Páginas Bastardas

viernes, 24 de febrero de 2012

Mi semana con Marilyn: El príncipe, la corista y el pagafantas

 “Mi semana con Marilyn
Título original: My Week with Marilyn
Director: Simon Curtis
Reino Unido
2011

Sinopsis (Página Oficial):

A principios del verano de 1956, la estrella del cine norteamericana Marilyn Monroe pisó por primera vez suelo británico. Recién casada con Arthur Miller y coincidiendo con su luna de miel, Marilyn llega a Inglaterra para rodar “El príncipe y la corista”, el film que le haría compartir escena con el célebre Sir Laurence Olivier, legendario actor británico de teatro y cine, que protagonizaba y dirigía la cinta. Ese mismo verano Colin Clark, un joven de 23 años, pisaba un set de rodaje por primera vez. Recién licenciado en Oxford y aspirante a director, aceptó un trabajo de ayudante de producción en el set de “El príncipe y la corista”Cuarenta años después explicó sus experiencias durante los seis meses de rodaje en un libro autobiográfico: ‘El príncipe, la corista y yo’Pero en el libro se omitía lo que había pasado durante una semana. No fue hasta años después que Clark reveló, en una secuela de su autobiografía llamada “Mi semana con Marilyn”, lo que de verdad ocurrió en esos siete días que compartió con la mayor estrella de todos los tiempos. La semana que él pasó con Marilyn.

Crítica Bastarda:

De la reseña para Cinema ad hoc.

Si tuviera que resumir en 140 caracteres una película como “Mi semana con Marilyn” no me quedaría más remedio que hacerlo de la siguiente manera: «Un pagafantas, que sueña trabajar en la industria del cine, planta a Hermione por los por los morros de Marilyn y una erección al baño María». Así de simple, quitando el mayor peso (y poso) salvable del filme de Simon Curtis, llamado Michelle Williams. Simplemente está espléndida como Marilyn Monroe. Sólo los invidentes pueden negarlo. Es cierto que Michelle Williams no es la hermana gemela de uno de los símbolos sexuales clave del siglo XX, pero sus gestos y encarnación traspasan la pantalla. Hace, por momentos, que cualquier espectador olvide el rostro original y lo identifique en el de la actriz que saltó a la fama catódica por “Dawson crece”. Además, si alguien me dice una posible buena intérprete para encarnar a ‘la Monroe’ que no sea Naomi Watts, a la que veremos en “Blonde” a las órdenes de Andrew Dominik, que hable ahora o que se pinte de carmín sus labios para callarse para siempre…

De Oscar... aunque se lo birlen junto al carmín

Muchos se harán la pregunta de cómo es posible que con este material únicamente se haya conseguido un escaso puñado de nominaciones a los Oscar y BAFTA. Harvey Weinstein, ese señor al que le dedicaron tantos Globos de Oro en la última gala como pelos tenía en su barba, también está metido aquí y todo el mundo sabe que olfatea el éxito… Aunque, ¿en dónde no está involucrado cuando se trata de premios conducidos por una alfombra roja? “Mi semana con Marilyn” se confirma como una película de apariencias por su aparente presunción de éxito. Me imagino a Weinstein y los demás productores asociados frotándose las manos cuando se plantearon el proyecto: una película sobre las novelas-diarios de Colin Clark alrededor del mito de Marilyn Monroe en el rodaje de “El príncipe y la corista”. Un casting con Michelle Williams y Kenneth Branagh, la competencia de Judi Dench y la mirada del mito desde la inocencia del primer amor de Eddie Redmayne… harían el trabajo. Los elementos perfectamente dispuestos en esa mirada metacinematográfica sobre una de las estrellas indiscutibles de Hollywood detrás de las bambalinas, que en esa apariencia parece directa al camino del éxito y del recuerdo. Nada más lejos de la realidad, Mi semana con Marilyn” es una insustancial e imperfecta película construida sobre clichés del mito de Norma Jeane: abandono de sus padres y parejas, miedos interiores, consumo de barbitúricos a discreción, inseguridad para tomar la rienda de sus papeles y, en definitiva, de una persona atrapada en un papel que tenía que interpretar cada día para sobrevivir y condenarse a sí misma.

Tensión matrimonial

El mayor enemigo de Mi semana con Marilyn” es, por lo tanto, un imperfecto y ramplón libreto que desestructura la narración a base de tópicos: el primer amor de un enamorado joven que se encuentra delante del mito y conecta con esa ‘diosa griega’ sentimentalmente desde su minúscula mortalidad, aunque con ello quede ciego para ver a otro amor más auténtico y palpable. Parece que el suelo sobre el que está construida la película de Simon Curtis es un tambaleante decorado de cartón piedra a punto de derrumbarse y sobre el que están unos extraordinarios Michelle Williams y Kenneth Branagh. La película, ante la desintegración de la historia, se convierte en un objeto al control, absoluto de su actriz principal haciéndose con la pantalla en cada uno de sus planos. Su interpretación me parece monumental y por encima de los premiados lloriqueos de Viola Davis o los kilos de maquillaje y peluca conservadora de Meryl Streep. Pero la otra ‘apariencia’ es la que manda cuando se abre un sobre para indicar el nombre de una premiada.

Billy Wilder siempre dijo que trabajar con Miss Monroe fue un infierno: era incapaz de decir sus frases y el genio tenía que es esconder por todo el decorado y atrezo notas con sus diálogos. Como bien dijo el director de “Con faldas y a lo loco”, su madre podría hacerlo mucho mejor… pero nadie quería ver a su madre sino a Marilyn. En la película se trabaja sobre esa incapacidad y bloqueo de la estrella por miedo, aunque finalmente siempre aparecía la capacidad natural de Norma Jeane para devorar la pantalla y besarla con un carmín llamado talento. La propia película parece, por momentos, leerlo y las mejores secuencias son precisamente en las que el admirador y la estrella comporten momentos de intimismo y alegría sin importarles nada a su alrededor. ¿Sería, por lo tanto, la perfecta historia para Sofia Coppola y el relamido esteticismo sobre lo etéreo?

Resultado final: icono del Siglo XX

El protagonista afirma ser un don nadie y efectivamente parece ser así a nivel biográfico. Dedicó su vida a hacer películas documentales y trabajar para televisión y, tal y como reconocen los títulos de crédito finales, no tuvo relevancia hasta que a mediados de los noventa publicó ‘El príncipe, la corista y yo: los diarios de Colin Clark’, sacando a relucir las bragas de una señora famosa como mal caballero inglés. En el año 2000 salió a la luz Mi semana con Marilyn” y dos años después murió… En 2004 se hizo una adaptación en formato documental titulada ‘The Prince, the Showgirl and Me’ que, al parecer y juzgar, no tuvo relevancia. Mi semana con Marilyn” de Simon Curtis mantiene la maldición de Colin Clark vigente: nadie se acordará de las pecas, ojos como platos y sonrisa de Eddie Redmayne sino del mito al que mira enamorado a través del proyector.

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4 comentarios:

  1. Scarlett Johansson aparte de Naomi Watts es una buena opción, ¿no?
    Daniel

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    Respuestas
    1. Hola Daniel!

      Son las dos opciones viables pero ninguna realmente se parece físicamente a Marilyn. O eso creen mis ojos. ;)

      Gracias por el comentario y saludos!

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  2. La protagonista es muy buena actriz, se le ve buena actriz, pero no he visto a Marilyn en ella en ningún momento. Marilyn era toda ella sensualidad cosa que en esta actriz la sensual. La mandíbula y la mirada de Marilyn eran únicas y èsta actriz se parece más a Renè zelvager ( creo que se escribe asi, no lo se )

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  3. Es un reflejo de la insuficiencia de conseguir la plenitud por todas las limitaciones de los mortales

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