“Crazy on the Outside”
Director: Tim
Allen
EEUU
2010
Sinopsis (Página Oficial):
Tommy (Tim Allen) acaba de salir de la cárcel
y está listo para una segunda oportunidad en la vida. Es alojado por su querida
hermana Viki (Sigourney Weaver), su
cínico esposo Ed (J.K. Simmons) y su
familia. Tommy vive con ellos y, cuando trata de explicar a su abuela dónde ha
estado durante los últimos tres años, Viki refuta la verdad con una nueva
respuesta: ¡Ha estado en Francia!
El debut en
la dirección de Tim Allen podría ser
la crónica alternativa a cualquier hiriente crítica que recibiera y que la
situó entre las Peores Películas del 2010. Se estrenó en 75 cines de EEUU durante una única semana y cuenta con
un reparto encabezado por el propio Allen,
Sigourney Weaver, Ray Liotta, Jeanne Tripplehorn, J.K.
Simmons, Julie Bowen o Kelsey
Grammer como rostros conocidos. Me niego a buscar la información de la
historia alternativa y el porqué le gusta al 0,01% de las personas que la vieron.
¡Me niego! ¡Suficiente tengo como recuperarme del trauma después de haberla
visto! Contradictoriamente el protagonista no para de tener instintos homicidas
en su imaginación y el 99,99% de los espectadores y el 100,00% de la crítica
especializada pensó durante los apenas 90 minutos de su metraje en diferentes
muertes para todo su reparto. Nunca un título (Crazy on the Outside, Loco en el
exterior) había definido, metaficcionalmente, aquello que estaba ocurriendo con
el cerebro de los sufridos espectadores.
Que un ex
convicto busque una segunda oportunidad tanto en la vida como el amor y tenga
el respaldo de su hermana mentirosa compulsiva, con los recursos sensibleros
familiares de turno, no es que sorprenda demasiado si uno cuenta con un
catálogo de chistes por los guionistas televisivos de “Coach”, “Todo va sobre ruedas”, “¡Dame un respiro!”, “No con mis hijas”
o “Courting Alex”. Tan irritante
como desacertada, los personajes que deberían tener mayor protagonismo como la
abuela, engañada por la familia para que piense que su nieto ha estado en
Francia en vez de la cárcel, pasan casi completamente desapercibidos. Da cierta
impresión, además, que la idea pudiera ser el piloto de una sitcom y hubiera
sido desarrollado como un largometraje empalmando elementos recurrentes sin
sentido.
Posiblemente
la sala de montaje y el acto final hayan dinamitado una ya inexistente película
repleta de lagunas y absurdos. No entendemos demasiado ese cosmos de personajes
estrafalarios que pasan del humor al drama o el backstory de ese pretendido
villano interpretado por Ray Liotta
que finalmente tiene de peligroso lo que auténticamente de pirata esa
hamburguesería. Muchos menos esa amante putón en busca de una futura fortuna y
el perdón de su novio de remplazo. Todo resulta al final tan inofensivo y todo
el mundo es bueno en ese mundo de cartón que nadie entiende cómo pudo acabar el
protagonista en la cárcel y no pintando la Casa Blanca a Obama. Ya puestos ante
tan estupidez…
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