El final de todo: Otro bodrio de Netflix, TOMA 1.568.437

“El final de todo”

Título original: “How It Ends”

Director: David M. Rosenthal

EEUU

2018

Sinopsis (Página Oficial):

Una misteriosa catástrofe convierte el país en una zona de guerra y un joven abogado debe viajar con su futuro suegro en busca de su prometida, que está embarazada.

Crítica Bastarda:

El catálogo de producciones propias de Netflix se está convirtiendo en un cúmulo de decepciones teñidas por lo mediocre. “El final de todo” pudiera ser la enésima confirmación de una huella ya persistente en una colección de películas directa al olvido. Más allá de la inmediatez del marketing del producto, el film de David M. Rosenthal da la impresión de estar diseñado para el lucimiento de Theo James y Forest Whitaker. Poco más. Nada más. Podríamos estar ante una novedad del subgénero de apocalipsis pero, sin embargo, los escritores arruinan todo con un libreto prototípico que nunca consigue establecer un eje satisfactorio. La idea era revelar una cinta de catástrofes en la que nunca supiéramos a ciencia cierta que ocurrió y a qué se enfrenta la humanidad. Cualquier hipótesis hubiera sido posible. Desde formar parte del universo de “Cloverfield” hasta ser parte de cualquier universo paralelo previo. ¿La finalidad? No importa la calamidad sino los personajes y el enfrentamiento de la humanidad entre sí como parte del leitmotiv. 

El problema del film de Netflix es que el propio cataclismo son sus protagonistas y sus conflictos. Está claro que vamos a vivir un cambio de roles dentro de una road movie teñida de suspense y acción y que ese espíritu de que el hombre es un lobo para otro hombre ya lo hemos vivido más y mejor en el pasado. ¿Es que nadie aprendió de “The Trigger Effect (El efecto dominó)” de David Koepp sobre que bajo una mínima premisa se puede desatar todo un apocalipsis sobre la humanidad? “El final de todo” se convierte en toda una decepción al conducirnos a un irrisorio argumento sobre una ‘doncella en apuros’ y dos caballeros dispuestos a atravesar el horror para salvarla de las fauces de un dragón que David M. Rosenthal no se encarga demasiado de esconder. Aquí no hay macguffin ni suspense, simple niebla argumental para esconder la incapacidad del libreto por someterse a su tema principal y revelar alguna imagen o secuencia perdurable. ¿Acaso el desenlace de la obra nos habla sobre su implícita incapacidad por escapar de esa catástrofes que es la propia película?

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