Páginas Bastardas

domingo, 29 de mayo de 2016

Mommy: Detector de hipsters, postureo y gafapastas de segunda generación

“Mommy”
Director: Xavier Dolan
Canadá
2014

Sinopsis (Página Oficial):

Una viuda debe hacerse cargo de su problemático hijo de 15 años que sufre un trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Madre e hijo se esfuerzan para encajar y llevar su obligada convivencia lo mejor posible. La llegada de Kyla, una nueva vecina, les marcará. Juntos encontrarán un nuevo equilibrio y recobrarán la esperanza.

Crítica Bastarda:

Flashback. No había visto ninguna película de Xavier Dolan y me encontraba expectante con el hecho de ver proyectado en una pantalla todo ese entusiasmo que envolvía a la cinta ganadora del Premio del Jurado en Cannes y favorita de todo el prestigioso festival por los medios (online) junto a Whiplash de Damien Chazelle. Esa curiosidad había incluso crecido al perderme en el Rizoma un estreno que tuvo que postergarse a su escueto paso comercial por nuestras salas. Muchas veces toda esa expectación juega en contra. Me ha pasado con Relatos salvajesde Damián Szifrón y también con “Mommy”, un drama más dialogado y pretendidamente discursivo de lo que me gustaría. El film es un hervidero de lugares comunes hilvanados por la estilización del autor y precisamente el gran mérito es que la imagen y discurso queden encerrados en la forma y fondo, en ese recuadro existencial que siempre ha conformado el espectro del cine. Me encanta y seduce la idea de que la forma sea un espejismo y reflejo del fondo, que el formato se expanda como clímax, como milagro de ese Mar Rojo (y ‘muerto’) que sintetiza la filmografía más contemporánea. Pero Xavier Dolan no desea someterse al silencio sino al ruido existencial, a negarse desnudar su imagen completamente de ese murmullo constante de sus personajes. Contradictoriamente, su film alcanza la más palpable emoción cuando conjuga la imagen con su más potente soundtrack


Leo las notas del director y observo su deseo para hablar del amor, de mucho amor, de una sobredosis incontenible de amor y de otras muchas cosas; pero sobre todo de su madre, de todas las madres y esa figura representativa. De “Yo maté a mi madre” (2009) ha llegado a “Mommy” (2014), a la venganza de esa matriarca en una historia en la que se funden el amor y el coraje pero también la amistad. En esta historia la madre tiene un hijo; o el hijo una madre. Y en ese choque formal existe una gran crisis que afecta y condiciona a ambos, a esa relación de aspecto que acaba completándose en un cuadrado perfecto. Xavier Dolan conoce la esencia de su historia, quiere que nos centremos en sus personajes y no podamos escapar de ellos. Va a abrir espacios únicamente cuando la propia existencia vital de los personajes encuentre un sentido y camino para proyectarse, siendo tanto una quimera como parte de la esperanza de los mismos. Dolan considera a la audiencia suficientemente inteligente para no tratar de engañarla, sembrando su semilla desde el arranque en la introducción de una ley en esa Canadá ficticia en la que nos sumerge su historia. Y esa historia es la de Die, nuestra ‘mommy’, que pudiera ser la de una viuda incapaz de controlar a su problemático hijo, Steve. El joven sufre un trastorno de déficit de atención con hiperactividad y a veces es incluso violento, detonando los mecanismos idóneos para el cineasta de cara a conjurar un drama familiar. Die decide educarlo y hacer que Steve conviva con ella… aunque no encuentre el equilibrio hasta que Kyla, su vecina de enfrente, ofrezca su ayuda. Y es que Steve es el retrato del amor en su máxima extensión, el amor más loco, peligroso y el más inabarcable como el de un ser humano respecto a su madre. Steve ama tanto que necesita a dos figuras maternas que se complementen, que alcancen ese incandescente y representativo espectro del amor del protagonista antes de que quede consumido por ese fantasma, presente en toda la narración, llamado locura.


Steve puede que no tenga más respuestas ante la vida: todo es amor, todo es odio. Es un personaje que vive condenado hacia la auto-humillación para hallar una contestación y réplica de un mundo que no puede comprender y en el que no es incapaz de habitar. Precisamente es una canción de karaoke (‘Vivo per lei’ de Andrea Bocelli y Giorgia Todrani) donde Dolan sintetiza mejor esas ideas y, de nuevo, no necesita reiterados diálogos e infinitas palabras para expresarse. El director de “Mommy” nos ofrece salidas a ese cuadrado perfecto y ratio visual de 1:1 para revelar una respuesta esperanzadora quebrada por la propia mentira cinematográfica y proyección. La normalidad acaba siendo una fantasía pero el film tampoco se inmiscuye en ese potente territorio sino a los sentimientos de sus personajes y sus conflictos, a esos seres a los que únicamente les queda tratar de vivir esa mentira y ejercer como una disfuncional familia. Las cadenas del melodrama acaban siendo pesadas e histriónicas, muecas de un material visceral donde todo tiene que ser abrumador hasta que esa bomba emocional dote de sentido su premisa. En “Mommy” todo me resulta tan remarcado por esos diálogos que acabo desconfiando de sus imágenes o simplemente las conecto con el envoltorio venidero. Para colmo, Kyla (Suzanne Clément) me recuerda a uno de los clones de Orphan Blacky desconozco si Tatiana Maslany se basó en algún tipo de patrón del suburbio canadiense para enlazar alguna de sus infinitas variaciones. El problema de la cinta de Dolan es, en definitiva, que únicamente me ha conmovido por un terrible drama que presencié en la propia sala de cine, al otro lado de la pantalla. Un señor se levantó de su butaca y se fue cuando quedaban diez minutos de película. Diez minutos, diez. Todo un giro de guión que arremete sobre las leyes de la lógica, la vida y la muerte, la existencia y los 8.959.987 billones de vídeos de gatitos que circulan actualmente por internet. Aunque, meditando el asunto, tal vez ese espectador deseara quedarse con la mentira del cinemascope, con esa otra vida no vivida de unos personajes que no se merecen a Lana Del Rey y sí a Céline Dion. Para ellos, va dedicada toda esta sesión de karaoke fílmico. Para ellos, existe otro tipo de perfección limitando y acotando las incorrecciones y las mesuras de un cineasta condenado a dividir y polarizar a la audiencia. Para ellos, existe otro Xavier Dolan.


NOTAS A PIE DE PÁGINA: Compendiando mis emociones, “Mommy” únicamente me sirve como un detector de hipsters, postureo y gafapastas de segunda generación. El resto (o exactamente el 95% del film) me sobra y me parece una pena porque en mi propia imaginación existe una versión alternativa de la cinta de Dolan que me resulta sobresaliente y fascinante. Tal vez su papel sea el de invitarnos a soñar acerca de su obra y construir nuestras propias variaciones cinematográficas de sus películas. Tal vez en ese aspecto resida el truco para asimilar sus aportaciones, aunque la veneración siempre tiene sus dobleces. ¿O es que nadie se dio cuenta de que el supuesto momento-orgiástico-fílmico-Oasis es un plagio descarado y estilizado del mítico Goatse aplicado al formato y ratio de la pantalla? ¿O era una alegoría de que el propio cine de Dolan es capaz de abrir el recto y alcanzar fácilmente el punto G de esa audiencia que lo idolatra? Así son las cosas... pero explicarle todo esto a un  hipster es tan complicado como que un creyente deje de creer, como que un niño deje de amar a su madre, como que a este director le dejen de premiar en Cannes generando un vendaval de controversia, aplausos y silbidos a su paso. El cine de Dolan ha creado su propio legado y esencia, un alma indivisible que no permite más variación que la del amor o la del odio. ¿Y éso es bueno? ¿Se trata de la nueva definición del cine de arte y ensayo contemporáneo o la síntesis del nuevo orden festivalero y cinematográfico? Yo me quedo con la propia letra de la canción de Andrea Bocelli para resumir un gran todo de esa esencia religiosa, inspiradora y fílmica que define la película:

Es la musa que te invita, 
a tocarla suavecita,
en mi piano a veces triste 
la muerte no existe si ella está aquí.

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1 comentario:

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