“La rebelión de Atlas: Parte II”
Título original: “Atlas Shrugged: Part II”
Director: John Putch
EEUU
2012
Sinopsis (Página Oficial):
El mensaje de ‘La rebelión de Atlas’ se ha mantenido fuerte durante 55 años. Con su texto profético y el tono oportuno, es difícil creer que Ayn Rand escribió su obra maestra hace más de medio siglo. Con el mayor respeto y reverencia, hemos hecho nuestro mejor esfuerzo para aportar ideas y personajes de Ayn Rand a la vida y para presentar el mensaje del Atlas de tal manera que resuene en toda la película como lo hace el libro. John Aglialoro
Si me sentencia a ir a prisión, mande hombres armados a detenerme. No iré por voluntad propia. Si me multa, tendrá que confiscar mis activos. No ofreceré ningún pago. Si siente que tiene derecho de usar la fuerza contra mí, entonces despliéguela abiertamente. Haga uso de armas. Se basa en el principio más noble, el principio del bien común. Así lo definen aquellos que dictan y regulan nuestra conducta en nuestros hogares y negocios, robando su poder de nuestra libertad. Así es. Quiero dejar eso bien claro. No pretendo hacer el bien a otros para justificar mi existencia. Si darles partes iguales a ellos exige que no reciba remuneración alguna, si debo convertirme en víctima en el proceso, entonces puede irse al diablo el bien común. Me excluyo.
¿Y en qué beneficia eso a los demás?
No tengo que responder, pero podría darle cientos de ejemplos. Miles de empleos, miles de millones en ingresos, reactivación de la economía a pesar de sus esfuerzos por destruir los cimientos de nuestra existencia. Y creo que los demás en su mayoría dirían lo mismo si tuvieran voz.
Nominada al peor director y guión de 2012 por los Premios Razzie e incluida entre las peores catástrofes cinematográficas de dicho año por público y crítica, “La rebelión de Atlas: Parte II” nos confirma la pérdida de esencia fílmica y calidad a todos los niveles para adaptar la novela de Ayn Rand. Es estilo de telefilme se impone y Samantha Mathis y Jason Beghe toman el relevo de Taylor Schilling y Grant Bowler. Nada funciona y, lo que es peor, la caída no ha llegado a tocar fondo del todo. ¿Quién es John ‘Trospid’ Galt? Continuamos con la distopía y ese mundo que tiene que soportar ese atlas que sueña con construir el ferrocarril más veloz y poderoso de un país sumido en una crisis de identidad.
Rodada cual filme amateur, considero que la mejor perspectiva para analizar “La rebelión de Atlas: Parte II” es abstenerse de citar su trasfondo filosófico e ideológico y ceñirse a los estrictamente cinematográfico. Y el film de John Putch es una pésima película. Demasiado pésima. O tremendamente pésima. El argumento de “La rebelión de Atlas: Parte II” resulta más artificial que antecesora y los bajones de ritmo son todavía más preocupantes… Y prefiero no hablar de esos efectos visuales superados por cualquier film de The Asylum. Precisamente lo más salvable de Putch es su discurso donde el gobierno saqueador de EEUU sigue siendo el malo, poniendo más peso sobre los titanes que levantan el mundo. Todo ese jugoso texto filosófico que yace en la adaptación se ve deteriorado por una telenovela bolivariana barata y un recital de situaciones dignas de estudio en un capítulo de “Mystery Science Theater 3000”. “La rebelión de Atlas: Parte II”, por ejemplo, incluya posiblemente el peor accidente ferroviario filmado de la historia del cine. Para colmo de los fans de Ayn Rand la propia adaptación deja bastante que desear don torpes diálogos e interpretaciones. La leyenda dice que ni Gary Cooper ni Rand quedaron satisfechos con “El manantial” de King Vidor. La filósofa y escritora estadounidense dijo en su momento que lo único bueno del film es que conseguiría más lectores de la novela. Supongo que si siguiera con vida y hubiera sufrido en sus carnes la cinta perpetrada por The Strike Productions, temería que muchas personas compraran su libro para quemarlo públicamente…
Puede que la necesidad de los productores por gestar y terminal el proyecto les haya pasado la peor de todas las jugadas. Digamos sinceramente que pocos recordarán una catástrofe cinematográfica como el film de John Putch por el material inherente de la novela de Ayn Rand sino por el sinfín de despropósitos. Todo queda resumido en su comienzo y final con una persecución aérea de la heroína sobra un avión que parece contestar esa gran pregunta e incógnita de la trilogía: ¿quién es John Galt? ¿Quién es John ‘Trospid’ Galt? Es necesario introducir el spoiler para catalogar una secuencia que si introduce Michael Bay en una entrega de ‘Transformers’ se realizará una petición internacional de firmas solicitando su pena de muerte pública y televisada. Ver ese avión atravesar una especie de campo de fuerza (o agujero de gusano) para ver cómo su avión prácticamente se desintegra y es recibida —sin prácticamente magulladuras— por una congregación de personas y por el mismísimo John Galt. Si la hubieran salvado los Teletubbies y cantando una canción todo sería más creíble y tendríamos menos sentimiento de ciencia ficción. En fin, THE END aunque sepamos que todavía no es el THE END. Nos tienen que presentar a John ‘Trospid’ Galt. O sea, DRAMA.
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