Antes del estreno de la tercera temporada es buen momento de repasar las sensaciones que nos dejó la segunda de “Juego
de Tronos”.
La ficción televisiva ha pasado por una edad de oro para llegar a un
trono de espadas forjado en mismísimo fuego valyrio. El quebrantamiento de
tabús y la consolidación de una serie forjada con numerosos personajes hacen
que las líneas que trazan las conexiones de Poniente formen las de nuestras
pantallas. Las reglas se han roto con “Juego de Tronos” y
esta segunda temporada confirma que la HBO ha
encontrado la serie capaz de aunar en fenómeno ‘fan’ con la calidad exigida por
el mayor de los seriéfilos. Hay que dejar apartadas las absurdas e incoherentes
polémicas y comparaciones sobre cambios respecto al material literario de George
R. R. Martin. Un libro no es un material audiovisual… es un
libro; recordemos que muchas adaptaciones fieles carecen de un ritmo idóneo,
resultaron fallidas o fueron pasto de las llamas. La serie (como tal) de la HBO ha
alcanzado una perfección estilística y narrativa que finaliza en una explosión
extrasensorial en sus dos últimos capítulos: “Blackwater” y “Valar Morghulis” no tienen que envidiar a ninguna producción
hollywoodiense, tanto en calidad de guión como en madurez
Al igual que “The Wire” o “Los Soprano” la HBO
siempre ha sabido renovarse y no morir. La leyenda está marcada en la
brutalidad en sus argumentos, en la perfección de sus tramas y en la
inteligencia que rezuman sus diálogos. Y si faltaba algo ahí está Tyrion
Lannister para acallar cualquier lengua viperina. ‘Choque
de reyes’, sumado a su participación e implicación del autor
y el talento de David Benioff y D.
B. Weiss, han originado un legado y la importancia del
recuerdo. La memoria queda ubicada sobre aquellos que cambian las reglas para
reinventarlas.
La serie estrella del firmamento ha sobrepasado la adaptación
para construir una satisfactoria revisión dramática y visual jamás vista con el
beneplácito y bendición del propio George R. R. Martin. Lo
importante y más sublime de “Game of Thrones” de
la HBO son sus jugosos añadidos de sexo, poder y violencia
que se saltan las reglas a conveniencia y discreción. Pocas veces se han visto
en pantalla tantos tabús expuestos con una eficiencia dramática inusual. Nada
es gratuito y todo es satisfactorio, todo encaja. Cada cañonazo en forma de
capítulo de esta segunda temporada ha detonado las murallas más solidas de los
más reacios a darse cuenta de la verdad: La Guerra,
desde luego, está declarada… Declarada cada año en su televisor. Y esperemos
que no encontremos la paz en mucho tiempo.
Y para ponerse al día nada mejor que repasar la primera y segunda temporada a golpe de 16-bits en plan RPG:
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