La venus de las pieles: El Todopoderoso le sacudió… Y le entregó a manos de una Mujer

“La venus de las pieles”

Título original: “La vénus a la fourrure”

Director: Roman Polanski

Francia

2013

Sinopsis (Página Oficial):

En un teatro parisino, después de un duro día de audiciones para el papel del nuevo proyecto, Thomas se lamenta al teléfono por el poco empeño e interés que han mostrado los candidatos que se han presentado. Nadie tiene el nivel necesario para asumir el liderazgo del reparto y Thomas se está preparando para salir cuando aparece Vanda, un torbellino de energía desenfrenada y descarada. Vanda tiene todo lo que odia Thomas. Es vulgar, sin cerebro y no se detendrá ante nada hasta conseguir el papel. Thomas le da una oportunidad para mostrar su talento y Vanda le sorprende con una increíble metamorfosis. Provista de accesorios y disfraces, entiende a la perfección el personaje y ha memorizado cada línea del guion. Mientras la prueba se alarga, la intensidad entre ellos se incrementa y la atracción se convierte en una obsesión para el joven. “La Vénus de las Pieles” es una adaptación de la novela erótica del mismo nombre del escritor Leopold von Sacher-Masoch. La película está protagonizada por Emmanuelle Seigner y Mathieu Amalric bajo las órdenes de Roman Polanski.

Crítica Bastarda:

El Todopoderoso le sacudió… Y le entregó a manos de una Mujer.

Volvemos al teatro, a ese concepto que Roman Polanski exploró en “Un dios salvaje”. En el film que adaptaba el Yasmina Reza no supe si valoraba más el texto y la imagen, si el debate precisamente lo generaban los diálogos y el discurso, los actores o la imagen. Me cuesta entender una “La venus de las pieles” si no es sobre su propio texto clásico y polémico, sobre esa necesidad del cineasta en sintetizar una obra de teatro filmada desde un efecto similar al tiempo real en pantalla. Mathieu Amalric y Emmanuelle Seigner lo son todo en ese director que busca desesperadamente una musa y actriz para su obra. Vanda llega tarde y, en apariencia, es la menos indicada para el papel… pero el hechizo rápidamente comienza a fluir en la prueba que se convierte en una completa representación teatral. 

Polanski da la impresión de insistir en la estructura que componía “Un dios salvaje”, abriendo y cerrando el film con un plano de entrada y salida de ese teatro que ya no esconde a los espectadores. Precisamente nos interesa aquella representación del teatro dentro de la arquitectura escénica por encima lo metacinematográfico. El texto en “La venus de las pieles” lo pone David Ives para adaptar la homónima y polémica novela de Leopold von Sacher-Masoch, inspirador de la palabra masoquismo. Hasta Jess Franco sucumbió al material idóneo para un ero-exploitation pero Polanski lo somete al decoro clásico, como si el fetichismo únicamente quedara en un terreno interpretativo. Aunque el film es ciertamente refrescante y divertido desconozco si se valora más la rubrica que el espectáculo mecánico que tratan de salvar los actores. 

La composición es claramente interpretativa: el escenario acaban siendo los personajes integrados sobre una doble perspectiva desde otro patio de butacas que emerge al otro lado de la pantalla. No veo ningún tipo de locura en la representación más allá de la que ha quedado limitada en el propio libreto. Un símbolo fálico no va a perturbar a la audiencia ni escandalizarla ni mucho menos una sesión de fetichismo e incluso travestismo. El conjunto no deja de ser un objeto frívolo bajo los deseos de los actores, personajes y el propio cineasta, como si la ficción y la realidad copularan con un telón de fondo y presentación. Se trata de un cambio de roles, que pasemos de la falta de sofisticación y la inmadurez a un debate sobre los juegos sexuales que proponía Sacher-Masoch. El poder lo es todo y el amo se convierte en esclavo de una situación que nos venden como incontrolable pero ha quedado atada con los mismos hilos y cuerdas que utiliza su dominatrix y musa. “La venus de las pieles” es, en definitiva, el arte de la imaginación del espectador sobre una imagen y objeto. ¿No consiste en eso el fetichismo? 

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