“Hot Milk”
Director: Ricardo Bofill
España
España
2005
Sinopsis (Oficial):
El cuento:
¡¡¡Llega el
subidón!!! Un loco fin de semana en Ibiza, Esther, una chica inocente descubre
la FIESTA más loca de Ibiza. La rodean un grupo de grotescos personajes. Alex
es el ligón, El Rato y Alvarito dos fans de la música electrónica, Washaba, una
rica lesbiana, Tanit, el gurú y Grace, una ambiciosa y viciosa rival.
Descubra un
nuevo cine alternativo, con un lenguaje visual guerillero, lleno de ritmo,
diversión, música, enredos… descubre “Hot
Milk”.
—Hay que conquistarla despacio…
—¿Qué ha dicho?
—Que hay que conquistar el espacio.
Si el anterior diálogo
es lo más interesante e inteligente de una película como “Hot Milk”…
es momento de echarse a temblar… Sí, Ricardo
Bofill debutó (¿y terminó su carrera?) en el cine con una desatinada
comedia (en Filmaffinity siguen calificándola como Género DRAMA) que alcanzó el 10º puesto dentro de las 100 peores películas del cine español. El propio ¿autor? declaró que
el guión no era lo importante… Al parecer, y juzgando su obra como un buen chorro de
leche ardiendo directa a nuestras retinas, tampoco
la imagen… Desde un argumento escrito (y defecado) en el papel higiénico usado
mientras Bofill plantaba un mojón, el
cuento de la lechera-cenicienta —con contrastes naif y puti-dirty-fashion del
desfase lisérgico ibicenco— genera todo tipo de insufribles excusas para que ese eterno-niño-de-papá nos escupa a la
cara su cum-shot cinematográfico. La intención, obviamente, es dejarnos ciegos y
humillados gracias a su comedia gamberra y tortura de 90 minutos.
La fotografía, a veces degradada con orina de vaca, es obra de Cobi Migliora (“Smoking Room”) y el guión, como ya he comentado, fue un trozo de papel higiénico sobre el que improvisaron los actores —seguramente drogados durante el rodaje—. La idea es defecar una obra sin mensaje (del ridículo) y un canto a la libertad por el que deberían haber ido a la cárcel sus responsables por malversación de fondos públicos. En su momento hubo críticos —¿también
¿La precuela de Los Amantes Pasajeros? |
— Para evitar interferencias en los instrumentos de vuelo, no está permitido el uso de aparatos eléctricos.
— Grace,
¡apaga el consolador…!
El anterior
diálogo deja claro que aquí el consolador lo marca el raccord, pasado por la
piedra y pepita del cineasta, estrujado cual teta y desubicando tanto a los
personajes como los espectadores. Con un argumento diarreico y un recital de
personajes que incitan a firmar un manifiesto para que se aplique la pena de
muerte por votación popular, “Hot Milk” consigue su ansiado efecto psicotrópico
gracias a una fotografía escrotal y más maltratada que la vaca que ordeña la
protagonista y el completo arsenal de lugares comunes: novios maricones,
adivinos toca-pelotas, entradas y salidas de armario y situaciones del vodevil
más ignominioso. Dice que es cine experimental pero todo nos resulta
excremental. Bofill emerge como artista del efectismo putón y del despropósito anfetamínico
en esos Biba el clubbing y la pasti y Biba Ibiza y la fiesta hedonista y
desenfrenada. A nivel cinematográfico la propuesta desea sea tan orgiástica
como inestable, tan molesta y predecible como la lista de la compra de pastis de Pocholo. La leche
caliente la pone el subidón… La mala leche el espectador; sobre todo aquella que se les pudo poner a los que pagasen una entrada por ver esta obra que Jean-Luc Godard calificaría de cine español franquista. Nos encontramos atrapados en un viaje absurdo recreado en la estupidez
(e inocencia) de su protagonista y una apuesta para seducirla hacia la vida del
zorreneo y perdición ibicenca: desde el lesbianismo a la orgía de sexo y drogas
como terapia para alcanzar la madurez. Realmente “Hot Milk” es el mejor anuncio
de NO A LAS DROGAS confeccionado en este país… pero no por los efectos que padecen
sus drogodependientes personajillos del tres al cuarto sino para aquellos que quieran seguir los pasos artísticos de Ricardo Bofill:
¿quién va a drogarse si sabe que puede acabar dirigiendo la 10ª peor película de la historia del cine español?
El artículo de Interviú titulado El nardo de Ricardo explica el final de HOT MILK |
“Hot Milk”, con todo el alegato anterior, debe ser consumida como una pastilla sin identificar en una fiesta ibicenca para padecer sus efectos secundarios: desorientación, dolor de cabeza y pérdida de neuronas. Aunque lo mejor es el final… Para ser una película tan estúpida y simple Bofill se reserva un desenlace para saber qué pasó con todos los personajes que hemos odiado y deseado asesinar durante 90 minutos, pero con un destino velado para su protagonista. ¿A quién le cuenta la historia? ¿Quién es él? ¿Dónde está y a qué se dedica? ¿La película es un flashback contado por el nardo de Ricardo mientras posaban en una playa para Interviú? ¿¡HEMOS VISTO UNA PELÍCULA CONTADA POR Y COMO UNA POLLA!?... Aunque la pregunta es… ¿nos importa? Bueno, una MIERDA… como está película. ¿Consistía en establecer dicha metáfora como carta de despedida de semejante meta-anfeta-cine?
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