“Calle Cloverfield 10”
Título original: “10 Cloverfield Lane”
Director: Dan Trachtenberg
EEUU
2016
Sinopsis (Oficial):
Una joven (Mary Elizabeth Winstead) sufre un accidente de coche. Cuando despierta se encuentra encerrada en una celda bajo tierra, secuestrada por un hombre extraño (John Goodman) que dice haberla salvado del día del juicio final. El excéntrico captor asegura que el exterior es inhabitable por culpa de un terrible ataque químico, algo que la protagonista no sabe si creer. Es así como comienza su pesadilla, en una espiral de desconocimiento. La mente del criminal es infranqueable, y ella tendrá que intentar analizar a su enemigo para conseguir sobrevivir.
No leer si no se ha visto “Calle Cloverfield 10”.
Antes de continuar conviene analizar cinco posibles lecturas/matices que propone la película:
1.- Nunca rompas antes de un apocalipsis con tu novio (y prometido) por una discusión chorra y, sobre todo, si éste es Bradley Cooper. ¿Bradley Cooper? ¿Prometido? ¿Abandono por parte de su novia? ¿PERO ESTÁS TONTA MICHELLE O QUÉ DROGAS TE HAS DEJADO DE TOMAR?
2.- Pero si has tomado tal cuestionada decisión puede que todo sea parte de una llamada del destino para convertirte en la nueva teniente Ripley lidiando con otra clase de monstruos antes de enfrentarte a otros que han puesto en jaque a la humanidad.
3.- Porque en un mundo de locura y dominado por la paranoia, los locos y los paranoicos pudieran tener al final irónicamente la razón. He ahí la monstruosidad de un mundo en el que los monstruos se esconden de otros más peligrosos.
4.- Aunque por mucho monstruo que usted sea tiene que recordar que se está enfrentando a la misma tipa que le dio chopped-pork del ‘güeno’ a ‘La cosa’ (The Thing), que fue una de las heroínas de la saga de ‘Destino final’, que también tiene el honor de ser la hija de John McClane y, sobre todo, que ejerce en sus ratos libres de Ramona Flowers de “Scott Pilgrim vs. the World”. La experiencia manda incluso en la metareferencia o, lo que es lo mismo, ¿saben ustedes señores secuestradores/psicópatas/alienígenas con quién se están metiendo? ¿De verdad que lo saben?
5.- No obstante, olvide todo lo anterior por un momento. La clave del asunto es que si quiere hacer frente a los cuatro puntos anteriores e iniciar el viaje de su vida nunca ha de olvidarse de una botella de buen whiskey/scotch. ¡Que no le falte en cualquier viaje una botellita de alcohol del bueno! Y si es scotch, que sea de malta.
En el final de la infravalorada “Deep Rising (El Misterio de las profundidades)” John Finnegan (Treat Williams) espetaba, ante la ironía del encuentro de una nueva amenaza, un «¿y ahora qué?» antes de sumergirnos en las concavidades de los créditos. Esa apostilla, burla y postdata bien pudiera definir la hipérbole que aguardaba en parte al género fantástico en el siglo que nos ocupa. Tal vez el libreto original de Damien Chazelle (“Whiplash”) quisiera incluir un inconsciente tributo al film de Stephen Sommers en uno de los puntos de giro conclusivos a los que se enfrenta su heroína. Hemos pasado a un «¡venga ya!» como parte de ese nuevo orden en el que lo imposible (y lo más difícil todavía) toma el control de la imagen y en el que la controversia que genera el cliffhanger es el nuevo orden y materia de la cultura popular. Puede que tratar de amoldarse precisamente entre la hipérbole del exploitation digital que ha supuesto la saga ‘Sharknado’ (e hijos bastardos) y el cuestionamiento de la audiencia a las nuevas obras de culto del terror (“It Follows”, “Babadook”, “La bruja”) acabe dejando parte de las buenas esencias de “Calle Cloverfield 10” en tierra de nadie, como si al mismo tiempo su argumento ofreciera respuestas respecto a su falta de pegada (en lo que taquilla internacional se refiere) respecto a “Cloverfield”. La cinta ha sido enterrada con vida y en contra de su voluntad debajo de tierra, en las catacumbas donde residen los clásicos del terror psicológico y las tramas argumentales que apenas necesitan espacio y personajes para gestar profundas y brillantes obras. En su intento de escapar a la locura impuesta se encuentra con un mundo cambiado y cambiante, donde el concepto (post)apocalíptico y las distopías han marcado el territorio y conformado su nuevo reino. ¿Hay posibilidad de escapatoria?
Pese a todo lo anterior, la constante del género siempre ha sido sobrevivir y en este cruce de caminos que nos ocupa destaca la independencia de la protagonista dejando claro que es hora de decir adiós al canónico héroe y sus feromonas, quedando ya relegado a una simple voz en off que acaba evaporada a lo largo del metraje. Sobre tal leitmotiv, la película de Dan Trachtenberg ―inicialmente titulada “El sótano”― trata de encontrar su espacio y distinción, como si esa burla fuera la determinación a la metamorfosis de las heroínas del género (y de todos los géneros). “Calle Cloverfield 10” se aprovecha y se sustenta sobre patrones clásicos, entendiendo ya la obra como una mezcolanza de otras sin importar la variedad o incluso la coherencia o las lagunas de guion, como si el parentesco de sangre fuera suficiente para reclamar un legado sobre el que asentarse y sostenerse. En estos tiempos importa la viralidad e incluso dejar atrás el found footage como forma, ciñéndose a una sucesión espiritual del Cloververse a modo de antología siempre ligada al género televisivo y siendo la jugada de J.J. Abrams establecer un saga a nivel cinematográfico. Lo interesante y meritorio pudiera ser haber atrapado en su esencia un posible discurso sobre la violencia doméstica psicológica (e incluso física) de esas heroínas que sobreviven día a día a una mentira a la que han sido impuestas, atrapadas en un sótano y réplica de un hogar en el que conviven con monstruos. Escapar y huir se convierte en la única posibilidad… pero fuera de ese sepulcro y enterramiento en vida las cosas tampoco van a resultar fáciles. Hay que tomar un camino propio y, sobre todo, hay que luchar, siempre hay que luchar… ¿O quién dijo que vivir en un mundo monstruos fuera fácil?
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