“Bao”
Directora: Domee Shi
EEUU
2018
Sinopsis (Página Oficial):
En “Bao”, una envejecida madre china, que sufre de síndrome de nido vacío, tiene otra oportunidad de ser madre cuando uno de sus dumplings cobra vida como un niño alegre y risueño. Mamá acoge con entusiasmo este nuevo montón de alegría en su vida, pero Dumpling comienza a crecer rápido, y mamá debe llegar al descubrimiento agridulce de que nada permanece lindo y pequeño para siempre. Este cortometraje de Pixar Animation Studios y la directora Domee Shi explora los altibajos de la relación entre padres e hijos a través de la lente colorida, rica y sabrosa de la comunidad de inmigrantes chinos en Canadá.
No leer si no se ha visto “Bao”
El nuevo corto de Pixar no ha dejado indiferente a nadie. Puede que al descubrirlo junto a los “Los Increíbles 2” haya generado una nube de polémica y controversia al estrenarse antes de un film para todos los públicos. ¿Demasiado adulto y profundo para unos espectadores entregados a las palomitas y el entretenimiento más superficial? Tal vez la madurez del largometraje de Brad Bird ofrezca algunas respuestas… La pieza de Domee Shi explora un tema universal como es la maternidad y lo hace mediante un argumento que esconde un punto de giro bastante cuestionado. “Bao” ha sido ‘vendido’ como el primer cortometraje de Pixar dirigido íntegramente por una mujer y trata de narrar el conflicto latente de toda madre ante el síndrome del nido vacío. Aunque tanto la estética como el entorno parecen netamente orientales, la historia —en realidad— se desarrolla en Canadá. Es cierto que la propuesta trata de hallar la conexión emocional con la audiencia más necesitada de garantizar que los fabricantes de clínex sigan teniendo su cuota de mercado. Otra cuestión es que estemos ante una pieza que pueda confundir al público con el mensaje que se establece en una alegoría sobre la relación madre/hijo. En “Bao”, una madre china revive su maternidad gracias a un dumpling que cobra vida y hace evocar todos los recuerdos que vivió con el hijo que tiempo atrás abandonó la casa familiar. En realidad, aquí se establece una clara conexión entre la niñez como un campo de cultivo del aprendizaje que todos vivimos y, en el caso del corto de Domee Shi, una comunión del dumpling (bao o baozi) con ese hijo que habita en la metáfora de la historia con aquel que aparecerá en el desenlace.
Durante toda esa evocación de la infancia, se instituye de nuevo los momentos de protección de toda madre y la disolución del cordón umbilical existencial como condena ante el paso del tiempo. La cuestión es asimilar esa soledad que queda cuando un hijo nacido del interior de una madre y que cobra vida, como si fuera todo un milagro, ha de iniciar su propio camino fuera del yugo familiar. Que «bao» signifique tesoro en chino no deja de remar el mensaje que desea transmitir Shi en su propuesta. Sin embargo, vayamos a la polémica y no aquella que pudiera generar ver gente de color o prometidas rubias ‘roba-hijos’ como parte de un estudio de mercado de Pixar para internacionalizar (y hacer digerible) un cortometraje de estética claramente oriental. El punto de giro que ha originado la controversia se produce en el momento en que la madre revive el adiós de su hijo (dumpling) y decide tragárselo como única vía de evitar ese nuevo trauma generado por el síndrome del nido vacío que se avecina. Es evidente que, rápidamente y para que el desconcierto no se convierta en un ataque de risa compulsivo, se revela que el ‘milagro’ previo era una alegoría y que el llanto y soledad de esa madre era parte de su conflicto. Únicamente el retorno de su hijo —y la asimilación de que el cordón umbilical ha quedó roto para siempre a través de la propia comida— servirán a la madre para entender que tendrá que continuar su camino con su propio bollo de pan relleno y cocido al vapor interior. En cierta medida, no estamos ante una conexión de Saturno devorando a su hijo sino que, no obstante, “Bao” desea establecer la unión emocional y física del nacimiento de todo ser humano desde la profundidad y ‘vientre’ de toda mamá. La madre del cortometraje de Pixar ve en la posibilidad de retornar a su hijo dentro de ella misma como la única salida al abandono por absurdo o impactante que pudiera parecer. Al fin y al cabo, el dumpling no dejaba de ser una comida animada surgida de su necesidad personal y representativa. Ese amor se consuma en un acto egoísta y abominable que sintetiza el enfrentamiento de la madre con la asimilación del adiós de su hijo con el mismo suceso que supuso el abandono. Toda madre no puede evitar, de todos modos, ese instante en el que el cordón umbilical queda roto para siempre pero, al menos, puede que una bola de masa —como aquella que utiliza el hijo para conectar de nuevo con su progenitora— sea suficiente para ofrecer respuestas y algunas lágrimas en el nuevo, regenerado y restablecido orden familiar. ¿Adaptarse o devorar a tu propio hijo? ¿He ahí la respuesta?
Historias Bastardas Extraordinarias by Maldito Bastardo is licensed under a Creative Commons Reconocimiento-NoComercial-CompartirIgual 4.0 Internacional License.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Lea antes los Mandamientos de este blog.