Páginas Bastardas

lunes, 8 de diciembre de 2014

Homeland (4x10) 13 Hours in Islamabad: «We're terrorists, bitch please!»


“13 Hours in Islamabad”, décimo capítulo de la cuarta temporada de “Homeland”, marca toda la culminación narrativa iniciada desde “From A to B and Back Again” (4x06). Entre tantos giros de guión, tensión explosiva a flor de piel y un gran ritmo —que ha sabido alternar y conjugar la psicología de los personajes con la propia acción— hemos llegado un episodio que se siente como un clímax al servicio de la reestructuración de la serie de Showtime. Tras todas las críticas recibidas por esa (tercera) controvertida temporada que alejó la ficción protagonizada por Claire Danes del Olimpo televisivo, nos hemos topado con una concepción del show tejida por esa manida referencia catódica. No, por favor… no. No comparen “Homeland” con “24” porque en realidad nos encontramos con su especial navideño y extensión de “Die Hard” gracias a ese personaje que propicia Peter Quinn a lo John McClane. El protagonista que interpreta Rupert Friend se va a embarcar en una misión un tanto suicida y afín al género y marco de acción. Él es el héroe de la función y todo su arco argumental va a justiciar la caza de Haissam Haqqani, el gran villano al que vimos aprovechar una brecha de seguridad en la embajada de EEUU en la capital de Pakistán al cierre del espectacular “There's Something Else Going On” (4x09). ¿Qué persigue Haqqani? ¿Podrá detenerlo Quinn? ¿Han sobrevivido Carrie y Saul? ¿¡Por qué nadie vigilaba el túnel de la muerte!? ¿Por qué? ¿Por qué? ¿Por qué?

“13 Hours in Islamabad” va a dar respuestas a todas las preguntas y el episodio queda resumido en esa embajadora recordando a Haissam Haqqani y sus esbirros que están violando el derecho internacional. La mirada del villano deja vislumbrar su respuesta: «We're terrorists, bitch please!» y nosotros al otro lado de la pantalla somos conocedores que Haqqani no respeta reglas ni normas sino que desea conseguir su objetivo para culminar su misión y venganza sobre EEUU. Somos conocedores de que no hubiera podido llegar hasta allí por sus propios medios y el apoyo interno del ISI a través de la manipuladora y pérfida Tasneem Qureshi. Todo estaba orquestado para conseguir expulsar a los norteamericanos de Pakistán y, de nuevo, el fin justifica los medios. Para todos. La CIA no tiene la exclusividad de asesinar inocentes para dar caza a un terrorista sino que los servicios secretos pakistaníes desvelan esa división interna —personificada perfectamente en los personajes de Qureshi y ese apoyo que todavía tiene Carrie en Aasar Khan—. “Homeland” se va a volver un thriller en este episodio y el asalto a la embajada por parte de Haqqani tiene un motivo que los guionistas se han reservado hasta este punto: la lista de todos los activos de la CIA en Pakistán e incluso de los objetivos por identificar. Toda la red que construyó el fallecido Sandy a lo largo de tres años puede acabar en las peores manos posibles y Andrew Lockhart se hace poseedor de las ‘joyas de la corona’ para revelarnos también su evolución moral junto a Carrie y Saul. ¿En una guerra están justificados todos los medios y la vida de inocentes como sacrificio para ese bien mayor?


No espere que Haqqani haga rehenes salvo los justos porque su paso por la embajada, para hallar la lista que se hallaba oculta en la caja fuerte de la embajada, va a ser sangrienta. En total, van a morir 36 norteamericanos, algún personaje secundario contratado para esta temporada y un personaje principal. Lo primero es lo primero: ¿sobrevivieron Carrie y Saul a la emboscada mortal que les tenían preparados los terroristas? Sí… y fueron los únicos porque el director del episodio recalca unas diez veces que el cuello de John Redmond fue atravesado por un cristal. Los marines llegan al rescate pero son acorralados por esa emboscada con varios francotiradores que van a arrasar con todo ser vivo en el interior de ese convoy. Carrie pide ayuda a Aasar Khan pero éste se encuentra con Tasneem Qureshi que solicita 10 minutos de margen para completar su plan. No es que Qureshi sea un personaje dibujado por la maldad sino que simplemente utiliza las armas que tiene a mano con un objetivo presente: echar a los norteamericanos de su país. No se la puede acusar de hacer exactamente lo mismo que sus enemigos, utilizando a los talibanes del mismo modo que hizo EEUU contra los rusos en Afganistán. Otra cuestión son las consecuencias de tratar de domesticar a perros violentos y asesinos que son capaces de devorar las entrañas de su propio amo. Es sencillo: no lo tienen. Algo parecido vamos a poder considerar en toda la evolución de Quinn y el motor principal de los dos capítulos que nos quedan hasta el cierre de la temporada. Pero, antes, vayamos a la embajada y el asalto brutal de Haqqani con un regadero de cadáveres y con solamente Quinn McClane y un marine como única oposición a su plan. El terrorista consigue hacerse con un puñado de rehenes, encabezados por Max y Fara, para localizar el refugio donde se encuentran Martha, el traidor de su esposo y Lockhart con la codiciada lista de activos. Ya saben, aquí el resto de personajes sin nombre… son carne de una inminente y violenta muerte.


Hay varios giros llegados a este punto mientras Saul y Carrie lidian con esa emboscada y tratan de salir con vida. Da la impresión de que a Carrie, armada con un fusil de asalto, le puede el sabor de la sangre que corre por su rostro por encima de esa frase con la que convenció a su mentor de continuar con su lucha. ¿No más muertos? Sabíamos que Max o Fara corrían un grave peligro al ser la moneda de cambio que necesita Haqqani para hacer salir a Lockhart y desconocíamos si el director de la CIA estaba dispuesto a ser un monstruo o seguir el consejo de Martha, aceptando el sacrificio del personal de la agencia y la embajada bajo la excusa de «Es una guerra». En esta temporada de “Homeland” la paranoia ha hecho acto de ‘ausencia’ y tan solo una Carrie drogada nos ha deparado un encuentro imposible dentro de los márgenes de su inestabilidad mental. La serie de Showtime quiere ser ya otro objeto de entretenimiento y aprovecharse de la tensión y la posibilidad de sumergirse en el thriller a convicción. “13 Hours in Islamabad” funciona perfectamente a tal efecto siendo una variación bastarda (y también navideña) de “Die Hard”, perfilando a Quinn como un intocable héroe del género pero siendo sorprendido, como todo los espectadores, con la muerte de un personaje principal. Repasemos, Lockhart decide someterse a las pretensiones Haqqani mandando a la mierda a Martha en el sentido físico y metafórico. El icono terrorista y talibán aquí tenía una oportunidad de asesinar al director de la CIA y finalizar su masacre, consiguiendo además ese premio mayor en la lista de contactos. Incluso pudiéramos pensar que si no llega a ser por la aparición de Quinn hubiera podido completar tal acto. Los guionistas, por el contrario, nos presentan a Lockhart sacrificándose y volviendo a cerrar la puerta de esa bóveda… con contador de un minuto para poder salir… y generar un chiste de humor negro que ayuda a ese loca tensión. Pero también y previamente habíamos visto un enfrentamiento directo entre Fara y Haqqani. El terrorista ha ganado y conseguía aquello que quería e incluso ‘perdonar’ la vida de esos diplomáticos entraba en su leyenda de terror para completar los relatos que cuenten de él. Haqqani pudiera haber degollado a Lockhart pero es incapaz de someterse a su única derrota y dejar con vida a esa musulmana cuyos padres saben que trabaja para la CIA. Haqqani, no pudiendo soportar un cuestionamiento de los suyos, decide apuñalar a la protagonista por la espalda dejando a todos los espectadores y personajes impactados y generando que Quinn pase a su ‘God Mode’, aniquilando a todos e incluso hiriendo al villano en el tiroteo. 


Con la muerte de Fara se siente también el fin de la esperanza que proporcionaba su rol, otro timón moral que carece de sentido ahora mismo tras la evolución de Carrie y su sopesar de la ética en sus actos. Hay que considerar que la muerte de Max no hubiera servido a tal efecto pero sí nos regalan una secuencia con el peculiar personaje para recordar a Carrie lo bitch que fue con la prometedora agente. Vayamos a la acción. Uno de los esbirros de Haqqani coloca un explosivo para cubrir su huida por ese túnel de la muerte y dejar a Quinn como ese otro perro enrabietado que ningún collar podrá domar ni retener. Dennis Boyd, el traidor, también protagoniza otra gran secuencia con su mujer como parte de esos efectos secundarios que van a deparar el adiós de las relaciones diplomáticas de EEUU con Pakistán. Los malos vencieron y Dennis ve en la posibilidad de su propio suicidio una salida digna para su mujer como para él mismo. Pero he aquí la coherencia y fidelidad de los guionistas a sus personajes: Dennis fue un cobarde y siempre lo será, no pudiendo ahorcarse con el cinturón que le arrojó su mujer tras su petición. Aquí el héroe es Quinn y se ‘escapa’ de la embajada para dar caza a Haqqani. Su jugada y plan nos remite a esas imágenes de los pakistaníes grabando todo con sus smartphones siendo la distracción para llegar a Farhad Ghazi sin «Surprise Motherfucker!» que valga. Me interesa ver en la cara del actor, que encarna a Ghazi, las intenciones terminales de Quinn para utilizar cualquier medio (como la tortura) como justificación a su fin. Los roles han cambiado: Carrie va a hacer de Quinn y Quinn de Carrie. La protagonista de “Homeland” consigue cinco días por parte de Lockhart para detener a su compañero. Ambos carecen de inmunidad diplomática pero entendemos que la bipolar va a contar con la ayuda del ISI y aquí se puede abrir una jugosa y palpitante línea moral ya que incluso podemos esperar que a Qureshi le interese que Quinn finalice su venganza. Matará a dos perros de un tiro… “13 Hours in Islamabad” queda como otro episodio fascinante para una temporada de “Homeland” que quiere ratificar su condición de ser uno de los mejores shows que se emiten por televisión actualmente. Hay tensión y acción pero también mucha psicología y cierto perfil crítico sobre los márgenes éticos de la lucha contra el terrorismo. Saul va a tener que lidiar con las heridas emocionales y la muerte de Fara puede dar sentido a todo aquello que nos han anunciaron los guionistas de la serie. Antes de ese funeral, queda dar cierre a la pesadilla en la que Carrie ha comprendido las consecuencias a sus acciones y ha madurado de una manera un tanto irónica y trágica. Quinn también necesita despertar aunque en ese rol a lo John McClane (que no Jack Bauer) muestra una versatilidad necesaria para el show con ese tono de intriga: ¿por qué los smartphones de los terroristas son los mismos que esos agentes (y peligrosos delincuentes) al servicio del ISI? Estamos seguros que Nasneem Qureshi tiene la respuesta… y no va a ser un «We're terrorists, bitch please!».

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4 comentarios:

  1. Muy buena review, como todas!! enhorabuena. El capítulo, espectacular. Como todos los de esta temporada..qué satisfacción me da haber tenido fe en esta serie!!

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  2. ¿Por qué Lockhart abre la puerta del búnker? No hay quién se lo crea...
    ¿Por qué Haqqani no se carga a Lockhart? No hay quién se lo crea...

    Estos dos flagrantes fallos de guión no desmerece en absoluto la culminación del éxtasis narrativo que empezó en el capítulo 7 y que ha podido salvar la 3 temporada...veremos cómo se desarrollan los dos último capítulos...Vida o muerte a esta excelente serie...

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    Respuestas
    1. No es por hacerte un SPOILER asesino pero el season finale fuer HORRIBLE. Perdón, H-O-RR-I-B-L-e. :d

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    2. Lo suscribo: Horrible!!!!
      Por favor, seamos serios. Si queremos ver un grandísimo drama veremos Olive Kitteridge pero esto no es de recibo. En fin, veremos como tontos la quinta y, espero, última temporada.

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