La cuarta temporada de “Homeland” pudiera ser aquella que marcara la reconciliación con los seriéfilos y toda esa prensa especializada que no vio con buenos ojos su tercera y cuestionada temporada. No es que los primeros top 10 del año por parte de los medios estadounidenses estén deparando un encuentro inmediato aunque The New York Times o Slant ya la han incluido entre lo mejor que se emitió en televisión en 2014. Da la impresión de que habrá que esperar a la conclusión de esta entrega para ver el auténtico y nuevo potencial de ese thriller dramático sobre la CIA que Showtime ha reformulado a partir de “From A to B and Back Again” (4x06). Ningún capítulo ha decaído hasta un gran clímax divisado en “13 Hours in Islamabad” (4x10) y ahora llegamos a “Krieg Nicht Lieb”, undécimo episodio de la cuarta temporada de “Homeland”, para marcar los nuevos tiempos de una ficción que quiere proponer otras posibilidades. Tenemos excelentes personajes con un backstory y una gran capacidad para marcar cliffhangers… porque si creían que lo habían visto todo esperen a ver las revelaciones de “Krieg Nicht Lieb”…
Carrie quiere sacar a todo su equipo vivo de Islamabad y eso incluye a Peter Quinn. La confianza con Aasar Khan es vital aunque la venganza es dibujada por Max y el enfrentamiento moral entre ambos posicionamientos. ¿Hasta dónde puede llegar Quinn para desquitarse de aquel que destrozó la vida de inocentes como Ayaan o Fara que se encontraban en el momento menos adecuado delante de la serpiente del mal? Carrie no quiere perder a nadie más y se acabaron los sacrificios aunque pudiera existir una lectura en la que la negativa de esa ‘Drone Queen’ y aceptación de la derrota supone una única vía para devolver el golpe a Haqqani. Una forma de manipular a Quinn, en definitiva. Los guionistas disipan esa posibilidad rápidamente ya que Quinn abrirá fuego sobre uno de los propios agentes de la CIA para poder escapar… aunque se trata de una clase de disparo que Carrie probó en sus propias carnes. Quinn tiene un objetivo y marcada evolución: asesinar a Haqqani a cualquier precio. ¿Lo conseguirá o Carrie logrará detenerlo? ¿Harán un spin-off de Quinn al revelarnos un jugoso y cíclico back-story en este capítulo de ese héroe/asesino condenado a una falsa redención como mentira propia para seguir adelante?
En “Krieg Nicht Lieb” vamos a seguir a Quinn pero también toda la parte dramática encaramada a Carrie. Claire Danes ha recuperado su nominación a los Globos de Oro y en el capítulo vamos a desvelar cómo han utilizado los guionistas la muerte de James Rebhorn, fallecido el pasado marzo. Maggie va a contactar por videoconferencia con su hermana para soltar la bomba: su padre Frank ha muerto… de repente. El funeral será en 10 días y entendemos que ahí se marcará el sentido del season 4 finale junto a ese reencuentro físico y emocional con su hija. Ay, Fannie si te contáramos que mamá casi te ahoga al principio de la temporada… Ains. Digamos que todos esos sentimientos, junto al abrazo de Max o comprobar la otra vida pasada de Quinn —con esa otra rubia ex novia (de la inteligencia alemana)— agrieta una vías dramáticas a toda la narración del episodio, acentuada sobre paralelismos en el pasado de los personajes. “Krieg Nicht Lieb” va a recopilar todo lo visto en la temporada y Quinn va a utilizar el asesinato de Aayan Ibrahim a manos de su tío para informar a su ex novia Kiran y movilizar tanto a los estudiantes como a la prensa en contra del líder talibán y responsable de la ruptura de las relaciones diplomáticas entre EEUU y Pakistán. Con la ayuda de su ex, Quinn va a localizar el paradero de Haqqani gracias a esos teléfonos que utilizan tanto Haqqani como agentes del ISI y la idea es hacer salir al villano ante la imposibilidad de entrar. Una bomba debería poner fin a la vida del más despreciable personaje de la temporada. ¿El problema? Carrie va a estar allí para acentuar todo ese juego de tensión y dilemas morales tan presentes en esta nueva “Homeland”. ¿Apretará el interruptor Quinn o probará de su propia medicina a través de Carrie?
La llamada entre Carrie y Quinn va a potenciar todo ese reverso oscuro de los personajes para evitar que el díscolo agente de la CIA haga explotar la bomba. Ese doble juego se completa con la intervención de Aasar Khan ante una Carrie que recuerda cómo Haqqani mató a sangre fría a su propio sobrino dentro de esos márgenes a los que ella también jugaba. Recuerden, Carrie también pensó en sacrificar a ese joven amante y activo (e incluso a Saul) y el fin justifica los medios. Todos van a tomar de su propia medicina, en resumen. Haqqani es un héroe de masas perdonado y exonerado por ese gran público que le idolatra como un héroe. Da lo mismo que asesine a los suyos porque su fin está argumentado según sus fanáticos. Los americanos están fuera del país… y nada más importa. Esa habitual doble lectura del show nos podría revelar que Khan quiere salvar su propio puesto evitando que Carrie tome la justicia por su propia mano y arma de fuego… pero llega el brutal golpe de efecto mediante una grandísima revelación que dimensiona la serie: Dar Adal (F. Murray Abraham) está supuestamente trabajando para (y con) Haqqani y va en el interior de su vehículo. Khan abre los ojos a Carrie. He aquí ese nuevo drama sobre espías exprimido a la máxima potencia ya siempre fue un personaje en la recámara, lidiando con ese reverso oscuro (de la fuerza) de la CIA y utilizando también ese «el fin justifica los medios» que ha marcado el rumbo y evolución moral de los personajes esta temporada. Da la impresión de que Dar Adal quería provocar la salida de Andrew Lockhart y ESE era el precio… aunque los espectadores apuntáramos todo el mérito a la jugada del ISI personificado en Tasneem Qureshi. Ahora rememoramos sus secuencias al principio de la temporada y vamos atando cabos sueltos. Las preguntas tendrán que ser respondidas porque no sabemos si Dar Adal está haciendo lo mismo que Saul en la tercera entrega de la serie respecto a Majid Javadi o tiene una agenda para revelarnos las cloacas morales de la CIA. El juego está aquí y “Homeland” es un dado de numerosas y anguladas caras con un resultado siempre sorprendente pivotado sobre una gran incógnita: ¿Es Dar Adal un traidor o un héroe de la CIA que ha dispuesto un gran tablero sin importar tanto las bajas propias como enemigas?
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