Confirmado, el lunes 11 de enero de 2016 no pasará a la historia de la ‘trospidez’ tras la emisión del primer programa de “Un príncipe para tres princesas” y el arranque de la segunda temporada de “Casados a primera vista”. Puede que la sorpresa sea ya inexistente en el mundo de los programas de televisión de citas y el formato sea incapaz de dar una vuelta de tuerca a estas alturas. Pese a los buenos datos de audiencia de ambas entregas y el éxito en redes sociales, a golpe de ‘trending topic’, no esperen demasiada ‘trospidez’ más allá de algunas instantáneas y contadas perlas de esos anónimos protagonistas sumidos a los deslices y revelaciones del amor. Es posible que la estupenda “UnREAL” haya elevado los mecanismos del culebrón y de todo programa de televisión sensacionalista, revelando sus entresijos y sacando la basura de sus bambalinas. Tras conocer a Rachel Goldberg y Quinn King puede que ver de nuevo la ‘farsa’ carezca de significado y esencia más allá de explorar el ‘making-of’ que engendra este tipo de ‘dating-shows’. Precisamente al ver aparecer desfilar a una ex en la misma boda mexicana del programa de Boomerang TV, de nombre ‘indigno’ como Alexia, los ecos de «necesito una villana» resuenan en el telespectador. No obstante, ¿funcionan “Un príncipe para tres princesas” y “Casados a primera vista”? Sí, de cara a la galería o de una audiencia que desea ‘rellenar’ la noche televisiva de los lunes, pero para el resto de los buscadores de la crónica bastarda televisiva son simples accesorios prescindibles y de temporada. Vayamos a repasar los aportes de sendos programas a lo tróspido aunque su conjunto no alcance ni un 5% de lo mínimo exigido ya sea en alemán-inglés o africano-marroquí.
La segunda temporada de “Casados a primera vista” nos presentó los dos primeros matrimonios repletos de tergiversaciones (?) y tiranteces (?) para contentar a la platea adicta al mal rollo. El reality documental de Antena 3 aportó dos grandes villanas (?) a la galería televisiva de 2015: Alexia, la ex de Pedro —el arquitecto—, y Marisa —la suegra—.
«¿Por qué está tan enfadada que me mira con una cara de mierda?»
Alexia es cubanoamericana, rubia de ombligo para arriba y con un perfil de villana de culebrón que provocó que no parase de criticar a la mujer de su ex y tratar incluso de seducir a su antigua pareja en todo momento. Mónica, por el contrario, lleva la palabra DRAMA sobre sus espaldas tras ser ‘abandonada’ casi en pleno altar en dos ocasiones. Divorciada y celosa hasta la médula, la tensión se apoderó de un bodorrio que ya nos dejó ciertos roces entre el ya consumado (?) matrimonio debido a la frialdad del novio y el despecho de la novia. De las confesiones iniciales de Mónica —«Yo necesito un hombre. Yo llevo un año durmiendo fatal, fatal. Yo necesito abrazarme a un hombre para dormir. […] No quiero que nadie toque mi vestido (de novia) porque creo en las energías.»— a la consumación del matrimonio y las dudas en los créditos finales del avance del próximo programa, el material romántico-trágico está servido y cociéndose a fuego lento.
Respecto a la boda Sabrina y Jonathan, con ritual maya tróspido de por medio, fue la suegra (del novio) aquella que se hizo con todo el foco de atención (y los clichés). «Físicamente no me gusta, tiene la nariz muy fea». Marisa —la madre de Jonathan— le faltó sacar un muñeco vudú durante la ceremonia para liquidar y torturar a su nuera. Todo fue palpable y previsible, como la química de ese nuevo matrimonio que tendrá que llamar próximamente a un exorcista a sacar los demonios de Marisa.
Mientras tanto, Eyeworks España ha querido alargar la fórmula que tan bien le funcionó en “Un príncipe para Corina” y que produjo un tremendo fiasco en “Un príncipe para Laura”. Esta vez el programa de Cuatro ha decidido ‘normalizarse’, mantener las credenciales habituales en los docurealities presentados por Luján Argüelles y, por supuesto, lanzar el órdago de contar con tres princesas en vez de una. Con 24 conquistadores y aspirantes a príncipes se notó que ya no hay espacio para lo ‘freak’ sino únicamente para la belleza con distintos matices de trospidez leve. La sorpresa (y apuesta) pudiera ser cuál será la primera princesa en pasar por la portada del Interviú. El resto prácticamente (y de momento) me sobra. Marta, Rym y Yiya desconocemos si nos sorprenderán como Corina Randazzo para que las tomemos en serio o acabarán siendo víctimas de la televisión que las ha bautizado en el mundo de la fama muchas veces más pasajera y efímera. De momento, dejaron algunas perlas como «dime algo bonito, que me pueda poner de estado del Whatsapp» y poco más, como una confusión digna de mención:
●¿Es marroquí? Creía que era negro.
—Es negro, pero de Marruecos.
●Ya, vale, vale, creí que era negro de África.
—Es que Guinea está en África. Marruecos y Guinea están en África
Sin comentarios, sobre todo teniendo en cuenta que España forma parte también de África. O eso dicen los europeos del norte de Los Pirineos, claro. Con un amante de los extraterrestres que viene de Júpiter, un fanático de los Pokémon, un chino que dice que en Madrid todo el mundo es distintivamente chino, un bombero pirómano y un virginal rockero adorador del demonio y de Los Beatles, el casting tampoco puede ofrecer descubrimientos tróspidos como chinos vascos o vampiros fanáticos de OBK. Si lo más remarcable fue la frase «tengo una quesería artesana con el siguiente eslogan: quesería de mí sin ti», sobran las palabras. Fue, por el contrario, un modelo argentino el más inspirado a formar parte del reverso bastardo televisivo:
Escribí unas cuantas poesías a lo largo de mi adolescencia:
Me gusta cabalgar en noches de luna llena,
ligero de vestimentas,
con las bolas rompiendo bajo la planta de mis pies,
por las playas de Canarias,
en noches cálidas de verano.
The Beatles y la virginidad |
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