Páginas Bastardas

lunes, 19 de mayo de 2014

Mad Men (7x06) The Strategy: La nueva familia norteamericana

Con “The Strategy”, sexto capítulo de la séptima y última temporada de “Mad Men”, llegamos a la penúltima entrega de la mid-season diseñada por AMC para despedir a su prestigiosa serie. Se nos acaba la dosis de Don Draper y con “Waterloo” (7x07) finalizan los capítulos de 2014. Realmente Matthew Weiner se ha dejado algún tipo de suceso impactante que desequilibre de nuevo el mundo de su antihéroe. En la presente entrega estamos asistiendo a su armonía y mejor versión y el pensamiento general del creador del drama es posicionarnos en ese cosmos de personajes en busca de la felicidad y chocando, día a día, con la realidad y sus propias máscaras. “The Strategy” es otro gran capítulo y muy completo que sigue esa senda de puertas que se abren y cierran y llamadas que son respondidas en paralelo por otros protagonistas, pero el conjunto esconde cierta alegoría sobre el desencanto y fachada de ese american-way-of-life implícito y basado en una estructura familiar que empezó a quedar obsoleta a media que entraban los 70. “The Strategy” va a darnos pistas sobre todos los conceptos y relaciones de “Mad Men”

No es coincidencia que Betty Francis se sienta insatisfecha y poco realizada esta temporada dentro de ese rol de ama de casa y pilar familiar. La mujer quiere trabajar, dejar de ser parte de ese producto sin voz y dedicada a satisfacer a todos los niveles a su esposo, revelarse con aquello que le propicia el entorno. “The Strategy” va a aprovechar la preparación de la ‘estrategia’ de SC&P para Burger Chef para formalizar esa mascarada de familias sonrientes alrededor de una mesa y con una televisión encendida de fondo. La realidad es otra, como la de esos personajes atrapados por sus propias mentiras e imposiciones. Resulta tremendamente eficaz tanto el regreso de Bob Benson (James Wolk) y Trudy Campbell (Alison Brie) para completar ese trío elemental de la propia serie compuesto por Don, Peggy y Pete. Recordemos que la tensión entre Don y Peggy sigue latente y, pese a que en este capítulo tendremos reconciliación y efecto catártico, disponemos de un mid-season finale a la vista… titulado “Waterloo”. ¿Es Don Draper Napoleón? Desde luego libra una batalla como Pete Campbell regresando a Nueva York (del mismo modo que Megan) para romper la dinámica de esta temporada. Pete va a chocar con esa familia de la que ya no forma parte y en la que el divorcio con Trudy es la única posibilidad sin esperanza a la reconciliación final que valga. Se acabó definitivamente y el impacto al Sr. Campbell no le va a sentar tan bien como a su acompañante (Bonnie) en ese personaje inconformista que tanto se parece al perro del hortelano.


Don va a seguir soñando con el futuro, con esa imagen al despertar que le ofrece Megan preparando el desayuno en la terraza de su apartamento. Es, en realidad, parte de ese remante metaficcional a modo de imagen proyectada de un sueño, el sueño que busca Don y ese resquicio que le hace pensar que tiene algo en su vida. Que Don y Peggy estaban obligados a hallar una vía de interconexión y encuentro era una necesidad para la propia serie. Se necesitan porque son personajes escupidos sobre los mismos rasgos y conflictos, sobre su perseverancia de huir del pasado y enfocarse en ese trabajo que les hace mejores y, al mismo tiempo, destruir todo aquello que tienen alrededor. Pete entra también aquí y es inteligente por parte de Weiner finalizar con ese extraño trío en ese otro hogar que ciertamente forma parte de la remodelación familiar norteamericana: extraños sentados sobre la luz artificial de un restaurante de comida rápida, ese nuevo tabaco de la sociedad. Los tres sueñan, al igual que Joan, con encontrar el amor como motor de esperanza. Don parece que puede llegar finalmente con Megan a algo estable, la indecisión de Pete no le ha sentado nada bien a la relación que ha iniciado con Bonnie y Peggy está perdida a la deriva… apuñalando a novios por accidente o siendo cortejada por enfermos mentales. Todos son tan románticos como Joan, que prefiere seguir con sus esperanzas de hallar el amor definitivo por encima de perpetuarse sobre una fachada que le puede propiciar Bob Benson. Pete tenía razón: es homosexual, pero Joan lo sabía desde prácticamente siempre. ¿Se utilizaron mutuamente? Ambos vivían en esa mascarada social, ¿ambos se necesitan para sobrevivir?


¿Por qué las madres van a Burger Chef para comprar comida para llevar a su casa y dar de cenar a la familia? La absolución de la madre de no cocinar es la respuesta… para un hombre. Y, así, la mujer (Peggy) vuelve a ser relegada como madre y obligará a ese choque compuesto por grandes secuencias plagadas de matices y detalles de guión de Weiner. Que Ted esté en una sala (vía telefónica con esas conferencias con Los Ángeles tan kafkianas) sin que Peggy lo supiera deja la esencia de ese choque con lo inevitable por parte de la protagonista de “Mad Men”. Don realizará la exposición y Peggy volverá a la mentira y esa fachada para que sea ella realmente aquella que ceda su rol en ese mundo en que la mujer es desechada. Véase el regreso de Megan a SC&P y la demoledora frase de una de las secretarias: «No sabía que estuviera casado» para ir construyendo esas secuencias repleta de humor e ironía. El regreso de Bob Benson, junto a los representantes de Chevy, es realmente un punto de giro para Joan y la despedida del sonriente personaje presumiblemente de la serie. Bill Hartley, un representante de Chevy, es arrestado por intentar hacer una felación a un agente encubierto y su rosto bien deja patente el precio de ese tipo de encuentros. Bob paga la fianza y realmente Bill le llamó por ambos comparten el mismo secreto aunque éste último tenga esposa y sea fundamente también para Bob de cara a su futuro. No es que vayamos a tantear “Lejos del cielo” de Todd Haynes y dejar claro que los años 50 para los homosexuales que se casaron para vivir una mentira, proseguirá a finales de los 60. La idea de la secuencia es que Bill informe a Bob de que SC&P se queda sin cliente porque la intención de General Motors siempre fue llevar la nueva línea de Chevy dentro de su propia empresa. Bob les ha gustado y recibirá una oferta de Buick haciendo que esa cadena habitual de fichas de dominó desciendan con la proposición de matrimonio a Joan, que conocía perfectamente que era homosexual y decida esperar al amor… aunque tenga que vivir en un apartamento de dos habitaciones con su madre e hijo acercándose a los 40. ¿Son todos los protagonistas de la serie soñadores al fin y al cabo?


La edad también es otra barrera para Peggy como ese afán de hallar la perfección y cambiar la estrategia de Burger Chef para buscar el desencuentro con Don y que esté se persone en las oficinas de SC&P para tener tiempo juntos con alcohol por medio. ¿No se suponía que no podía beber o al estar fuera del horario de trabajo no cuenta? La intención es que esa búsqueda de la estrategia les acerque y les ayude a replantearse sus vidas. No se puede decir a la gente lo que quieren sino que tiene que ser lo que quieres… Peggy ha cumplido los 30 y se replantea su situación vital. Don tampoco ha hecho nada ni tiene a nadie y ‘My Way’ de Sinatra les pondrá de nuevo juntos y bailando lentamente para la esperada reconciliación. Las mujeres (Bonnie y Megan) regresan a Los Ángeles mientras que los socios se reúnen para conocer la pérdida de Chevy y que Harry sea nuevo socio pese a la abstención de Roger y Joan. Que ambos también tengan una secuencia juntos al conocer Joan por parte de Bob el adiós de su cliente posiciona a Roger a recapitular ese encuentro en una sauna con un responsable de McCann y el pánico que le ha entrado pensando que SC&P les robaran Buick. Da la impresión de que la agencia ha crecido y se codea con los peces gordos con Philip Morris también en conversaciones… ¿y el futuro de Don en juego o ratificado? Que Don, Pete y Peggy acaben en un Burger Chef para que se revele (y se ponga a prueba) la nueva estrategia sobre la ‘nueva familia’ en esos nuevos espacios de EEUU, hace que los tres conecten de nuevo. Les basta una mirada y a nosotros un gran plano final para esa vinculación metaficcional. ¿Y qué pasará en ese ‘Waterloo’ personal de los personajes de “Mad Men”? Recordemos que sin Don es Napoleón y ‘regresó’ de su primer exilio, la gran batalla está perdida y… ¿Don exiliado de manera ya permanente o trasladado a Los Ángeles para ocupar el puesto de Ted y así facilitar la llegada de Philip Morris? ¿O nos quedaremos de nuevo con la ambigüedad? ¿Qué esperar, entonces? Es sencillo (o más complicado), es “Mad Men”, es vida.

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