Erma
Bombeck
En su primera
temporada nos dieron los 13 siguientes pasos:
Primer episodio, “Happiness”, felicidad, segundo “Trust”, confianza, tercero “Fear”, temor, cuarto “Acceptance”, aceptación, quinto “Respect”, respeto, sexto “Conscience”, conciencia, séptimo “Pride”, orgullo, octavo “Anger”, ira, noveno “Compassion”, compasión, décimo “Isolation”, aislamiento, undécimo “Doubt”,
duda,
duodécimo “Sacrifice”, sacrificio
y decimotercero y último “Identity”,
identidad.
Y ahora, en esta
segunda temporada:
Primer episodio “Progress”,
progreso,
segundo “Letting Go”, dejarlo
estar,
tercero “Dignity”, dignidad y
cuarto “Guilt”, culpa.
¿Se siente culpable “Wilfred”
por algo? Esta temporada ha dado un giro tras otro para consolidarse en el
tercer capítulo: los tres puntos cardinales (de momento) que sobrevuelan la
vida de Ryan parece claros. Su nuevo trabajo de oficina, el amor
imposible que todavía siente por su vecina y el posible que puede emerger por
su compañera Amanda y, para acabar, la locura de ver a un perro vestido
de hombre (¿o era al revés?). ¿Cómo continuará con todo aquello el cuarto
capítulo de la segunda temporada, “Guilt”?
Es cierto que salvo
el arranque de esta segunda temporada el ‘nivel’ ha bajado hacia cierta
candidez y autocomplacencia en la serie de Jason Gann. Pero en “Guilt”
vuelve por fin un episodio con Wilfred-Ryan casi al 100%. El motivo de
la nueva lucha entre Wilfred y su mejor amigo es la aparición de Kristen,
la hermana mayor de Ryan. Recordemos que Ryan la chantajeó para
conseguir su orina (para que su amada Jenna no diera positivo) y provocó
la ruptura de su matrimonio al tener una aventura con su jefe. Para colmo… Kristen
está embarazada y no de Leo, su ex marido… Por el WhatsApp se entera de
que su hermana vuelve de la India y que se va a pasar por su casa…
Ryan
todavía se siente culpable por lo que le hizo a su hermana aunque le envió hace
meses un largo e-mail de disculpa. Wilfred, aparte de sentirse excluido
por su mal-amigo Gominolas, le explica a Ryan que los perros se
sienten culpables de sus actos durante cinco segundos. ¡No tienen tantos
problemas! Pero sí uno muy ‘gordo’ que surge cuando Wilfred ve la tripa
(y Caballo de Troya) de Kristen. La guerra entre perros y bebés no es
una leyenda sino una realidad para ver quién es más mono en la que se ha
derramado cientos de litros de sangre… WIlfred hará todo lo posible para
que ese futuro bebé al que le quedan tres meses de gestación abandone ese
cuerpo y muera… Ryan, no obstante, tiene problemas mayores aparte de
formalizar su relación con Amanda. Quiere conseguir el perdón de su
hermana y no un ‘Ksama’, que le cuenta que el Dr. Ramos volvió con su
mujer para romper y que ambos se aman.
El problema es que Wilfred
al mirar el bolso de Kristen descubre una orden de alejamiento… del Dr.
Ramos. Ryan se siente todavía más culpable al haber arruinado
completamente la vida de su hermana. Pero Kristen sigue con la farsa
diciéndole que Arturo ha comprando un pequeño piso en Brentwood y lo
está reformando: necesita quedarse unos días en su casa… Kristen no pasa
de importunar y sacar su vena mari-mandona como acto de resentimiento por mucho
‘Ksama’ que pretende mostrar a su hermano. Wilfred sigue intentando
sacar a su enemigo natural con toda clase de intentos y Ryan,
preocupado, se persona en casa para ponerle a ‘raya’. No tarda mucho en salir
el rencor de su hermana y el papel que escondía en su bolso… Kristen se
estresa y tiene una amenaza de parto… ¿o de aborto? Wilfred empieza a
celebrar que su enemigo de guerra puede ser erradicado pero los servicios
médicos confirman que necesita simplemente reposo.
El Dr. Ramos
se persona allí preocupado por el estado de Kristen. Revela a Ryan
que su mujer le hizo firmar la orden de alejamiento y Kristen le hace
pasar al dormitorio… A juzgar por sus gritos orgásmicos se reconcilian y a Ryan
le va a tocar dormir en el sofá. A la mañana siguiente el Dr. Ramos le
pide que su casa se convierta en su ‘palacio del amor’. Kristen en el
desayuno se da cuenta de que la auténtica responsable de su situación es ella y
ha focalizado su rencor en Ryan para no darse cuente… Con todo llega el
perdón real y la culpa desaparece. Es momento de que suene la alarma perruna…
Wilfred,
aparte de mostrarnos una nueva forma de auto-vudú sexual, nos desvela que los
fetos hasta que cumplen diez años no son personas… Eso sí, si matas a un tipo
de 11 años en adelante vas al infierno…
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