Hannibal (2x09) Shiizakana: La sangre de las bestias

Pese a que “Hannibal” es una de las mejores series que vamos a ver este año su futuro pende de un hilo tan fino y afilado como la misma muerte. Si el milagro de verla renovada sucedió el año pasado dejando alegremente impactados, da cierta sensación de que NBC continuará con su serie de mayor calidad en emisión pese a que pocos estadounidense la sintonicen mientras otros muchos la aplaudimos en la distancia. “Shiizakana”, noveno capítulo de la segunda temporada de “Hannibal”, nos lleva a un nuevo punto dentro de ese mind-game entre Will Graham y el Dr. Hannibal Lecter. El pescador quiere pescar a pez depredador más difícil de pescar. No es un trabalenguas y menos con un caníbal tan inteligente y seductor. ¿Lo conseguirá o debemos esperar otra temporada? Posiblemente Bryan Fuller prefiriera lanzar un azuelo vivo tanto a los espectadores como a la propia cadena como carta de presentación: a continuación, usted va a ver la primera parte del final de la serie y del propio Hannibal Lecter; para el resto vea “El dragón rojo”, “El silencio de los corderos” y “Hannibal”… la película de Ridley Scott, claro. Viaje con nosotros por una magistral temporada en la que todo va a poder ser posible… y sumérjase dentro de ese juego de poder entre Lecter y Graham. Si “Yakimono” (2x07) cerró el primer descomunal acto (por así llamarlo) de esta temporada, “Shiizakana” nos va adentrar en los márgenes de esa pesca y juego entre cazador y presa sin que distinguimos el uno del otro. 

Con “Su-zakana”, capítulo anterior, cambió la mecánica de los ofrecido previamente y se plantearon todos los conflictos y objetivos de los personajes de nuevo sobre el mantel. Si los siete primeros capítulos dignos del mejor banquete catódico son el aperitivo no podemos esperar al postre… y saborear esas distintas fases sin importarnos demasiado el material originario de Thomas Harris, porque la gracia es el aroma, no vamos a perder la fidelidad (y el gusto) a sus personajes. He aquí el juego actual de “Hannibal” junto a esa atmósfera tan malsana como ya marcada en la propia serie para sentar las bases mediante una secuencia onírica que nos marque la lucha de esas dos bestias frente a frente. ¿Quién es la víctima? ¿Quién es el verdugo? La metáfora incluso visual aquí sigue el doble juego de saber si el acercamiento de Will a exponer al monstruo interior de Lecter supondrá que una explosión de sangre. Podemos entender de quién… pero el árbol sobre el que yacía maniatado y lentamente estrangulado Lecter nos oculta la evidencia. Con el sueño de venganza, inspirado en “Hannibal, el origen del mal”, tan complejo de Will es normal que el propio Hannibal pudiera también mover ficha en ese tablero antes de que todo que empapado por un gran géiser de sangre. 

En “Shiizakana”, por el contrario, vamos a entender parte de las terapias del Dr. Lecter y su ‘adiestramiento’ o ‘motivación’ a futuros asesinos en serie. Hannibal es un imán para mentes criminales y sádicas y la sanación del paciente no llega por la supresión de sus instintos más malsanos sino sacar su monstruo interior y someterse al mandato de la propia naturaleza. Entendemos que Will ha entrado conscientemente en ese juego tal y como le informó a Jack Crawford al comienzo del pasado capítulo: se trata finalmente de que él mismo sea el anzuelo vivo y que Hannibal no pueda resistir transformar a su presa/cazador en otro depredador afín a su naturaleza. Si recordamos el final literario de la saga de Thomas Harris, el Dr. Lecter consigue ‘lavar’ el cerebro a Clarice Starling para que la agente del FBI se pasara al lado oscuro y ambos se fugaran a Argentina siendo amantes. Realmente Bryan Fuller está jugado con el material como guiño y referencia y la llegada de Margot Verger y próximamente de su hermano Mason (Michael Pitt) nos pudieran dar muchas pistas de los planteamientos narrativos actuales de la serie. Es hora de empezar a unir piezas con la secuencia de apertura de temporada en la que Jack Crawford y el Dr. Hannibal Lecter se enfrentan a muerte conduciendo al arresto del villano no sin que el agente quede malparado. Fuller declinó de resolvernos la secuencia y dando pie a sus cambios de material sobre los destinos de Beverly Katz y el Dr. Frederick Chilton. Las reglas del juego han cambiado y también la de la propia serie. 

El misterio, como la carne que sirve Hannibal a sus invitados, sigue servido al propio espectador y en este capítulo vamos a tener un asesino en serie episódico aunque las apariencias engañan. Y no porque veamos el ataque a un conductor de camión por una gran bestia y el plano al final nos marque que no hay luna llena como desacreditación del mito, sino que el Dr. Lecter —al ver los cuerpos de más víctimas masticados y desmembrados (pero no deglutidos)— sabe que el origen proviene de un desorden que le recuerda a uno de sus pasados pacientes cuando era adolescente que sufría disforia de especies. Los cachorros del mal y de Hannibal se hacen grandes (y el material literario de Harris así nos lo confirma) y este asesino ha ideado una mandíbula mecánica y neumática que funciona con un motor y unos potentes dientes afilados… Una dentadura que realmente procede de un oso de las cavernas, vegetariano y extinguidos hace 28.000 años. Mientras que la Unidad de Ciencias del Comportamiento del FBI sigue uniendo piezas y sabe que el responsable de los tres homicidios que veremos en el capítulo es un psicópata que ha realizado un dispositivo neumático y máquina de matar, Hannibal localiza a su ex paciente (Randall Tier) para perpetrar una de sus jugadas malsanas y maestras. La idea es dar un empujón a la terapia de Will y explorar sus remordimientos por tratar de matar tanto a él como a Clark Ingram, hacer imaginar a Will asesinando a ese hombre y apretando el gatillo para aferrarse a ese sentimiento. Que Will y Margot Verger en este capítulo y charlen sobre su terapeuta es otro de los futuros mecanismos de la serie para que ambos compartan los avances de la curiosa e inusual terapia de Lecter para esos exitosos tratamientos que conllevan una evolución. Lecter crea asesinos pero los pacientes parecen revelarse y el juego mental estar a la orden del día. Hannibal descubrirá una pieza con la que no contaba: Bedelia Du Maurier, que visitó a Will en el psiquiátrico al cierre de “Sakizuki” (2x02) y lanzar aquel «Le creo…». Du Maurier sigue viva y pudiera ser parte de un posible jaque mate… aunque Hannibal cuenta con esa sorpresa respecto al ‘progreso maravilloso’ que ha realizado su cachorro Randall Tier, que recibió las instrucciones precisas por parte de su terapeuta para ‘torear’ la futura visita de Graham y Crawford… pero, ¿con qué intenciones?

Y es que la jugada de Lecter es llevarle a otro paisaje nevado para cazar con su traje de animal y dentadura neumática… Un paisaje cuyo fondo es la casa de Will. ¿Un guiño a “El dragón rojo”? Los perros de Will están nerviosos y pueden sentir el peligro. Uno de los mismos, Buster, consigue salir de la casa para dirigirse al bosque y alertar a su dueño con un aullido de dolor. Will y su escopeta servirán un rescate canino con bastante suspense hasta que, sosteniendo al herido Buster, consigue llegar a su casa para apagar las luces y arma en mano esperar el ataque del depredador. La ventana se romperá para ver cómo Randall se adentra en el hogar de Will y dar caza a su presa… y de esa oscuridad tanto ambiental como de guión por su corte, elipsis y misterio, pasamos a Hannibal volviendo a su morada para ver que Will está allí con el cuerpo ¿sin vida? de Randall dispuesto en la mesa. ¿La cena está servida o antes toca una sesión de terapia? El nuevo capítulo del mind-game entre Lecter y Graham ha pasado por un contraataque (que no venganza) para equilibrar la jugada. Lecter supuestamente ordenó a Randall asesinar a Will para que éste tuviera que matarlo en defensa propia y así arrastrarle hacia la oscuridad, mientras que Graham trata de hallar un resquicio que le permita demostrar la culpabilidad de Hannibal desde una posición de protegido en la que va a tener que romper reglas y acercarse a esa bestia interior que sabemos lleva dentro. El terapeuta no va a poder entrar tan fácilmente en la mente de su amigo para manipularle esta vez y ese doble juego de pesca mucho más complicado, desesperante y difícil va a llevar el rumbo de la serie. Un juego que decidió finalmente borrar al cazador y dejar al trofeo y captura en el título de la serie. Sabemos el final aunque Bryan Fuller pudiera marcarse todo un mind-game con el espectador y que esa secuencia de apertura de temporada fuera el cierre de la tercera temporada. ¿Qué provocó que Jack Crawford quisiera acabar (y arrestar) a Hannibal? Clark Ingram o la rata de Peter Bernardone no tienen las respuestas sino posiblemente Mason Verger salvo que el Dr. Lecter y Will acaben en Argentina como amantes, asesinando y comiéndose a sus víctimas mientras leen ávidamente “El silencio de los corderos” y “Hannibal”. A Verger (y los millares de cerdos que ya ha mencionado su hermana) le esperamos en “Naka-Choko”, próximo capítulo de tan imprescindible y fascinante serie.

P.D.: Yo si hubiera sido Will me hubiera llevado a todos los perros para achuchárselos a Hannibal cuando abriera la puerta y gritarle: ¿No querías animales? ¡Pues toma animales!¡Buster merece una venganza YA! ¡GUAU! ¡GUAU! ¡GUAU! ¡GUAU! ¡GUAU! ¡GUAU!

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