Oz, un mundo de fantasía: Disney, la magia del engaño

“Oz, un mundo de fantasía”

Título original: “Oz The Great and Powerful”
Director: Sam Raimi
EEUU

2013

Sinopsis (Página Oficial):

“Oz: Un mundo de fantasía” recrea los orígenes del Mago de Oz. Oscar Diggs (James Franco), un mago de circo de poca monta y de dudosa reputación, es arrojado desde la polvorienta Kansas al reluciente País de Oz. Está convencido de que le ha tocado el premio gordo y que la fama y la fortuna están a su alcance. Pero las cosas cambian cuando conoce a tres brujas: Theodora (Mila Kunis), Evanora (Rachel Weisz) y Glinda (Michelle Williams), que no están nada convencidas de que Oscar sea el gran mago que todo el mundo estaba esperando. A su pesar, Oscar debe enfrentarse a los enormes problemas que tiene el País de Oz y a sus habitantes, y tendrá que descubrir quiénes están de su lado y quiénes son sus enemigos antes de que sea demasiado tarde. Utilizando sus juegos de magia con ingenio, fantasía y algo de brujería, Oscar no sólo se transformará en el grande y poderoso Mago de Oz, sino también en un hombre mejor.

Crítica Bastarda:

«Cuando tienes fe, cualquier cosa es posible…» nos dicen en “Oz, un mundo de fantasía” y mucho me temo que (y parafraseando) por mucha taquilla que se tenga, hacer una buena película es (en este caso) imposible. Este mundo de Oz, tendrá mucha voz y será veloz y feroz con mucho altavoz… pero resulta tan atroz como una coz con una hoz. No es que el Sam Raimi más comercial y condescendientemente digital sea presagio de fiasco de la nueva recreación del universo de Lyman Frank Baum, sino que enlaza directamente con ese atrayente cascarón hueco que proponía “Alicia en el País de las Maravillas” de Tim Burton. Ambas cintas son de Walt Disney, ambas cintas tiene directores con mucha personalidad (no tanto estética por parte de Raimi), ambas cintas están confeccionadas desde el gran fondo ‘verde’, ambas cintas están condenadas a perpetuar en el boxoffice y ambas cintas serán precisamente recordadas como parte de lo peor de la filmografías de sendos cineastas. ¿Casualidad?

Es entrar en el technicolor y “Oz, un mundo de fantasía” prácticamente se convierte en un parque de atracciones y con una única vocación y sello: la era digital. Michelle Williams, Mila Kunis y sobre todo Rachel Weisz intentan, al menos, cumplir en un filme estancado y con poco calado. Baldosas orinadas y estética inicial muy burtoniana que finalmente se intenta calentar, cual globo, para crecer y desinflarse para perecer y desmerecer. Los grandes estudios dejaron de hacer magia hace mucho tiempo… Ahora se notan los hilos y su ostentosidad a golpe de oro. La imaginería quedo empaquetada y confinada, brillante y artificial, el sueño más amorfo y estereotipado; son puras lágrimas de porcelana renderizadas. «No hay lugar como el hogar»… ¿Sobre todo si es digital o está en un parque de atracciones de Disneyworld?

La película puede ser vista como un sueño kafkiano que Freud definiría como el auténtico yo del Mago de Oz (Oscar Diggs): un polígamo redimido esclavista con delirios de grandeza. Los traumas quedan expuestos de ese débil, egoísta, egocéntrico y mentiroso: pequeñas inválidas como culpa interna y amores virginales imposibles como deseo. La magia acaba siendo aquí el pegamento y el propio cine. Magia, pero embotellada… como el mainstrean. ¿En tiempos desesperados… soluciones desesperadas? ¿El pueblo unido y fuerte es redimido e idiotizado finalmente por diferentes amos? Todo queda reducido a pestañones postizos y mucha pluma en un campo de amapolas soporíferas. ¿Disney es, por lo tanto, la magia del engaño y el sopor? ¿La predistigitacion de las masas, el artífico del diseño? La bondad en “Oz, un mundo de fantasía” es divisada como elemento redentor entre brujas despechadas en un mal culebrón con mucho chroma key o sedientas de ser un cruce de Lord Sith y dominatrix. Puede que la propia Disney espere dicha bondad —de un pueblo pacifista y cantor al son de su melodía así como de la crítica especializada— ante una propuesta, con la que se podrían producir casi 120 “Bestias del sur salvaje”, que resulta completamente Ozvidable. 

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