Título original: “Mandela: Long Walk to Freedom”
Director: Justin Chadwick
Reino Unido / Sudáfrica
2013
Sinopsis (Página Oficial):
Un chico cuida del rebaño de su padre en las colinas de Transkei. Un adolescente grita «¡Soy un hombre!» cuando le someten al ritual de la circuncisión. Un joven abogado se compra trajes elegantes y coches rápidos en el Johannesburgo de la posguerra. Un defensor de su pueblo, arrastrado por la mortal represión del apartheid sudafricano, se convierte en un revolucionario armado. Un hombre buscado se convierte en prisionero y es enviado a Robben Island para que se lo trague el olvido. Tras muchos años aprende a perdonar y a ganarse la confianza de sus enemigos. Un padre y abuelo que no ha llegado a conocer a sus hijos y nietos sale de la cárcel para liderar a su pueblo. El niño que corría descalzo por las colinas se convierte en el primer presidente de una Sudáfrica libre. Ningún hombre en la historia ha hecho lo que Nelson Mandela. Al convertirse de guerrero en pacificador, transformó a su país y dio un ejemplo al mundo. Pero el precio que pagó fue muy alto…
Muchas veces nos encontramos ante proyectos cinematográficos más apetecibles desde la perspectiva de su germinación que por el propio resultado final. Se hablo tanto de la concepción de “Mandela. Del mito al hombre”, de la interpretación y posibles premios para Idris Elba, de la visión de Justin Chadwick (“Las hermanas Bolena”, “The First Grader”)… Se hablo tanto que la propia película se vio respaldada por el estado crítico del líder africano a mediados del 2013 y su defunción el 5 de diciembre de ese mismo año. El estreno de la cinta que adaptaba la obra autobiográfica del propio Mandela y, por lo tanto, llegó en el momento más involuntario para formularse como testamento del Premio Nobel de la Paz. Como suele suceder en muchos casos, todo el interés mediático o apuestas para figurar en los premios gordos del año se evaporó en los primeros pases a los medios y premieres ofrecidas del film. Ni siquiera el empeño interpretativo de Idris Elba podía arañar más allá de una nominación al Globo de Oro o el premio que captó el tema de U2 ‘Ordinary Love’. El resto estaba condenado al olvido.
Y es que “Mandela. Del mito al hombre”, pese a su ambición, no sabe nunca concretar un argumento de largo alcance en el que se sobreponen demasiadas capas y discursos. Da la impresión de que su sacrificio acaba siendo el artefacto dramático sobre el que debe girar el resto del conjunto pero falta emoción y estabilidad. No quiero pensar en cierto boicot académico al figurar en todas las quinielas “12 años de esclavitud” absorbiendo las posibilidades de “El mayordomo” de Lee Daniels y anulando definitivamente tanto a “42” como a la cinta de Justin Chadwick. Otros apuntan a que la muerte de Mandela resto potencial mediático a una película que constaba que la realidad superaba a la ficción y, ciertamente, las emociones de las millones de personas que lloraron la muerte de líder político fueron esa realidad que siempre superaba a la ficción. Justin Chadwick dispone de mayor facilidad por la concepción pero, en realidad, esconde una autentica carencia de continuidad. El espectador necesita un contexto que el guión nunca le da y el director de “Las hermanas Bolena” tampoco encuentra un tono brillante sobre el que Idris Elba y Naomie Harris puedan deslumbrar. Se queda muy lejos del mito, como mucho en un pito… del pito al hombre, de Mandela a este pito y apéndice de película.
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