodia… aunque a veces la realidad supera a la ficción. Toca repasar lo visto, oído y vivido en el cuarto programa tróspido de “La Voz”.

[Diálogo tróspido]
—¡AAAAAH! ¡Mamá, estoy en las audiciones a ciegas con Melendi y Bisbal!
—¡YA era hora que fueras a un local gay con cuarto oscuro!
56 artistas, 4 equipos y, obviamente, 4 coaches y al parecer 0 kilogramos de masa encefálica. Uno de los participantes reconoce la función de escaparate del programa y es que muchos de los cantantes han deambulado por realitys, musicales, grupos, castings y carreras que no ha podido eclosionar. Triunfitos y gorgoritos reunidos entre lloros, gallos y cantes. Ahora es el momento, el momento de confirmar que aquí el ombligo lo pone el jurado. David Bisbal, Melendi, Rosario y Malú tienen sus prolíficos redondeles abdominales marcados a golpe de fuego de ego y continúan ganándose la simpatía e incredulidad a partes iguales de muchos espectadores.

#LaVoz4 se impuso rápidamente como trending topic —aunque no fue tan dominador como en anteriores entregas— mientras que las credenciales del talent show se imponían: BisbalFacts, lágrimas de madre, señoras que van en bata a ver a sus niñas actuar, amantes de Teruel separados por el destino y nula voz, ofensas por el no de los coaches, sudores uterinos (los de Malú, of course), Melendi alegando a la tierra (¿de las drogas?), Rosario de plañidera porque nadie se quiere ir con ella y los clichés habituales. Espero que el botón de Malú no esté tan manoseado como sus bragas. ¿O era el revés? Malú pondrá a alguno de sus machos a dieta… A la dieta del cucurucho, claro.


Nervios, nervios, nervios, nervios, nervios, nervios, nervios, nervios, nervios… Lloros, lloros, lloros, lloros, lloros, lloros, lloros, lloros, lloros, lloros, lloros. Habemus, eso sí, hija de famoso: Bisbal y la ‘retoño’ de José Antonio Abellán son la pareja 'neuronal' perfecta. Rosario siempre ‘está a puntito’ o ‘a poquito de nada’ y es que sin el chorreo de flujo de Malú y la afiliación a la ‘patria’ de Melendi… el show queda relegado a los #BisbalFacts:
«Soy fan de Txina Tarner»
«A cualquiera que le den un minuto y medio le entran los nervios»
[Será que Bisbal nos recuerda el quiqui que echó a Chenoa en OT?]

Queda una audición a ciegas y cuarto oscuro y los coaches tienen sus equipos casi completos. Melendi con 12 miembros, Bisbal y Malú con 11 y Rosario con 10. Después llegará un gran carrusel de vómitos, emociones, expulsiones y traiciones. Hay que recordar que “La Voz” es un programa cultural, la cultura del pueblo… el pan ‘Bimbo’ de la plebe. ¿Qué haríamos sin algo blandito en nuestra boca que se derrite a lametazos? A la misma hora La 2 emitía “Silver City” de John Sayles pero seamos sinceros, ¿a quién le importa la cultura? ¿A quién le importa versiones de desafine rectal de Alejandro Sanz? ¿A quién le importa que se humille públicamente una canción de Monica Naranjo? Una concursante afirmó: «¿Si no intentas hacer realidad tus sueños, qué haces?». Como marca el cliché habitual del director frustrado que se hizo crítico de cine… y haciéndolo extensible a nosotros mismos como telespectadores frustrados… pues se critica y a muerte.

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