La llegada de la tercera temporada de “Black Mirror” a Netflix supone una extraña conexión entre esas pantallas negras sobre las que se recrea el universo de Charlie Brooker y ese gigante del entretenimiento que ofrece sus contenidos vía streaming. Tal circunvalación de la serie que inicialmente emitía Channel 4 ha provocado que estemos ante de una las propuestas más esperadas del año seriéfilo con la capacidad añadida de ‘duplicar’ la habitual entrega de tres episodios. Si “White Christmas” daba la impresión de que iba a ser la despedida de la antología, que había reflejado el lado más oscuro de nuestra realidad, esta nueva colección de seis capítulos marca el comienzo de una nueva relación y simbiosis para goce y disfrute de todos los seguidores de la creación de Brooker. Al mismo tiempo, su retransmisión en la red sirve para una más amplia posibilidad de que la calidad desplegada y su sentido crítico lleguen a más espectadores. “Caída en picado (Nosedive)” (3x01) supone una idónea introducción y toma de contacto para la revelarnos una distopía bajo la batuta de Joe Wright y un filtro fotográfico que nos remite a una conocida red social. Precisamente contar con Bryce Dallas Howard abre también las puertas a todo tipo de colaboraciones internacionales siendo Jon Hamm ese maestro navideño de ceremonias tiempo atrás. Pudiéramos centrarnos en los clichés y tópicos que retrata el episodio como, véase, la foto de la comida para subirla a Instagram o la imagen de esas personas que miran en silencio sus móviles por encima de conectar los unos con los otros. E incluso pudiéramos disfrutar de las referencias y conexiones cinematográficas o televisivas que se dan cita. El episodio, no obstante, revela un sistema fallido amparado en evaluar a las personas y dotarlas de una puntuación que nivele a las clases sociales y excluya a las manzanas podridas tomando el relevo de “15 Million Merits” (1x02). Aunque el cosmos de “Black Mirror” suele ser desalentador, “Caída en picado (Nosedive)” (3x01) desea ofrecer cierta luz (a su modo) a modo de moraleja de una historia en la que interactuar con otras personas se basa en el realce y estimación social que marca una aplicación a la que están sometidos todos sus ciudadanos. Tal y como vimos ya en “White Christmas” la sociedad es capaz de ver a sus compatriotas integrados dentro de una red social donde, esta vez, aparece marcada una puntuación tan ilusoria como delatora. Nuestra protagonista quiere escalar en esa pirámide social y parece obsesionada con una amiga de su infancia para conseguirlo. De hecho, ¿lo logrará o su caída a los infiernos puede ser lo más bonito y menos superficial que le ha pasado en su idílica y quimérica vida?
Vayamos al retrato de ese cosmos hermoso, radiante, luminoso, bajo esa banda sonora armoniosa en la que el director de “Expiación. Más allá de la pasión” se recrea como parte de ese engaño visual y argumental de la propuesta. Hemos quedado subyugados a una realidad virtual que se impone desde las pantallas de nuestros móviles hasta nuestro entorno y “Caída en picado (Nosedive)” (3x01) nos habla de que un mundo supuestamente perfecto virtual acabará imponiéndose en el plano real y condicionando nuestra forma de vida. No importa comer sino fotografiar aquello que ingerimos y bebemos ya que en tal objeto se elabora la perfección y la felicidad. Lo bonito, en apariencia, puede ser duro como una piedra, agrio como poco agradable. El plano físico, por lo tanto, es solamente una apariencia que ‘sabe’ mejor en esa instantánea repleta de filtros. En ese nuevo orden no hay lugar para los malos pensamientos ni para los rostros serios. Todo son sonrisas, ensayos frente a un espejo de las réplicas que compondrán todo un día frente a otras personas. El episodio, desde luego, no es un material nuevo teniendo en cuenta que tal sistema de valoración generó una de las 25 mejores entregas, según las puntuaciones de Imdb, de “Community”. En “App Development and Condiments” (5x08) ya se nos planteaba una parábola social en la que la distopía haría acto de presencia en el mismo instante en el que las personas se valoraran sobre un formato de 5 ‘estrellas’. La sociedad regula en ese momento quién cae bien o mal, quién tiene que ser un paria o un icono y guía.
Esa realidad virtual se dispone en simulaciones, fantasías de los reflejos a la carta de las propias necesidades del individuo. Si llegas a una puntuación del 4.5, por ejemplo, tendrás un descuento de un 20% y las puertas abiertas a un nuevo orden dentro de la pirámide social. Lacie (Bryce Dallas Howard) se siente intrigada por la vida de los otros, como si fuera su objetivo llegar a ese punto. Sabemos que dentro de esa farsa todo son apariencias y que nadie es tan feliz, recordando ese corto que se hizo viral (“What's on your mind?”) del sueco Shaun Higton. En “Caída en picado (Nosedive)” (3x01) seremos testigos de cómo el personal de una empresa puede excluir a uno de sus trabajadores hasta ‘expulsarlo’ (literalmente) de la compañía. Dentro de los márgenes de esa sociedad es necesario tener puntuaciones y la frase «Necesito estrellas, por favor» se convierte en mera supervivencia en un mundo cruel y censor. El episodio no habla de nada nuevo más allá de la aceptación social o de cómo presionar a las personas influyentes para integrarse, siendo el pasado de la protagonista un foco de interés dramático para ver cómo las personas se adaptan a sus nuevos círculos y la historia de dos amigas que interconectan de nuevo a través de un peluche. En ese reino de celdas de falsas sonrisas, la sociedad verificadora de puntuaciones se rige por un sistema que permite realizar ciertas acciones (e incluso recibir tratamiento médico) dependiendo de la calificación personal del individuo. La idea es representar que todo puede venirse abajo en cuestión de minutos, que un mero estallido interno que quiebre esa falsedad puede ser condenando por las fuerzas del orden y rebajar un punto durante 24 horas la puntuación de un miembro de la sociedad… son contar con un doble daño que hace que vagar por las calles sea doblemente peligroso. Lacie necesita llegar sea como sea a la boda de Naomie y en toda su odisea el libreto de Rashida Jones y Michael Schur despliega toda la sátira social que necesita. Esa irradiante felicidad es una farsa de una dictadura impuesta. Cualquier palabrota, cualquier mal gesto puede hacer que todo se venga abajo. Y, en ese punto, ya nada es tan perfecto. Todo falla, la representación lentamente va quedando al descubierto. Que nos cuente que una vida puede venirse abajo y que todo puede destruirse en cuestión de horas nos lleva a un arco argumental previsible pero efectivo para ironizar sobre esos paraísos artificiales que podemos haber construido sobre nuestra propia vida a la vista de los otros. Un encuentro de Lacie con una actual paria de la sociedad, llegó a ser 4.6 y ahora da la impresión de ser por su puntuación una asesina en serie, revela a la protagonista que exteriorizar sus sentimientos no es del todo malo. Existe también en ese relato del personaje que interpreta Cherry Jones una alegoría sobre la injusticia e ineficiencia de una sociedad que trata a los pacientes de cáncer según la valoración de esas estrellas virtuales. Y es que cuando la enfermedad real surge sobre ese mundo idealizado se agrieta a pasos avanzados la ficción y fingimiento sobre el que se recrea y se viste. Es cierto que si todos fuéramos completamente sinceros en nuestro día a día nuestra puntuación sería la misma que esa conductora de autobús porque, en cierta medida, vivimos atrapados en hipocresías y eufemismos para no llamar a las cosas por su nombre. Tampoco podemos pretender caer bien a todo el mundo o encajar en sus gustos…
En “Caída en picado (Nosedive)” (3x01) todo acaba siendo cuestión de números por encima de las personas y no observamos demasiada diferencia entre Lacie y Naomie salvo que la segunda ha vivido totalmente por y para esa farsa que representa y al segunda va a darse cuenta en su arribismo de la pérdida de identidad que tal acto conlleva. Esa caída, tal y como nos avanza el título, puede considerarse sumamente previsible aunque es la mejor formulación de cómo funciona la sátira que nos plantea: personas condicionadas a sus smartphones para tener la aceptación social y sumándose a una gran la mentira sobre la que viven. Joe Wright se recrea en la evolución de ese discurso que la protagonista tenía que dar en la boda de su amiga de la infancia. Un mismo discurso edulcorado bajo una forma grotesca no funciona ya que la máscara que lo envuelve lo dota de significado y, por lo tanto, éste carece en sí mismo de sentido. Aunque el cosmos de “Black Mirror” siempre suele ser tan oscuro y quebrado como esas pantallas que retrata sus créditos, el episodio quiere dar a su modo cierta esperanza a ese mundo en el que aquellos que contravienen el sistema son excluidos del mismo y sometidos a la soledad. Cuando toca fondo y acaba en esa antítesis de lo que buscaba pero, por el contrario, nuestra protagonista encuentra la epifanía, aquellos detalles que pueblan un mundo carente de sentido o, tal vez y por el contrario, lo tenga en los mismos. Y la alegría, por fin, es real. Y ese sueño que ella tanto ansiaba sea idealiza de otro modo distinto, como si finalmente y en su epílogo “Caída en picado (Nosedive)” (3x01) fuera una comedia romántica que permitiera a dos seres que el destino ha unido una sinceridad alejada de esa farsa que antes habitaban. Ya se puede decir las cosas sin coartadas ni antifaces, se puede gritar al mundo toda la verdad y palabrotas. Se puede ser, en definitiva, libre en esa irónica y alegórica prisión.
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