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lunes, 12 de noviembre de 2012

Dexter (7x07) Chemistry: Química entre asesinos en serie

“Dexter” sigue convulsionándose y ofreciendo posibilidades para comenzar a dibujar la recta final de la presente y penúltima temporada. Con la octava entrega se pondrá fin a una de las ficciones que pretende volver con fuerza tanto en Globos de Oro como en Emmys y demostrar el afilado e incisivo bisturí llamado calidad. La sucesión de giros ha demostrado que ahora y más que nunca la serie de Showtime quiere cerrar como se merece uno de los bastiones imprescindibles para los seriéfilos. “Chemistry” es el séptimo capítulo de la séptima temporada de “Dexter” que llega para confirmar que nuestro asesino en serie favorito ha llegado para quedarse para siempre con nosotros.

Lo de Dexter y Hannah es química pura y tensión sexual tan afilada y peligrosa como un cuchillo. “Chemistry” va a poner tantas variables posibles y probables que nos pueden asustar las soluciones a la ecuación final de esta temporada. Podemos decir que Debra o incluso LaGuerta, Quinn o Batista podrían caer… Veamos, Dexter y Hannah parecen el uno para el otro… pero al mismo tiempo su relación puede comprometer a ambos. El escritor fisgón va a enterarse rápidamente de su relación y querer sacada del asunto mientras también tantea a Debra románticamente y profesionalmente para tener respuestas activas de sus investigaciones. Para colmo Isaak Sirko va a salir de la carcel por la intervención y robo de prueba de Quinn y la contaminación de la escena del crimen por parte de Hermandad Koshka de Ucrania. Pese a cumplir con su palabra, rápidamente Quinn será interrogado por Batista y se dará cuenta de que la mafia no va a cumplir su palabra continuando con el chantaje tanto a él como a Nadia… Quinn, al menos, hace una buena acción invirtiendo los 10.000 dólares en el negocio de Batista. ¿Va a hacer algo suicida que no sepamos?


Hannah va a averiguar a qué se dedica su amado y ambos se van a ayudar para deshacerse de un mal común: Sal Price. El escritor hace partícipe a Debra de sus conjeturas sobre los crímenes de Hannah, que ella asesinó a la mujer de los cadáveres encontrados o que su hermano ‘pasó’ por alto el detalle para inculparla… Aparte de llevar un doble juego tanto con Dexter como con Hannah para sacarles toda la verdad con la excusa que de no perjudicar al otro. Y es que Price encuentra a Dexter dejando a Hannah en su casa tras su peculiar primera cita y da por sentado que el Morgan manipuló el informe forense para evitar que la incriminaran. Dexter ofrece información sobre las últimas palabras de Randall y lo que sentía por su compañera de crímenes para evitar males mayores. Obviamente Sal no cuenta con que Hannah y Dexter son asesinos en serie y tienen planes para él. Dexter se mete en su apartamento para conseguir su ADN y así culparle de un crimen sin responsable —el de Christy Lawson— sobre el que escribió un libro.


Debra solicita permiso a la hermana de ex marido de Hannah para exhumar su cadáver y hallar restos de veneno. El cuerpo no fue embalsamado y no hay tejidos sobre los que comprobar el crimen. Debra debe dar explicaciones a la hermana destrozada por la exhumación para no llegar a ningún lado… Tampoco llega la sangre al río, de momento, entre Dexter e Isaak. En un encuentro entre ambos Dexter comprueba que el criminal tiene sus manos atadas por el seguimiento policial riguroso al que se encuentra sometido. Isaak descubre el tipo de animal que es Dexter y cómo murió su amado. Bueno, confirmamos que Isaak y Viktor estaban enrollados y de ahí la venganza indiscriminada que quiere llevar a cabo el ‘lidereso’ de la Koshka. Ahora más que nunca queda en la recámara un enfrentamiento en el que puede haber fuego cruzado y balas perdidas. Lo que nos interesa va a ser las desventuras de Sal Price que se cita en la misma tarde con Hannah y Dexter para sacar información. Aunque Dexter había prometido a su ¿nueva novia? que él se ocuparía de Sal… sabemos que la fémina va a envenenarlo. No quiere limonada pero nos fijamos que chupa sus bolígrafos… Hannah confiesa su crimen junto a Randall entre lágrimas y Sal, al entrevistarse con Dexter, ve el chantaje y pruebas que tiene para acusarle de un crimen que no ha cometido. Tiene un infarto y cae, golpeando con su cabeza, en la mesa del salón de Dexter. Pese a que intenta reanimarlo con un masaje cardíaco y Jamie es testigo de lo ocurrido —del chantaje obviamente no—, Sal muere para disgusto de Debra.


Hannah es interrogada brutalmente por Debra y saca toda la mierda posible pero se equivoca: mató a su marido porque no quería tener familia e iba a abandonarla… aunque tuviera un aborto natural después de liquidarlo. En análisis toxicológico no muestra toxinas y venenos y Dexter recrimina a Hannah que haya asesinado a Sal cuando lo tenía controlado. Además, Dexter confirma a su… repetimos… ¿novia?… que eliminó el material del ordenador de Sal sobre el que iba a escribir el libro sobre ella y su lado oscuro. Dexter previamente había recordado a sus antiguas amantes y compañeras de viaje: Lila Tournay estaba atraída por su oscuridad, Rita estaba cegada por la misma, Lumen necesitada de esa oscuridad para completar su venganza… pero Hannah acepta la luz y oscuridad de Dexter… a él en plenitud. Jugar con la química es peligrosa pero su unión y atracción es irremediable. Realmente esta temporada el motor y eje parece componerlo ahora la propia Hannah por encima de Isaak. Dexter tendrá que protegerla de futuras amenazas como la de su hermana, que decide tras escuchar en la grabadora de Sal la confesión del asesinato que cometió junto a Randall, llamar a su hermano para que liquide a su nuevo amor. Dexter tendrá que elegir y enfrentarse a su hermana mientras que LaGuerta vincula a los Morgan como sospechosos… La mesa de Dexter está servida… aunque no conozcamos ni el plato, ni el postre ni el cadáver. ¿Será el nuestro por la sorpresa que puede estar por llegar?

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