Riley y el Mundo: Tan monstruosa, a su modo, como las atrocidades que comete Estado Islámico

Serie de TV

“Riley y el Mundo”

(El Mundo de Riley)

Título original: “Girl Meets World”

EEUU

2014

Sinopsis (Página Oficial):

“Riley y el Mundo” presenta a Riley —la hija de Cory y Topanga Matthews y a la hermana mayor de Auggie Matthews— en una serie que llega casi dos décadas después de la querida comedia de éxito “Yo y el mundo”. La serie se centra en las relaciones con la familia y amigos y lo importante, los valores inalterables de la curiosa Riley y su audaz mejor amiga Maya, mientras recorren los senderos de la adolescencia en la Escuela de Manhattan John Quincy Adams donde el padre de Riley es su profesor de Historia. Entre sus compañeros de clase se encuentran un chico inteligente y peculiar llamado Farkle y el joven por el que se siente atraída Riley, Lucas, que se ha trasladado de Texas y quiere adaptar la vida en la ciudad con sus nuevos amigos.

Crítica Bastarda:

Después de innumerables sesiones de terapia y terribles secuelas por haber visto un único capítulo de “Violetta”, la labor de acercarse a los dos primeros episodios de “Riley y el Mundo” —“El Mundo de Riley” en Latinoamérica, “Girl Meets World” en EEUU y el mundo anglosajón y “Devoraré tu joven alma condenada a infinitas torturas” en el Infierno— se antojaba como un paso demasiado cercano a la muerte cerebral y al mismísimo MAL reencarnado. No es que se puedan comparar las brutalidades que suceden en “Riley y el Mundo” con las propiciadas por esa panda de salvajes que viven en la Edad Media cual violentos y desbocados animales llamados ISIS (Estado Islámico). Ciertamente no son comparables pero, desde una perspectiva satánica y maléfica, se podría afirmar que la nueva serie de Disney Channel es el Estado Islámico de las series de televisión norteamericanas y tampoco resultaría tan descabellado. Cada una a su estilo y a sus reglas, a su formato y a su entorno, a su capacidad de hacer el MAL en estado puro. Del mismo modo que ISIS es capaz de lavar el cerebro a muchos niños —y que la decapitación de personas que no piensan como como ellas se convierta en una nueva forma de ¿vida y libertad?—, “Girl Meets World” (como “Violetta”) son capaces de edificar un ejército de zombis menores de edad —después de despojarles del poco cerebro que tenían— para que el bullying y provocar suicidios en redes sociales sean sus nuevos ejes vitales. Su nuevo MAL. 

Soy consciente de que es un discurso muy exaltado y fatalista pero en los dos primeros capítulos de “Riley y el Mundo” comprobamos que la versión pre-feminazi de “Boy Meets World” (“Yo y el mundo”) encaja en ese pensamiento de utilizar la estupidez como arma de destrucción (de cerebros) masiva. “El Mundo de Riley” quiere imprimar en el pensamiento de las más preadolescentes que vestirse, maquillarse y peinarse como Miley Cyrus en la Feria de Abril antes de pasarse por el Salón Erótico de Valencia es algo completamente normal. ¡NO lo es! ¿¡Cómo unos padres puede permitir a una niña tener como referente a una señora mayor con problemas familiares en vez de denunciar la cuestión a Asuntos Sociales!? ¿¡Y encima la compran un smartphone para que les informe de los escarceos sexuales de su propia hija en plan voyeur!? ¿¡Cómo la audiencia puede dar por válido ver a Sabrina Carpenter, que tiene más años que La Duquesa de Alba y está más resobada que la vagina de la oveja más vieja de la granja, interpretar a una chica de 12 años mientras todos se reduce a sonrisas, colores y ropa de diseño y peluquería que sabemos no puede pagar salvo que se prostituya!? ¿¡Cómo!? Luego está un supuesto niño más alto que Pau Gasol que podría haber salido perfectamente en “Melrose Place” sin que nadie hubiera notada ninguna diferencia de edad y una madre (Danielle Fishel) sometida a todo tipo de cirugías estéticas y operaciones como demacrada y constante vital. Apostamos a que Topanga Matthews se baña cada noche en sangre de virgen y que sacrificará en un aquelarre a su hijo pequeño en un altar delante de Satán antes de que acabe la primera temporada. Son algunos de los muchos espantosos horrores de esta infecta serie… Del MAL. Sí, EL MAL.

En teoría, “El Mundo de Riley” tiene que plantear a los más jóvenes quiénes son y quiénes quieren ser… pero sus discursos morales pasan porque proclamen la guerra como acto escolar en su primer episodio y que puedan desprenderse de la tecnología como forma de vida. ¿No es un poco a lo Estado Islámico? Para empezar, ¿estudian historia en ese Colegio? Porque, desde luego, lo único que han aprendido es a ligar en horario escolar y cómo ir conjuntadas a clase. Y, para acabar, ¿cómo permite un profesor a esas revolucionarias terroristas tomar el control de aula y consiente a niños utilizar smartphones durante sus pésimas y nulas lecciones? Luego llegan la moralidad y moralejas entre sonrisas y amor… cuando realmente nos están contando terribles e impúdicos actos que nuestra sociedad civilizada no debería permitir. Está claro que “Girl Meets World” quiere ser el relevo de “Hannah Montana” y “iCarly” utilizando la nostalgia por la serie de los 90 que protagonizó Ben Savage y los cameos que ésta pudiera generar. Otra cuestión es aquello que esconde. ¡EL MAL! No quiero hacer caso a esas voces talibanas que afirman que estas series son un nido y fábricas de futuras golfas. ¡NO QUIERO! Pero es innegable que “El Mundo de Riley” es capaz de rebanarte el cerebro y hacer que desees arrancarte los ojos para frenar el terrible sufrimiento, la nula diversión y gracia de sus chistes y, sobre todo, el terrible y brutal aburrimiento que puede incluso provocar que el riego sanguíneo directo a tu cerebro se detenga. ¡ES EL MAL! ¡EL MAL! ¡EL MAL! Así que tampoco tengan en cuenta mucho mis palabras y avisos porque... ¡EL MAL YA ESTÁ AQUÍ Y TIENE NOMBRE! “El Mundo de Riley” ha llegado para llevarse tu alma al infierno y puede que sea demasiado tarde, salvo que te quede tiempo para pasar por la pelu y el Bershka más cercano.

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