Serie de TV
“Death Note”
Título original: “Death Note: Desu nôto”
Japón
2006-2007
Sinopsis (Oficial):
Light Yagami es un estudiante modelo con grandes perspectivas, pero que está tremendamente aburrido. Pero todo eso cambia cuando encuentra la Libreta de la Muerte, un cuaderno perdido por Ryük, un Shinigami (Dios de la Muerte). Cualquier humano cuyo nombre esté escrito en ese cuaderno morirá, y ahora Light ha decidido utilizar ese poder para librar el mundo del mal. Pero cuando los criminales comienzan a morir de forma masiva, las autoridades envían al legendario detective L en busca del asesino. Con L pisándole los talones, ¿podrá mantener Light su noble propósito incluso arriesgando su vida?
Flashback. En el Expomanga 2008 noté una predominante moda que todavía sigue (y seguirá) dando coletazos otakuteros. Por aquel entonces, no tenía ni pajolera idea de las tendencias de aquel momento —siempre cambiantes— en lo que marketing se refiere y, evidentemente, me pregunté qué ‘moño’ era ese cuaderno mortífero de color rigurosamente negro que aparecía una y otra vez en cada estand. Inicialmente pensé que se trataba de una nueva moda gótica o emo exportada al mundo anime. Pero no, no era sí, allí se escriban nombres y ocurrían cosas… También un ser demoníaco se asociaba a la serie… Yo, que estaba muy desvinculado desde hace siglos de ese mundo (y sigo estándolo más allá de algunas series), pensaba, inocente de mí, que ese cuaderno negro funcionaba como un libro de firmas. ¡Y yo quería constancia a través de mi rúbrica! Me decidí a anotar mi nombre en una de las hojas hasta que un amigo me explicó todo: grosso modo, allí se apunta un nombre de una persona a la que puedas poner un rostro en tu mente... y la palma en cuestión de segundos. Esperanzado con acabar con la crisis mundial decidí comprar unas de esas libretas de color negro… pero el merchandising para otakus era/es/será tan caro… pero, tan, tan y tan caro que tener cibersexo de pago con medio Japón es más económico que comprarse tres pósteres, dos libretas y la colección en DVD/Blu-ray de marras de la serie de moda. Seguramente —e irónicamente— sea para morirte sin necesidad de disponer de un cuaderno de muerte. El negror de ese cuaderno tiñó mis esperanzas…
Pasaron los años. Finalmente y con muchos esfuerzos, tenía hecha mi ‘Death Note’ casera con un cuaderno de los ‘chinos’ negro y escrito con típex aquello de lo de ‘Death Note’. ¿Todo bien? No, me faltaba un detalle, un importante detalle. ¿¡Qué tenía que hacer con la libreta asesina!? ¿Reglas? ¿¡Qué reglas!? ¿Había reglas? ¿De verdad? ¡Gracias amigo del Expomanga 2008 por no avisarme!
Así que tuve que ver la serie…
Y aquí comienza la crítica de “Death note”.
Arranca muy bien aunque todo esto lo digo porque el protagonista tiene la suerte de que su cuaderno viene con instrucciones… No como el mío, que tenía la pegatina todavía roñosa del precio como único referente en el reverso de la tapa frontal. Sin embargo, la adaptación del manga tiene un problema insondable. Está muy bien ese juego teen de deducción entre Light y L y todo lo que rodea; como un gato y ratón que se mimetizan el uno en el otro. Sobre tal punto se establece la prueba moral de una persona inteligente que tiene la capacidad de convertirse en un Dios (para el crimen) llamado Kira. L y Light funcionan como caras de una misma moneda y la serie de anime establece el poder de corrupción para toda alma que se atreve a jugar a ser un dios (de la muerte). Matar también asesina tu humanidad. Vamos a ver cómo una persona, que podría ser un perfecto sociópata, acaba consumido por esa adicción de ir anotando nombres en su cuaderno de muerte sin que pueda poner fin a tal hecho. Se trata de una línea roja moral y ética: en el momento que la cruzas ya no hay vuelta atrás. Light, sin embargo, ve en ese regalo de contar con una ‘Death Note’ una forma de cumplir su deseo de limpiar un mundo podrido: evitar matar… matando. El anime podría ceder hacía otros terrenos que poco interesan a su target al otro lado de la pantalla ya que la serie, por el contrario, tiende hacía lo típico-tópico con puntos de inflexión que la hunden en la miseria. ¿Lo que bien empieza mal acaba? ¿Podemos considerar a Misa Amane como un cliché —de la típica colegiala tontorrona— que no aporta nada al conjunto? ¿Su arco argumental no derrumba algunos planteamientos anteriores y hace que la historia se desvíe de sus intenciones iniciales con un giro que la derriba hacia una caída libre? ¿La podemos compendiar como un fallida apuesta por su descendente y defraudante recta final? ¿O la propia muerte aquí es a gusto del consumidor? Sea como fuere, “Death note” sigue siendo una de las series anime mejor valoradas y con una vigente repercusión en los márgenes de su universo y adaptaciones. El hecho es ése y resulta incuestionable pasada ya más de una década. Y da lo mismo que Netflix destroce el material original porque… ¿las buenas ideas, al fin y al cabo, buenas ideas son?
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