¿Conoce a Carcosa? ¿Qué es eso?
El que se come el tiempo. El que roba… Es un viento de voces invisibles. Alégrense. La muerte no es el final… Alégrense. La muerte no es el final…
Llegamos al final del camino y sabemos que la muerte no es final. Al menos, de esta gran serie que ha estructurado su primera temporada en plena coherencia con esa espiral que se reitera en cada capítulo. Los primeros seis episodios han servido para presentar a todos los personajes, unir pasado y presente y generar un punto de giro en la línea temporal actual: el encuentro de Rust Cohle y Marty Hart. De esta manera los dos últimos capítulos van a servir para que ambos puedan resolver el caso que abrieron e inicialmente creyeron cerrar en 1995. El debate está abierto: ¿va a volverse Nic Pizzolatto extremadamente convencional para dar sentido al broche final del primer caso de su nueva serie? ¿Se acabaron los desvaríos, las referencias literarias y el sentido de la teoría conspiratoria sobre elementos fantásticos encerrados en oscuros crímenes y rituales? Realmente el propio drama empapado de misterio y thriller queda resumido en su última secuencia con los detectives Papania y Gilbough, perdidos en su coche a través de los característicos paisajes de la primera temporada de “True Detective”, buscando la iglesia del Hijo de Vida donde Hart y Cohle hablaron con su ministro tiempo atrás. Completamente desorientados, solicitan la ayuda de un jardinero que conoce la zona como la palma de su mano. Mientras Papania y Gilbough huyen del lugar al enterarse que la iglesia fue cerrada en 2005 después de copiosos huracanes, comprobamos que el jardinero es el hombre de las cicatrices que quieren encontrar Rust y Marty. El destino es esquivo y dibujado en una espiral donde los personajes han quedado atrapados y perdidos. Y Cary Fukunaga deja el mundo de los mortales para ceñirse a esa eterna constante y decorado absorbente de la serie: el paisaje como escenario, pasajero y espectador de los (más terribles) actos de los hombres.
Precisamente la investigación que reactivó Rust va a también a arrastrar Marty. Pudiéramos pensar que el chantaje iba a ser suficiente pero sabemos que sus personajes están esculpidos sobre la necesidad de vengar el daño infligido a niños. Y el caso de Dora Lange les llevó a Dewall, Reggie Ledoux y esos pequeños que salvaron como un caso aparentemente cerrado que sigue, en realidad, más abierto que nunca. Los verdaderos culpables siguen libres y existen decenas de casos de desapariciones de Louisiana que llevan a abusos de menores en escuelas vinculadas a Tuttle. El caso, en realidad, queda estructurado en Carcosa, El Rey Amarillo y El monstruo de espaguetis. Todo parece una locura, pero vamos a descubrir que los elementos están emparentados y los recuerdos de un chapero llamado Toby Boelert sobre los incidentes de sus abusos por gente con la cara de animales en una de esas escuelas de Tuttle enlazan con unos sueños que eran reales. Existe un rito y una vieja tradición rural donde los participantes usan máscaras de animales y coronan a la reina del invierno con una cornamenta. Las piezas encajan, la mitología local toma el cuerpo de los crímenes con un añadido en la historia de Boelert: uno de los jóvenes tenía cicatrices alrededor de la boca. Es la tercera referencia al monstruo de espaguetis con las orejas verdes y realmente ese hombre es el tercer colaborador de Dewall y Reggie Ledoux. Aquel que no pudieron encontrar y que vincula a Tuttle con la muerte de Dora Lange.
Son suposiciones y Marty queda al margen hasta que Rust le revela la prueba contundente que ‘robó’ de una caja fuerte de una de las casas de Tuttle en 2010 y que presumiblemente provocó su muerte por los mismos hombres que no quiere que salga a la luz la verdad. El vídeo es el sacrificio ritual de Marie Fontenot. Los canales oficiales son tóxicos: el reverendo Billy Lee Tuttle (¿El Rey Amarillo?) es primo del ex gobernador del estado (y ahora senador) Eddie Tuttle y el propio Rust es sospechoso ahora. Cohle necesita los contactos policiales de Marty, unido ya a su causa, para acceder a registros y bases de datos. Nos atrae la idea de divisar las vidas de ambos antes del encuentro y de cómo dejaron el cuerpo y nunca hallaron su camino pese a madurar. Ahora les vemos mejor conectados entre sí, el pasado y esa femme fatale llamada Maggie (con la que tendrán todavía sus más y sus menos) fue engullida junto las tensiones de la pareja. El presente y el caso los ha fundido con más fuerza que nunca y da cierta impresión que su vida estaba condenada a este momento y espiral de la que no podrán escapar. El ciclo de violencia que ha definido sus vidas va a llegar a su fin y las pesquisas de Hart en los expedientes antiguos gracias a sus antiguos contactos les llevará a dos fuentes: Jimmy Ledoux, que corrobora la existencia de ese hombre de cicatrices, y a Delores Jackson, que trabajó para el padre de Billy Lee Tuttle llamado Sam. Delores revelará que el niño de cicatrices tenía vinculación con Sam Tuttle y procedía de otra familia llamada Childress. La clave pasa por el caso de Marie Fontenot (la chica que desapareció cinco años antes del asesinato de Dora Lange) y Steve Geraci, que ahora es sheriff. Geraci oculta algo y las buenas acciones persuasivas de Hart no ayudan. Es momento de pasar a la acción y a punta de pistola, vía Rust Cohle, para descubrir la verdad que oculta Geraci. Una verdad que no hallaremos hasta el season finale y resolución del propio caso. No hay vuelta atrás, “True Detective” va a romper con su estructura diversificada para seguir una senda más convencional para resolver el caso con las credenciales de la ficción. Aunque, que nadie se fíe de las apariencias…
Review dedicada a todos los bebés que fueron secados en microondas.
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