En “Boss” se trata una enfermedad. Pero no aquella que sufre Tom
Kane biológicamente hablando sino algo más etéreo, oscuro, invisible,
contagioso y desolador. El poder corrompe y el acalde de Chicago no es una excepción.
La dificultad para bajarse del trono puede ser divisada desde una serie
política hasta una musical (“Nashville”), pero aquí se representa el contagio sobre todos
aquellos seres que ansían el poder y no consiguen alcanzarlo o temen perderlo.
La demencia con cuerpos de Lewy tiene una base real pero la serie que
protagoniza Kelsey
Grammer no quiere revelarnos
enfermedades ocultas y grandes desconocidas a la sociedad sino otras presentes
e incorpóreas… Tan sólo nos interesa saber que la enfermedad tiene ‘duración’ y
no hay curación. El poder y la enfermedad de Lewy no hacen distinciones. Es
momento de revisar el noveno y penúltimo capítulo de la segunda temporada de “Boss”, “Clinch”.
Nos encontramos ante un carrusel de revelaciones y giros que dispone el season
finale hacía un gran clímax. Grosso modo, el argumento de “Clinch” nos sitúa en 48 horas cruciales para el gobierno del
alcalde Tom Kane y Chicago, ya que la ciudad está al borde de la quiebra. Es
necesaria la ayuda del Gobernador Cullen para intentar dilatar los plazos y
solucionar la crisis financiera de la ciudad. La petición es denegada y los
recortes se suceden enrareciendo el ambiente. En el ayuntamiento la Gerente de
Emergencias Elizabeth Borden y sus ‘hombres de negro’ llegan para hacerse cargo
al quedar poco para agotarse los plazos. McGantry es arrestado en la campaña
anti-corrupción que sigue llevando el fiscal Jeff Doyle a ‘petición’ de Kane…
aunque sabemos que Doyle quién quiere es al propio alcalde entre rejas como
venganza al parecer personal… Mona, a ‘petición’ propia, se encarga de intentar
un rescate federal y se dirige a Washington DC, ‘dando’ Kane el visto bueno…
Emma se enfrenta a su madre y le revela que conoce lo que hicieron para ‘drogar’
a su abuelo. Meredith contesta con una bofetada y Emma con un empujón. A la
mañana siguiente Emma se encuentra encerrada en su habitación como represalia
de su madre. Pide ayuda a Ian pero se halla ocupado atendiendo la ‘peticiones’
de Kane mientras que Darius está más preocupado ejerciendo de camello para
recuperar el dinero que le debe a Trey Rogers. Kenia Taylor ha regresado a la
acción después de retirarse los cargos y es el nuevo ojito derecho del Concejal
Ross. Trey tiene otra manera para que Darius pague su deuda y tras amenazar a
Kenia a punta de pistola en su coche… aprieta el gatillo.
Kane tiene un plan pero quiere que pensemos otro y hábilmente el guión y
dirección de “Clinch”
va enfocado a que pensemos lo peor para dar un golpe
duro de timón. Meredith se reúne con un amigo ¿y amante? empresario llamado Vacarro.
El plan es que los terrenos alrededor de Jardines Lennox que pertenecían a McGantry
ahora son terrenos estatales. La idea pasa por que el Gobernador Cullen venda
los mismos a Vacarro con la aportación y negociación de Meredith. No funciona
ni el jet ni el hipódromo… pero Kane tiene un as y carta en la manga. También
tantea a Ross…
Y nos quedan las elecciones estatales donde de nuevo Zajac está subiendo
en las encuentas… pero en un encuentro con Patty, su succionadora temporal, ignora
a la joven… produciendo que acuda a Kitty para hacer pública la felación y que
el mundo conozca que han existido ‘otras’. Kitty conoce que tirar por
ahí es una batalla perdida y sabe de antemano que Patty será destrozada. Decide
mentir a Walsh y aconsejar a Patty que no haga público el affaire. Walsh se
entera por su ayudante y ¿amante? Tina y se lo recrimina a Kitty: quiere ganar
cómo sea y acabar con Zajac. El karma es una justicia directa y Kane es un
mafioso, vengativo y criminal. Sabe que si gana Walsh no tendrá apoyos en el
estado en ningún punto y Zajac se está desmarcando de su sombra gracias a la
ayuda del fiscal Doyle. Este último punto parece un boceto de futuro para una
tercera temporada con Zajac como gobernador y el fiscal intentando encarcelar a
Kane… pero manda el presente. El sicario de Kane es Kavanaugh y sabemos que se
ha deshecho del asesino de Ezra y que supuestamente atentó contra su mujer. Kavanaugh
contrata a un asesino para liquidar a Tina con una sobredosis de ketamina
produciendo un escándalo al encontrarse el cadáver en la habitación del hotel
de su amante Walsh que al parecer también consumió dicha droga… La secuencia
del supuesto ‘envenenamiento’ es tal sutil que no vemos nada… aunque la
dirección de Mario
Van Peebles, plagada de
planos detalle, nos da la idea de que algo ha ocurrido. Obviamente Walsh con
semejante bomba va a perder las elecciones y Kitty sabe que está detrás de todo
Kane. Se reúne con Zajac y le cuenta todo: será el próximo gobernador y
pertenecerá al alcalde de Chicago.
El sobre y carta llegan a su destino y Cullen llama a Kane. Todo parece
perdido… pero llegan las revelaciones. Ian calma a Emma y hace caso al que
podría ser su hermanastro pidiendo disculpas a su madre por su comportamiento.
Recordemos que Meredith quería a su propia hija fuera de su casa… o sea, en
chirona. Así se las gastan los Kane… Mona vuelve con las manos vacías de
Washington y todo parece perdido con un alcalde que pasó la que podría ser su
última noche en el ayuntamiento. Kane va a dar una rueda de prensa pero suelta
la revelación y giro anunciando la reconversión de Jardines Lennox en favor de
la de un casino y un centro comercial, que salvarán la ciudad. Todo gracias a
Cullen, que supervisará y regulará el proyecto teniendo un jugoso trabajo cuando
deje de ser Gobernador, y al empresario John Vacarro. Agradece todo el esfuerzo
para realizar ese proyecto, para más inri, a Mona Fredricks… que se queda de
piedra, abandonando la sala de conferencias. Con el dinero que viene de los
bancos la ciudad ya no está en quiebra y Mona, después, le plantea toda la
manipulación y que le mandó fuera de la ciudad para poder realizar su plan.
Mona es despedida y Meredith también se siente nuevamente traicionada al no
decir su nombre… Kane siempre es un ser despreciable y egoísta que utiliza a
terceros para sus propios intereses…
Sam Miller sigue sobre su investigación sobre el
asesinato de Ezra Stone y contacta con el detective principal del caso pero
pone precio a su confesión en 10.000 dólares. Quiere a Kitty para que declare
la autoría de la firma de Ezra como Rosebud pero la rubia se desmarca y
comprueba que Sam está cegado por la ambición y tal vez tenga miedo de las
represalias de Kane. También le manda a la mierda. No obstante el fiscal Doyle,
que se está plasmando como gran y futuro principal antagonista de Kane, ‘invita’
a Kitty a subir a su ‘limusina’ con modales dignos de mafioso. ¿Qué querrá de
Kitty?
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