Miniserie de TV
“The Spoils Before Dying”
EEUU
2015
Sinopsis (Página Oficial):
El legendario escritor y director Eric Jonrosh (Will Ferrell) presenta su obra maestra perdida, “Spoils Before Dying”. El pianista de jazz rock de Banyan (Michael K. Williams) se desmaya y despierta para encontrar que se le acusa de asesinar a la que una vez fue su amante Fresno Foxglove (Maya Rudolph) y al científico Wilber Stygamian. Los policías dan a Rock tres días para ayudarles a resolver el asesinato. En su lugar, parte la ciudad hacia México, donde se encuentra con una cantante fracasada llamada Delores DeWinter (Kristen Wiig).
Crítica Bastarda:
Es una buena señal que después de “The Spoils of Babylon” IFC siga apostando por la fórmula que propician Matt Piedmont y Andrew Steele con el tándem compuesto por los incombustibles Kristen Wiig y Will Ferrell como referentes. La cuestión es nuevamente ejecutar una parodia del género, independientemente tenga gracia o no. He ahí la simpleza del asunto, usted decide si reír o pensar por qué no se ríe. Aunque ya estábamos avisados desde “The Spoils of Babylon”, con esa arriesgada combinación de instantáneas divertidas y otras que no logran su objetivo revelando una contraproducente mezcla de gags, sketchs y lugares comunes del propio género y cine negro. Más allá del agradecido tufo a ‘Saturday Night Live’ hay que encajar esas piezas a modo de irregular pastiche, siendo fiel a esas subidas y bajadas propias del jazz y ese lema y estribillo: «Dame alcohol y pastillas, alcohol y pastillas, más pastillas y el alcohol y las pastillas, ya sabes lo que estoy pidiendo». En definitiva, pills and booze para todos los gustos y de toda clase de sabores.
Podemos sentirnos privilegiados de esa parodia a la Nouvelle vague (?) en formato Bastille-O-Scope, un nuevo sistema de pantalla ancha francés, para que la visionaria experimentación formal nos lleve a una historia clásica noir, con un pianista (Michael Kenneth Williams) que se convierte en sospechoso de un doble asesinato que incluye el de su antigua amante y cantante. Que Rock Banyon trate de limpiar su nombre y vinculación con el crimen que acabó con la vida de Fresno Foxglove, junto al científico Wilber Stygamian, encaja en los patrones clásicos del género. No esperen que una parodia se salga, por lo tanto, de los moldes impuestos. Banyin debe resolver ese caso que le inculpa directamente y conocer a extraños personajes que se van cruzando en su camino. Con decorados de juguete, odas al alcohol y las pastillas, conversaciones con muertos en tono necrofílico, nazis, un retrato comunidad gay underground de los años 50 y homenajes a “Persona” de Bergman, la idea es que “The Spoils Before Dying” vaya profundizando en ese entresijo de mentiras, secretos y conspiraciones donde una pitillera de oro —junto a una estatua moderna que fue propiedad de Adolf Hitler— es el elemento clave. El conjunto trata de ser una sátira al noir tras acercarse en “The Spoils of Babylon” a ese formato de telenovelas de adineradas familias, de adentrarse en la exageración como reciclaje y desajuste de una franquicia que homenajea al absurdo que habita en aquello que identificamos como clásico. No todo el vino envejece bien y ese film supuestamente de culto fragmentado nos remite a ser un borrador tanto como obra completa en su sentido meta-ficcional, como si fueran una colección de sketches de SNL todavía por ensayar y refinar.
La sensación que deja una experiencia como “The Spoils Before Dying” es de ser un remake de un film de Orson Welles perpetrado por Ed Wood. Precisamente J. Edgar Hoover (Will Ferrell) y su pistola se convierten en lo más destacado de un clímax con aroma noir entre frases delirantes como «nadie va a ser capaz de amarte de nuevo. No con esos agujeros de bala por toda tu cara». La miniserie tampoco desea detonar los mecanismos propios del género más allá de su exagerada, desproporcionada y cómica puesta en escena. ¿Lo mejor? Los títulos de crédito iniciales —a golpe de ‘vibro-colour’— donde no faltan subvenciones del cine sueco, financiaciones del cártel de Colombia, un consultor en metafísica y, por supuesto, un patrocinador y suministrador de productos farmacéuticos… Aunque el resultado es bastante irregular ver a Michael Kenneth Williams tratando de ser un nuevo Leslie Nielsen merece la pena. Puede que en la propia parodia también la (falsa) ‘realidad’ supere a la reiterada ficción. O lo que es lo mismo, “Adopción peligrosa” ha dejado en evidencia que tal vez el humor no tiene forma… ni tono.
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