El parón semanal de “American Horror Story: Freak Show” por el Día de Acción de Gracias ha desencadenado que tomemos con más fuerza si cabe su siguiente capítulo en emisión. “Blood Bath”, octavo episodio de la cuarta temporada del universo ‘AHS’, nos lleva directo al comienzo de la recta final de la nueva propuesta de Brad Falchuk y Ryan Murphy con un tremendo punto de giro. La maternidad, el psicoanálisis, el patriarcado puesto a prueba por la reivindicación de la feminidad y la sed de venganza y, sobre todo, un juego de engaños con los trailers y piezas filtrados para que el baño de sangre sea directo a los ojos del espectador. Este lavado de hemoglobina se sitúa también para purificar una entrega irregular en la que un arranque notable solamente nos regaló un gran clímax en “Edward Mordrake: Part 2”. El ‘Freak Show’, no obstante, sabe mantener bien el tipo con Jessica Lange en estado de gracia arropada de un gran reparto, con una dirección brillante y puesta en escena magnífica, con esos covers y banda sonora como condimento perfecto y un catálogo y recital de elementos pop. ¿Quién no quiere la maleta ‘satánica’ de Elsa Mars o la máscara de Twisty The Clown como complementos existenciales? Guste o no, “American Horror Story” sabe como afinar su forma, hacer resplandeciente y radiante su carcasa para dar el golpe de efecto con capítulos como “Blood Bath”.
A la espera de esa vuelta de tuerca que veremos en “Orphans” (4x10) —en la que Pepper abrirá la puerta en las distintas dimensiones del cosmos ‘AHS’—, llegamos a cambio de ruta sin retorno y a ese juego en el que nos han lanzado falsas secuencias para impactarnos brutalmente con la ‘realidad’. Después de ciertas indecisiones, pasos en falso y suposiciones, “Blood Bath” hace honor a su nombre en un completo sentido textual. Varios personajes principales van a morir y pasar a ese infierno al otro lado de la pantalla. Incluso tenemos un guiño un tanto cínico y macabro a ese mundo de Hollywood representado en los intentos de Elsa Mars por alcanzar la fama… siendo seducida completamente por ese diablo encarnado por Denis O'Hare. Todas las lecturas de ese papelón que tiene que ejecutar perfectamente Miss Mars van a ser consecuencia directa de su enfrentamiento a vida o muerte con Ethel Darling y su pistola… De pistolas, de hecho, es el resumen perfecto para describir esos giros locos que echábamos de menos en “American Horror Story: Freak Show”. Y, por supuesto, que no falte la sangre… Tanta, como para llenar una bañera en la que Dandy nadará como pez en el agua. ¿De quién ese líquido que recorre la penitencia y pecado?
La dirección de “Blood Bath” es nuevamente brillante pero está vez el guión va a en sintonía con la introducción de un psiquiatra que trata a Gloria, perfecta en su pose en el diván. No sabremos la identidad de ese nuevo personaje y puede que quede como un misterio sin resolver de la temporada, aunque nos tememos que irrumpirá en la vida de Dandy… tras tratar de psicoanalizarlo y someterlo a terapia. Los recuerdos de Gloria sobre Dandy nos revelan la infancia de un sonriente asesino en serie, de la muerte de sus animales de compañía e incluso la desaparición de su pequeño amigo y compañero perfecto… Hay más sangre en ciernes por parte del enfrentamiento entre Elsa y Ethel —tras el descubrimiento de las ropas desgarradas de Ma Petite como si un coyote hubiera destrozado a la siempre feliz, confiada e inocente freak—. Ethel responsabiliza a Elsa y hemos llegamos a un punto sin retorno. El telón se baja esta noche para una de ellas. Jessica Lange y Kathy Bates están perfectas y sus personajes tenían bastante que decirse… pero también descubriremos que el secreto de Elsa Mars es, efectivamente, un secreto. Un disparo a la pierna de Ethel revela más sobre el pasado de esas prótesis y el autor (y escultor) de semejante obra de ingeniería. La idea es recuperar a Danny Huston como Massimo Dolcefino y ese paralelismo y fijación que ya vimos en la pasada temporada como El Asesino del hacha de Nueva Orleans. Tras la triste historia y flashback, Ethel revela su plan de matar a Elsa para proteger a los ‘freaks’ y, después, suicidarse con la última bala… Aquí se encuentra su propia sentencia de muerte y sabemos que si Elsa podía hacerse con un cuchillo iba a ser más rápida y veloz que una pistola a manos de una mujer barbuda. Stanley y Maggie Esmerelda cubrirán el crimen y simularán un brutal suicidio digno de una revisión gore de cine noir. ¡Ni la muerte en la saga ‘Destino final’ hubiera imaginado algo así, oigan! Desiree Dupree inconscientemente cubre la conspiración y motivo del suicido al corroborar, junto a Dell Toledo, la enfermedad terminal de Ethel. El pobre Jimmy Darling no va a ganar para disgustos, mal humor y dirigir su camino a la perdición de su madre: el alcohol. La Navidad del ‘Freak Show’ quedó cancelada ya con el descubrimiento de la tragedia sobre Ma Petite y el funeral de Ethel son los tenebrosos fuegos artificiales. Me encanta la idea de ese paralelismo que sugiere la propia mujer barbuda, pensando que el llanto de Elsa sobre la diminuta ‘freak’ era parte de un papel convirtiendo su propia muerte en el auténtico recital interpretativo de la alemana. ¿Y no es, además, irónico que Kathy Bates vuelva a perder la cabeza a manos de Ryan Murphy y Brad Falchuk?
La reivindicación del reverso femenino la van a aportar Amazon Eve, Penny, Desiree Dupree y Legless Suzi. Su conspiración, tras el funeral, reivindica a la mujer freak para culminar la venganza sobre el padre de la novia de Paul the Illustrated Seal. Sí, Paul superó el apuñalamiento a manos de Elsa y tampoco la serie prefiere insistir en ese enfrentamiento con la dueña del ‘Freak Show’. Aquí lo importante es el monólogo y discurso: «¿Crees que la ley va a tener algo que decir sobre ello? Demonios, no Ella es propiedad de él. Dejadme deciros algo, señoritas. Esa muchacha es todo menos de nosotros. He dicho que nunca más. ¡En mi casa no! Cualquier hombre que hiciera eso, tiene que pagarlo. ¿Quién está conmigo?». Con Vince (Lee Tergesen), preparado para recibir su brea líquida y caliente acompañada de plumas, provoca que Maggie haga acto de presencia. La frase de Desiree Dupree es otro de sus ‘EPIC WIN’ del capítulo. «De acuerdo, demonios. Realmente eres una vidente». No sabemos qué quiere ser o hacer Maggie, si es buena o mala o es el típico personaje malo que quiere ser bueno pero, al final, acaba siendo malo. Con tanta indecisión, esperamos un enfrentamiento a muerte entre la hija de Meryl Streep y la sobrina de Julia Roberts. De momento, Penny decide perdonar la vida (y el corte de pito) a su padre… aunque será la ‘gallina’ nueva del ‘Freak Show’. Elsa —ante la desaparición de las siamesas Tattler, el adiós de Ma Petite y el suicidio ‘hollywoodiense’ de Ethel— decide reclutar a la mujer más gorda del mundo. Seguiremos informando… si Elsa no le ha puesto a los freaks como plato y postre antes del próximo episodio.
Veo a un hombre. Con los brazos arrancados. Sus entrañas expuestas para que todos las vean. Esa es fácil. Un hombre apuñalando a una mujer hasta matarla. Su sangre está esparcida por toda la pared. Va a ser una limpieza muy caótica.
La llegada de Regina (Gabourey Sidibe) reclamando encontrar a su madre, desata los nervios de Gloria… que trata desesperadamente de mantener las formas y salvar a su hijo mediante la psiquiatría. Gloria consigue engañar a su hijo para poner a prueba su cerebro de genio (del horror) en el test de Rorschach. El broche final lo pone Dandy porque «Dandy es Dandy, doctor» y porque realmente es el gran villano que nos queda entre tanta gente mala (y mala gente tan y tan mala) en Jupiter. Gloria se casó con su primo segundo y Dandy es fruto de todo ese pecado familiar un tanto incestuoso. Toda la trama de Dandy y Gloria pone el toque navideño, pero teñido constantemente en rojo por la iluminación y la puesta en escena (amén del modelón de Gloria para el recuerdo). Ese cromático y hemoglobínico recital extrasensorial nos llevan a un hijo y una madre atrapados y encadenados el uno al otro. Dandy quiere que su madre mate a Regina dentro de sus juegos siniestros y le facilita una vía para someterse a terapia. Contradiciendo los avances, Gloria decide finalizar la terapia de su hijo ante las súplicas y avisos de ese anónimo psiquiatra. Gloria está en peligro y la traición va a tejer el final de la locura… donde Dandy se plantea su suicidio para reformular el de su propia madre. Gloria no podría seguir viviendo si su hijo se matara… pero Dandy es Dandy, doctor… Un inexpresivo y, al mismo tiempo, lacrimal Finn Wittrock pone una bala entre ceja y ceja de su mamá. Adiós, Gloria… Adíos, Ethel. En realidad, Dandy y Jimmy son los ejes fundamentales para entender “American Horror Story: Freak Show”. Son la cruz y la cara, el villano y el héroe. El baño en ese flujo materno de Dandy sienta las bases de esos hijos sin madre, de esos freaks que ahora deberán tomar sus propias decisiones y someterse a los designios de un nuevo nacimiento. El baño de Dandy en sangre también nos revela esas líneas sobre su lectura macabra del National Geographic y los nativos de Papua, Nueva Guinea. ¿Es posible tomar el poder de alguien a base de comer su carne… o podría conseguirse bañándose en su sangre? ¿Estamos hablando del poder de ‘Gloria’ o Dandy añadió más ‘poder’ en esa tina? Aunque, en realidad, esa secuencia final nos habla en definitiva de aquello que representa “American Horror Story: Freak Show”: algunos verán culo, otros sangre, composición y talento.
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