“30 Rock” se
despide y la cuenta atrás para la serie de Tina Fey
cobra forma. También la anunciada boda del personaje que interpreta en su
propia serie con su nuevo novio llamado Criss Cross (James
Marsden). Lo veremos en “Mazel Tov,
Dummies!”, séptimo capítulo de la séptima y última temporada
de “30
Rock”. Nuestras lágrimas se unirán a las de Alec
Baldwin que no pudo hacer nada para lo inevitable. Siempre
hay que llorar en las bodas… pero en el caso de la premiada sitcom, lo haremos
de la risa. El 31 de enero es la fecha que la cadena ha anunciado para el final
de las aventuras de Jack Donaghy y Liz Lemon…
Mientras tanto, analizamos sus datos: más de tres millones y medio de espectadores
disfrutaron del capítulo…
En el capítulo vamos a tener boda pero también
elementos circulantes desorbitados y siempre estrambóticos. Para empezar, Jenna
Maroney tendrá dueño y señor. Alguien ha seguido al pie de la letra su anuncio
de Surge Cola y ha conseguido comprar 1.000.000 de latas para que le
pertenezca. Esto llevará al dueño de Arizona a negociar con Jack por el futuro
de la rubia. Aunque el nuevo señor de la Maroney exige 800.000 dólares, Jack le
muestra con relevantes datos que no vale más que 2.000… El dueño acepta el
canje—en Arizona con 2.000 dólares uno se puede comprar un castillo y una funda de almohada llena de metanfetamina—ante
los lloros de Jenna que ve su devaluación en el mercado. Finalmente Jack tendrá
que consolarla por intervención de Kenneth Parcell. Jack, en un ejercicio de
honestidad, se dará cuenta que vale actualmente menos que la Maroney.
Tracy elegirá absurdos guiones para su productora pero
también se someterá a su control médico del Doctor Espacial para descubrir que
está totalmente sano. Para Tracy supone un terrible trauma: su alocado y
descerebrado modo de vida con el péndulo de la muerte sobre su cabeza tenía
sentido si su salud estaba al borde del precipicio. Todo esto provoca, aparte
de un par de atropellos, que Tracy tenga que reinventarse a sí mismo y elegir
algo por lo que nadie apostaría como nuevo elemento redentor. Las apuestas
imposibles y soporíferas en tiempos de riesgo son el riesgo en sí mismo.
Un test de embarazo con resultado negativo deja a
Liz y Criss en punto muerto. Para celebrarlo con patatas fritas para desayunar…
descubren que Dennis y Megan Duffy han adoptado a un bebé afroamericano. Liz
estaba apuntada también pero el papel manda y el ex de la Lemon y su nueva
mujer se casaron… Esto provocará que Criss y Liz decidan casarse de la noche a
la mañana y que lo que iba a ser una boda por todo lo bajo sea una boda por
todo el frikismo alto. Liz se casará como princesa… y de blanco… pero
obviamente aquí nuestro subconsciente sobre su fondo de armario nos da señales
de lo que veremos. Aunque Jack, con su habitual previsión ponga la pajarita y a
Tony
Bennet, Liz se vestirá de Leia no para eludir ser jurado
sino para ser el juez de su propia boda. Con Dennis, Megan y un par de señores
que tenían sexo o se peleaban en el parque de al lado —que para el caso es lo mismo— como
testigos tendremos una de las bodas más bizarras y divertidas de la sitcom contemporánea.
Breve, acertado y concisa, 30 veces buena.
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